Puerto Rico

Heineken JazzFest 2004

 

Homenaje a Leandro Gato Barbieri

Anfiteatro Tito Puente

3 al 6 de junio

 

Texto: ©Israel Sánchez-Coll y ©Tommy Muriel

Fotografías del Sr. ©Antonio Esquilín y de ©Miguel Rojas

 

El jazz latino posee un nivel de energía como ningún otro tipo de música que conozca.  Su ritmo tiene algo que hace que el público participe intensamente.                                    

 Andy González

          El pasado mes de junio concluyó la decimacuarta edición del el Puerto Rico Heineken JazzFest, uno de los principales festivales que se preocupa por difundir la música de jazz latino en la cuenca del caribe. La diversidad de ritmos latinos como la salsa, el bossa nova, el tango, el mambo, el songo y el reggae,  y los ritmos tradicionales de los EUA, formaron en su conjunto las principales vertientes rítmicas que fluyeron en el gran caudal musical que presentó el maravilloso festival este año. 

 

Jueves 3 de junio arranca el festival

Jimmy Bosch y su Orquesta.

 No fue precisamente al Jazz latino a quien le tocó inaugurar la primera  noche del festival, esta vez el puesto le fue cedido a una orquesta que toca salsa pura y una de las que goza de buen prestigio en el ambiente Nuevayorkino, en efecto, la Orquesta de Jimmy Bosch.

                  

Izq. Jimmy Bosch montuneando en el trombón. Der. En su ya posee clásica, Nicky Marrero aguza los timbales, atacando a fondo la sabrosa melodía.

Foto de ©Antonio Esquilín.

El inteligente “árbol genealógico musical” de Bosch ha crecido con base a uniones muy bien calculadas  como lo son: Palmieri, Cachao, Paquito D’Rivera, Steve Turre, Cachao, Willie Colón, Ray Barretto, Celia Cruz, la Orquesta de Machito, Arturo O’Farril, entre otras. Esta familia en su conjunto, le ha aportado riqueza, le ha dado renombre a su magistral manera de interpretar la música y le ha permitido consolidar su característico estilo trombonistico, en la vieja senda del maestro Barry Rogers y la del sonido callejero de Willie Colón.  La Orquesta interpretó siete temas cargados de sabrosura, la primera pieza de avanzada fue “Otra oportunidad” donde se destacó el vocalista ecuatoriano Juan Rey Bayona, Angie Machado en la trompeta y los sabrosos ataques metálicos de Jimmy Bosch. 

                                

       

A la izq. el vocalista ecuatoriano Juan Rey Bayona (detrás suyo Georgie Padilla en el bongó y campana). Foto de ©Antonio Esquilín. A la der. El flautista panameño Mauricio Smith Jr.

Foto de ©Miguel Rojas.

 El termómetro que marcaba los grados de sabrosura continuó subiendo de manera acelerada, con la  intención de medir el posible desbordamiento emocional del Anfiteatro Tito Puente, el cual era ocupado por 5,000 personas  que se contorsionaban al compás de “La Cacharra”, donde el soneo del cantante peruano adquirió características de guapo, la que a su vez matizó, con el  timbre del legendario Héctor Lavoe.  La tercera pieza fue la versión latina de “Speak No Evil” cuya autoría es de Wayne Shorter, esta pieza le permitió al saxofonista barítono y flautista panameño Mauricio Smith Jr. (hijo del glorioso y ya fallecido saxofonista Mauricio Smith padre) destacar en los solos, acompañado del saxofonista Jeff Lederer y el veterano trompetista boricua Angie Machado.

 El derroche de sabor continuó con “Vengo a cantar” donde intercambiaron frases Smith (esta vez en la flauta) y Bosch aumentando la temperatura de la audiencia (al final de esta pieza hubo un breve pero sabroso intercambio de compases entre Georgie Delgado en la conga y el maestro Nicky Marrero en el timbal, este último la más reciente adquisición de la orquesta y pasando por quizás su mejor momento luego de su rehabilitación), seguido de “Toco el trombón,” del segundo disco de Bosch “Salsa Dura.” Aquí Marrero se lució a sus anchas en un largo y destacado solo donde, sin necesidad de abusar de redobles rapidísimos pero haciendo alarde de agresividad y sentido rítmico, dio cátedra de sabor y cadencia. Edwin Sánchez, quien ya había demostrado lo suyo en “La Cacharra,” también tuvo su espacio destacado con inmenso solo de piano aquí. “Descaragarana,” el tema de apertura del debut discográfico de Bosch, prosiguió con Bayona desplegando lo mucho que ha progresado como cantante desde la primera vez que lo vimos en suelo boricua para el recordado tributo póstumo a Héctor Lavoe (¿recuerdan el caballero que subió a tarima a cantar el tema de “Juanito Alimaña” y a hacerle la vida un poco más fácil a Tito Rojas esa noche? Ese es Bayona...). Al final el público pidió más salsa pesada, pedido que fue complacido con “Un poquito más,” donde toda la orquesta se destacó (aquí Georgie Padilla se robó el show con un espectacular solo a dos pares de bongoces).

La Orquesta completa estuvo compuesta por Jimmy Bosch en el trombón/coros, Nicky Marrero en los timbales, Edwin Sánchez en el piano, Rubén Rodríguez en el bajo (Rubén abrió y cerró el festival, como notarán más adelante), George Delgado en las congas, George Padilla en el bongo/cajón/guiro, Jeff Lederer en el saxofón tenor/coros, Mauricio Smith Jr. Saxo barítono/flauta y coros, el colorao Angie Machado en la trompeta/coros y “Ray” Juan Bayona vocal y maracas.  Sorprendió que a pesar de encontrarse el Anfiteatro Tito Puente una significativa porción de jazzeros recalcitrante, las tonadas de la salsa de Jimmy Bosh no encontraron resistencia de este grupo de personas, de hecho Jimmy Bosch lo anticipo en sus comentarios, donde expreso: “que eventos de alto calibre como los Festivales Europeos de jazz, ejemplo Montreaux, el californiano Playboy, JVC en Nueva York, el Newport Jazz Fest en el estado de Nueva York – donde recientemente tocó la Perfecta de Eddie Palmieri – incluyen grupos de salsa”.  En el caso de América Latina podemos recordar el Festival Barranquijazz de 1998, el cual se realiza todos los años en la ciudad de Barranquilla Colombia, cuando el día 12 de septiembre se incluyó para su cierre a la universidad de la salsa neoyorquina (y sinónimo de vanguardia), Manny Oquendo & Libre. En esa ocasión un conocido crítico escribió que eso “fue como bajarle la nota jazzistica al festival”, no obstante la gente cerró ese festival, feliz bailando salsa con Libre.

Spyro Gyra

          Concluida la anterior presentación el turno le fue cedido al celebre conjunto norteamericano Spyro Gyra, un grupo que destaca en su lenguaje musical, la tendencia jazz-rock-funk.  Spyro Gyra ya se había presentado en la  el festival de 1997.  Este grupo, que lleva más de veinte años de existencia, es dirigido por el saxofonista Jay Beckenstein, quien estudió en la Universidad del Estado de Nueva York en Buffalo, donde aprendió música clásica y Avant Garde, también estudió saxofón con  Edward Yadzinski, y John Sadola con quien aprendió las técnicas de jazz.  Su presentación sonó acoplada, de alta calidad y se observo que entre sus integrantes existe una buena química y cohesión; estos elementos solo se obtienen cuando la banda esta en expuesta a constantes presentaciones y sus músicos tienen poca tendencia a abandonar su banda madre.

          La propuesta que presentó esa noche comenzó con “Rock Away to Subset”, pieza de alto contenido eléctrico y mucho swing donde se destacaron el guitarrista de origen cubano Julio Fernández y el saxofón de Jay Beckenstein; el toque latino lo impusieron con la pieza “Calle 8” donde se percibió su notable acople como banda y demostraron que poseen capacidad embriagadora cuando tocan ritmos afrocaribeños, este tema fue uno de los que el público aplaudió con entusiasmo. El tercero fue “The Crossing”  composición del guitarrista Julio Fernández, en la línea afrocaribeña, la cual también motivó otro prolongado aplauso.  Luego el grupo tendió a oírse más lineal en las piezas subsiguientes, presentando poca versatilidad y/o variabilidad rítmica, cayó en un sonido en extremo eléctrico, de hecho en algunos toques de la guitarra eléctrica, se semejaron el estilo del desaparecido conjunto ingles “Deep Purple”. No es secreto para los que han seguido de cerca de esta agrupación que la misma perdió buena parte de su identidad sonora cuando abandonan la misma en diferentes circunstancias el baterista boricua Richie Morales, el percusionista Marc Quiñones (también boricua y a quien prácticamente “secuestraron” para su beneficio la legendaria banda de rock “The Allman Brothers;” Quiñones aún colabora con Spyro Gyra en sus grabaciones de estudio aunque ya no está de manera oficial con ellos) y, muy especialmente, el vibrafonista Dave Samuels quien fuera piedra angular de la banda durante casi toda la década de los 80’s y parte de los 90’s contribuyendo a la misma también como compositor. Las piezas fueron “Joburg Jam”; “Capetown Love”; In My Life – arrancó aplausos -; “Conversations”; una no tan bien lograda versión de su clásico “Morning Dance;” el blues “Daddy Got a New Girl Now”; “Wiggle Room” (donde el bajista Scott Ambush lució su desbordada creatividad y virtuosismo) y, como cierre, su versión de “Walk The Walk (encore)”.

    

Izq. en una expresión de entrega su director Jay Beckenstein en el saxofón tenor, a la der. El cubano Julio Fernández. Foto de © Antonio Esquilín.

          Spyro Gyra estuvó conformada por los miembros fundadores Jay Beckenstein (saxofón tenor, alto y soprano) y Tom Schuman (teclados), junto a Julio Fernández en la guitarra eléctrica y vocales; Scott Ambush en el bajo; y su más reciente adquisición el joven baterista cubanoamericano, Ludwing Alfonso. Un detalle curioso sobre el desempeño de Alfonso es el hecho de que siendo derecho lleva el “ride cymbal,” el platillo con el cual generalmente se acentúa el ritmo en contraparte con (o, dependiendo de la estructura de la canción, sustituyendo a) los hi-hats, a lo zurdo. Generalmente los bateristas derechos colocan el “ride” a la derecha de su setup, dejando el lado izquierdo para platillos de efectos (como el “china”) o el “crash.”

Viernes 4 de junio, segunda noche.

Edgar Abraham

 Edgar Abraham es un destacado saxofonista puertorriqueño que ha estudiado con ahínco la música clásica y el jazz, pertenece a la nueva nomina local de jóvenes que se han inclinado por tocar el jazz latino, su propuesta se caracteriza por fusionar la música marroquí, gitana, afro-boricua, brasilera y música oriental con elementos del jazz.  En su actuación lo acompañaron Samuel Morales en el bajo, Antonio Renovales en el piano; Carlos Machado en las congas;   Coco Barez en la percusión, Piro Rosado en la batería y Pancho Irizarry en la guitarra.  Desde el inicio de la primera pieza “Brasilera”, una especie de batucada de su propia inspiración, hasta el final con “Ea Conga”, Edgar comenzó a brincar y correr por todo el escenario, cayendo en un paroxismo espectacular y obnubilando a los miembros de su propia banda.  Sin entender de manera conceptual que el Jazz es precisamente improvisación y goce colectivo, todos sus músicos de su banda no tuvieron cabida para mostrar su virtuosismo e ideas libres. Era como si presenciáramos un soliloquio, en donde un músico absorto improvisaba, mientras sus músicos, tan solo se limitaban a acompañarlo en su show.  Su segunda pieza “Caribe Fussion” recreada en ritmo charanga, lo motivó a invitar a su padre Edgar Marrero – violinista de la Sinfónica de Puerto Rico –  para acompañarlo.  Sus saltos subieron de velocidad en Café Prieto donde lanzó el saxofón hacia arriba y lo esperó con sus brazos extendidos para que cayera en sus manos; mientras algunas personas en la audiencia, festejaban esta especie de malabarismo musical. El paroxismo lo llevó arrojarse al suelo y tocar acostado el saxofón. Siguió la pieza “Caliente” una tonada afro-tango, luego “Enamorado de Ti”, una tonada gitana, luego la melodía “Un Cigarro y Tú en mi Pensamiento”, la octava pieza, el estándar “Summertime” invito a sumarse a su espectáculo a Nydia Caro, quien con una voz lenta, apagada y sin fraseo de jazz la cantó. Edgar continuó con la pieza “Batata” y finalizó su show con “Ea Conga”.  Pese a la desbordante energía y a su malabarismo musical, el joven tiene talento para los arreglos, ya que las piezas tenían muy buena entonación.

 

Monty Alexander y su Grupo.

Fue la noche del viernes, la primera participación del Grupo de Monty Alexander al Festival, sus miembros altivos y sin arrogancia, fueron llegando uno a uno al estrado. Las primeras notas las inició el bajista norteamericano Hassan Shakur, luego entró el destacado baterista Desmond Jones, a los pocos instantes se agregó Wendel Ferraro-Aka en  la guitarra, luego Horace James en el teclado eléctrico,  y finalmente entró su miembro principal, el pianista Monty Alexander.  Todos ya en equipo se diluyeron dentro de la primera pieza “Redemption Song” (de Bob Marley),  la misma aparece incluida en el CD que grabaron este año, el cual lleva por titulo: “Rocksteady”. 

 

        

A la der. El baterista Desmond Jones y a la izq. Monty Alexander tocando una flauta – pianola. Fotos de ©Antonio Esquilín.

El Grupo continuó con un extenso homenaje a Bob Marley, destacandose el tema “No Woman no Cry”, el cual fue tarareada por una gruesa franja compuesta por jóvenes que en los últimos 10 años se han inclinado y/o abrazado el Reggae en la Isla.  También se destacó el tema “Exodus”, donde se evidenció el dominio que tiene el Grupo por la fusión del Reggae con el jazz.  La audiencia juvenil logró que el director Monty Alexander los complaciera dos veces, luego de concluir su actuación, la cual descansó en el Homenaje que le ofreció Monty a Marley a mediados de 1998, en el CD “Stir It Up”.

El Quinteto de Tony Peréz

Pasada la media noche del viernes, el turno y cierre le correspondió al pianista cubano Tony Pérez, quien a pesar de sus 30 años, ha actuado y grabado con varias estrellas de la música latina. En 1992, grabó con Isaac Delgado en el CD “Con Ganas”, años después compuso, realizó arreglos y participo como pianista, con las legendarias Estrellas de Fania. También  colaboró con Celia Cruz, con José Luis Cortes, con Mayito Rivera, con el trombonista Juan Pablo Torres y con la Orquesta Puerto Padre.  En 1998 a petición del pianista Chucho Valdés, Tony Pérez tocó el piano con el grupo cubano más renombrado en la historia reciente de la música moderna cubana, ‘Irakere.’ También tomó parte en la exitosa producción “La Rumba Soy Yo,” una grabación que obtuvo el premio Grammy en el año 2001, en los Latin Music Awards.  Dado a su relocalización en los E.U.A Tony Pérez se ha embarcado en una exploración musical pasando a un estilo más intimista.

 

    

El pianista cubano, Tony Pérez. Y Giovanni Hidalgo en las congas.

Las fotos son de ©Miguel Rojas.

El quinteto estuvo compuesto por Giovanni Hidalgo en las congas, timbales y percusión; Horacio “El Negro” Hernández en la batería y percusión; Charles Flores en el bajo acústico y bajo eléctrico, Jon Ball en el saxofón tenor, saxofón soprano y en la flauta y Tony Pérez en el piano.  La primera pieza con que bombardearon el público fue “Contradanza Rápida”  donde Pérez demostró que posee una buena técnica y velocidad en sus compases rítmicos.  La segunda pieza fue “Puerto Padre”, del desaparecido Emiliano Salvador, le siguió “Encanto” esta pieza se tocó en un frenesí acalorado y libre, lo que la hizo agresiva al paladar sonoro del buen melómano; siguió “La Diferencia”; la balada “Joemma” donde el Negro Hernández mostró su intimismo y sutileza en el manejo de la percusión; “Analógico”; La Danza; Jazzy (Willie Colón) la critica local la consideró “un arreglo más depurado y jazzistico que la de Colón”, la introducción la llevó a cabo Giovanni Hidalgo con un solo de congas, la pieza continuó en aumento hasta alcanzar el clímax con la mezcla de los timbales a cargo de Giovanni y la respuesta del Negro en la batería.  Luego tocaron “Sweet Remember”, “Train Ride” y cerraron con “La Mulata”, ya pasada las 2:00 de la mañana.

Viernes 4 de junio, tercera noche.

Tito de Gracia y su Naoka Jam

 La tercera noche del festival, comenzó con la monumental actuación del timbalero Tito de Gracia [su apelativo de Tito se lo puso la mamá cuando era un niño, dado a que ella era fanática del maestro Tito Puente] quién presentó una banda muy bien acoplada y lo suficientemente ensayada para interpretar las piezas de su primer CD “My Latin Roots”, las cuales sonaron a la perfección.

Tito de Gracia en la batería y Raúl Rosario en las tres tumbadoras. 

 Fotos de ©Antonio Esquilín.

 Ha manifestado Rafael De Gracia en una entrevista, que los músicos que realmente le influenciaron desde joven son Machito, Tito Puente, Tito Rodríguez, Willie Bobo, Mike Collazo, Changuito Quintana, Orestes Vilató y Nicky Marrero.  Gusta de Francisco Aguabella, Patato Valdés, Ray Barretto y Tata Guines.

 La pieza introductoria de su noche fue “Songo Pa’ ti” un songo donde Tito se destacó en los timbales, esta pieza fue largamente aplaudida. Luego tocaron “Cloudy Day” un chacha/jazz con cambios en tiempo. Estrenó una versión particular de “She is Michelle” pieza original de Leandro “Gato” Barbieri dedicada a su fenecida esposa “Michelle”, y que Tito a su vez dedicó a Gato como un  homenaje personal (aquí el trombonista Gamalier González se destacó magistralmente como acompañante, dándole otro matiz a la pieza).  Siguió con “Sueños” una salsa/jazz; luego  “6th & 8th Street” donde entró a tocar como invitado especial, David Rosado-Cuba en el tambor iyá, el mayor de los batás.  Después tocaron “Don Cholo”, “Funkallero” y “Get To Gether”.  Naoka Jam estuvo compuesta por Tito de Gracia en los timbales, Raúl Rosario en las tumbadoras, Ramón “Raymond” Rodríguez en los bongoes, guiro y campana, Ricardo “Ricky” Lugo en el bajo, Juan Carlos Sierra en el piano, Manuel Pelallo en el saxofón tenor, Gamalier González en el trombón y el veterano Fernando Marcano en la trompeta.

          La propuesta musical de Tito complació al público, quien a su vez le respondió con largas salvas de aplausos, y en efecto, agotó las aproximadas  200 unidades de su primer CD, que estaban colocadas en las tiendas que venden artículos alusivos al Puerto Rico Heineken JazzFest.

Homenaje a Leandro Gato Barbieri

 

En la foto captada por nuestro fotógrafo, el Sr. Esquilín, Leadro “Gato” Barbieri nos muestra su estilo característico de tocar el saxofón. 

Foto de ©Antonio Esquilín

 

 Y llegó el momento tan esperado por todos, Leandro “Gato” Barbieri sube al estrado con sus atuendos típicos: sombrero negro de ala ancha, bufanda alrededor de su cuello y su arma predilecta el saxofón tenor en sus manos. La audiencia emotiva lo observa llegar, él se coloca su saxo en el cuello, de pronto estalla un aplauso cerrado y multitudinario, el venerado argentino saluda a todos con gestos taciturnos y fríos, de inmediato da una señal y arranca la melódica entonación “Cuando Vuelva a tu Lado”, la tonada cadenciosa fue interpretada con un fraseo bien melodioso, donde Gato yuxtapone su lacónico fraseo con la calidez sensual de su tono.

Su segunda pieza forma parte de sus interpretaciones históricas, gato apretó el botón de la sabrosura y se dejó escuchar “Europa”, toda la audiencia absorta explotó en gritos, aplausos y gestos emotivos, el estilo y sonido fueron inconfundibles y transparentes, la pieza se escuchó nítida. Compuesta por el guitarrista chicano, Carlos Santana y por Tom Coster, Gato la interpretó para el LP del mismo nombre hacia finales de los años 70’s, en efecto, cuando Santana se encontraba en plena exploración con sonidos Suramericanos, Asiáticos y Arabescos. Luego continuó con “Summertime” y “Llamerito”. 

Su quinta pieza “Bolivia,” la cual contiene aires y sonido de los Andes, se prestó para que Leandro fuera empujando al público por paisajes imaginarios de ríos, montañas, la espesura de la selva boliviana,  adornada con sonidos que imitaban los ruidos de  los animales que habitan la región; su grito del arriero [cuando los gauchos de la pampa argentina, conducen el ganado a pastar] que popularizó en Argentina para los años 60’s, también se escuchó como fondo.  Al instante la voz de Leandro se torna dramática, y expresa: “es el momento en que capturan al Che Guevara”; entonces, entona un canto luctuoso con su saxofón, extiende su mano derecha al público y remata: “llega el momento, el ocaso, matan al Che”, de repente salen gritos de su boca aún sin abandonar el saxo: “no me maten”, “no me maten”, coloca su rodilla derecha en el estrado, con su mano derecha apoya su cuerpo y con su izquierda enmudeció su arma brillante y fría.  El estruendo del aplauso del público sacudió el silencio, la emoción se integró al póstumo homenaje de un icono latinoamericano, quien falleciera en los picos de las revueltas estudiantiles a finales de los años 60’s.

Todos recuperados de la emotiva pieza, Leandro interpreto “I Want You” y termina con la famosa “Emiliano Zapata”.  Previó a llegar la fase final de la actuación de Leandro “Gato” Barbieri, el Sr. Luis Álvarez productor del evento, el Sr. Joy Salas y la Sra. Tere Benítez se dirigieron hacia el homenajeado, “Gato” Barbieri.  Luis  Álvarez  le expresa palabras gratas con respecto a su historia musical, a su rico pasado y la importancia de su música para la cultura global.   Se le hizo entrega de la pintura que ilustra su homenaje del festival, la cual fue pintada por el artista local Dennis Mario. 

 

 

Luis Álvarez, Productor del Heineken JazzFest, Joey Salas su Coordinador General, anfitrión y voz sonante del evento, y el maestro Leandro “Gato” Barbieri.

Foto de ©Antonio Esquilín.

Luego el Sr. Álvarez presenta a Gato y al público - que asume la condición de testigo protocolario -, a la Sra. Tere Benítez, viuda del pintor Andy Bueso, quien para el año de 1996, inspirado en la admiración que profesó por la carrera musical de Gato, pintó una obra que jamás pudo entregar y/o ofrecer a Leandro.  Con palabras emotivas la Sra. Benítez le expresó: “Gracias por tú música, por la inspiración que le diste a mi esposo, siempre estarás con nosotros”, de inmediato le entregó el cuadro, Gato, la miró, le agradeció y expresó: “He perdido mi vista, casi no veo”; tomó ambas pinturas y las entregó a su séquito.

 Para esta presentación Leandro “Gato” Barbieri, contó con la siguiente nómina: Mario Rodríguez, la bujía del grupo, en el bajo; Diego López en la batería; el impresionante Roberto Quintero en la percusión (Quintero no necesariamente es un desconocido para nadie en este festival; ya había venido hace varios años con Ralph Irizarry y su Timbalaye); el veterano Mark Soskin, en los teclados y por supuesto “Gato” Barbieri en el saxofón tenor.

Dianne Reeves

 El cierre de la noche le correspondió a la sublime cantante afro-americana, Dianne Reeves quien posee una poderosa voz contra-alto, un amplio registro y un swing devastador. Dianne Reeves es una vocalista con una reputación internacional, su nombre salto a la fama en los años 80’s, cuando fue descubierta por la casa Blue Note, durante una época en que surgió un renacimiento mundial por el jazz.  Nacida en  Detroit pero llevada a los dos años de edad a Denver, fue descubierta por el trompetista Clark Ferry cuando estudiaba en la escuela secundaria, Clark la aconseja y la estimula a que se matricule en la Universidad de Denver, para luego proseguir sus estudios en California,  ella gana su primera exposición internacional en 1981, durante un tour con la banda del famoso director brasileño Sergio Mendes.  Ha colaborado con grandes personalidades del jazz: el saxofonista Joshua Redman, el trompetista Roy Hargrove, el flautista Hubert Laws, el guitarrista Kevin Eubanks y el percusionista brasileño Airto Moreira, de otro lado, ha sido merecedora de tres premios Grammy.

 

Dianne Reeves, en la parte vocal; James Genus, en el bajo y Greg Hutchinson, en la batería. Foto de ©Antonio Esquilin.

 El acompañamiento musical de Dianne, estuvo integrado por el maestro Peter Martin en el piano; James Genus (en sustitución de Reuben Rogers), en el bajo, y Greg Hutchinson en la batería.

 Su primera pieza fue “Morning Has Broken”, una hermosa melodía del cantante ingles Cat Stevens, quien la convirtiera en un estándar de la música pop para los años 60’s. Fue escrita por Cat Stevens y Eleanor Farjeon, [Cat Stevenson cambió de nombre, ya que abrazó la fe Islámica, se llama hasta hoy día Yusuf Islam], la interpretación fue devastadora. Continuó con “I Remember Sarah,” “Skylark,” “Blue Prelude/Nine” y para sorpresa cantó el estándar de Mongo Santamaría “Afro Blue”, con letras de Oscar Brown; de particular sorpresa fue, que se apoyó en cantos de la religión Yoruba; siguió con “You go to My Head” y finalizó con “In Your Eyes”.  Aclamada por el público y aplaudida hasta el delirio, la cantante regresó al estrado para cantar un nuevo estándar, esta vez fue “Aguas de Marzo” de la desaparecida cantante brasilera Elis Regina.

Domingo 6 de junio, finaliza es Puerto Rico Heineken JazzFest 2004.

Trio de Paz

 

De izq. A der. Romero Lubambo, en la guitarra acústica; Nilson Matta, en el bajo y Duduka Da Fonseca, Batería. Foto de ©Antonio Esquilín.

  [La actuación de la Banda de Profesores de Berklee y los estudiantes becados por Berklee College of Music, nos fue imposible cubrirla ya que cayó un fuerte aguacero durante la presentación, lo que nos obligo a muchos de nosotros a refugiarnos bajo techo... y a algunos cuantos más a confinarse en sus carros hasta que amainara el agua.]

          Terminada esta presentación, subieron al estrado un trío acústico de músicos brasileros, compuesto por Romero Lubambo en la guitarra acústica; Nilson Matta en el bajo y Duduka Da Fonseca en la batería. Interpretaron temas de los compositores: Antonio Carlos Jobim, Egberto Gismonti, Baden Powell y Paul Desmond.  El orden de sus piezas fueron: “Saudade da Samba”, “Café” (aquí Matta se luce con un solo de elegancia y mucho sentimiento), Bachiao (este tema original de Lubambo toma su nombre de la combinación de Bach y el ritmo brasileño conocido como baiao), el estándar “Take Five” (ellos lo rebautizaron como “Take Five in Three” dado que le cambiaron la métrica de 5/4 a 3/4), el estándar “Wave” de Jobim, “Baden” (en esta pieza dedicada al maestro Baden Powell, donde se incluyeron citas de las Cuatro Estaciones de Vivaldi, Fonseca se destacó en el tamborim y con las escobillas en el drum set) y “Spirits”. 

Para ser la primera vez que visitan la isla como agrupación, su desempeño rindió buenos frutos. La impecable y a la vez asombrosa digitación de Lubambo, el excelso trabajo de Matta como puente armónico/rítmico y la precisión a prueba de balas de Fonseca cautivaron a la audiencia, poco acostumbrada un espectáculo que es mucho más complejo musicalmente que lo que aparenta, muy a pesar de la sencilla instrumentación que utilizan. No es fácil llegar a ese nivel de cohesión, de interacción y de virtuosismo colectivo que ellos tienen como trío. Cabe destacar, por cierto, que este trío ha acompañado a infinidad de artistas, tanto en Brasil como en la escena jazzística a nivel mundial (y los resumés de ellos tres, a nivel individual, son aún más impresionantes), pero como agrupación solo han grabado cuatro álbumes hasta la fecha. En su más reciente, “Café” (del cual estrenaron buena parte del material en esta presentación), participan de invitados el virtuoso Joe Lovano, la propia Dianne Reeves y el maestro César Camargo Mariano.

Jazz at Lincoln Center Afro-Latin Jazz Orchestra.

          El cierre del festival fue impactante, era como si todos estuviéramos a la espera de un monstruo.  En efecto, el tamaño de su figura se apreció, cuando el estrado fue milimétricamente habitado por 4 trompetas, 4 trombones, un bajo, una batería, dos equipos de percusión, 5 saxofones y un piano de cola.  Todos los espacios fueron copados por relucientes instrumentos que producían centellantes luces, con el impacto de los potentes reflectores que poseía el estrado.  Joey Salas solo alcanzó hacer la presentación, al llamar el monstruo por su nombre, “la Jazz at Lincoln Center Afro-Latin Jazz Orchestra” y de inmediato se poblaron los instrumentos con figuras de renombre, en efecto, el maestro Arturo O’Farrill, en el piano; Michael Phillip Mossman, John Walsh, Jim Seeley y Michael Rodríguez en las trompetas y flugelhorns; el maestro Reynaldo Jorge, Noah Bless, y el maestro Luis Bonilla en los trombones; Douglas Purviance en el trombón bajo; Rubén Rodríguez (junto al trompeta Rodríguez los únicos dos músicos que no ejecutaron solo alguno en esta presentación) en el bajo; Phoenix Rivera, en la batería; Joseph “Joe” González en el timbal, bongó y percusión menor; el maestro Milton Cardona en las congas; el maestro Bobby Porcelli y Erika Von Kleist, en los saxofones altos; el maestro Mario Rivera, “El Comandante” e Iván Renta, en los saxofones tenores y el maestro Pablo Calogero en el saxofón barítono. En total 18 músicos dentro del “Caballo de Troya.”

 

Arturo O’Farrill, Director y pianista. Foto de ©Antonio Esquilin

          Arturo O’Farrill golpeo con su zapato derecho tres veces el piso del estrado y todos los músicos acoplados interpretaron “Wild Jungle” de Machito, con arreglos modernos de la Banda de Arturo y destacándose Walsh, Renta y Mario “El Comandante” en los solos, seguidos de un breve solo de timbal de Joe González, el último bongosero tanto de Bauzá como de Chico O’Farrill... y a quien eventualmente la historia le otorgará su justo crédito como uno de los mejores bongoseros de la música afro-caribeña.  El Mambo del Palladium de los años 50’s regresó y reencarnando tomó vida, la cara de los asistentes bajo la luz de esta pieza, era entre el susto y el asombro.  Estimulados por la música, recreamos en nuestra mente esas grandes veladas en el Le Sans Sousi y Montmartre en La Habana tocando la poderosa Big Band de René Touzet con Chico O’Farrill en la trompeta, o la Orquesta Bellamar, grupo de jazz compuesto por los hermanos Luis y Pucho Escalante que hicieron historia en el Le Sans Sousi.  Machito y Dizzy Gillespie, en el Arlo Ballroom o quizás en la Conga, o Chico O’Farrill en el Birdland, todos en Nueva York. . . asombroso.

          Luego tocaron “En la Oscuridad”, un bolero jazzeado compuesto por Rafael Solano y un éxito arrollador en la voz de Tito Rodríguez, ahora bajo el comando del Comandante en el sax tenor.  Los aplausos y gritos eran incansables.

 

         

Los maestros Milton Cardona, en la percusión y Mario Rivera (“El Comandante”), en el saxofón tenor. Foto de ©Antonio Esquilín.

          El repertorio siguió con los arreglos modernos de los temas “Zambia,” clásico de Bauzá con Machito (destacándose Porcelli, Purviance, Renta y Milton Cardona); el “Havana Blues” de Chico O’ Farrill (destacándose Reynaldo Jorge, el primera trompeta Mossman y la única fémina del grupo, Erica Von Kleist); “Humility,” tema original del trompetista Tom Harrell (con solos a cargo de Jim Seeley, el propio O’Farrill al piano y un sabroso intercambio entre Gonzalez en el bongó, Cardona en las congas y Phoenix Rivera (hijo de Mario Rivera, por cierto) en la batería); la pieza inédita “Iron Jungla,” una bomba – yubá compuesta por Papo Vázquez (donde se destacó un solo de congas de Milton Cardona, así como el virtuosismo de Bonilla (uno de los más aplaudidos), Seeley, Calogero, Porcelli y Renta); y la obra maestra por excelencia de Chico O’Farrill: el “Afro Cuban Jazz Suite,” pieza en cinco movimientos donde destacaron Walsh (trompeta con sordina), Mossman, Bonilla, Renta, Porcelli, Cardona y González. Para el cierre, nada más apropiado que “Mambo Birdland,” una de las últimas joyas de Tito Puente y donde se lucieron Bless, Calogero y Von Kleist. Para la ñapa escogieron otro tema emblema de Puente, “Para Los Rumberos,” la cual sonó como un estallido de furia y energía.

          Sin restarle méritos al maestro Juan Formell y su legendaria agrupación Los Van Van (quienes originalmente estaban anunciados para el cierre de este festival y por problemas con las visas fueron cancelados), ellos muy difícilmente pudieran haber igualado la magnitud, la excelencia y el swing arrollador con el cual la Lincoln Center’s Afro Latin Jazz Orchestra cerraron este Jazzfest. Para quienes no teníamos la fortuna de oír una verdadera orquesta de Mambo y Swing de los años 50’s, esa noche del 6 de junio fue la mejor fortuna que nos deparó el olfato de buenos melómanos.  Ojalá que de ahora en adelante el Puerto Rico Heineken JazzFest, presente con mayor frecuencia grandes Big Band.

El celebre saxofonista alto de la Orquesta de Tito Rodríguez, Bobby Porcelli.

Foto de Antonio ©Esquilin.

 

 

 

Los venerables: Chico O’Farril y Mongo Santamaría, para 1995. La foto es de ©John Abbott.

 

Nuestro agradecimiento de manera sincera a Ada Torres Toro y a Marianne de Haro, quienes estuvieron a cargo de las relaciones públicas del festival este año y cuyo trato fue sumamente cordial y ameno, a Luis Álvarez y a la gerencia de Méndez & Co. por confiar en nosotros y a los compañeros periodistas/fotógrafos con quienes compartimos e intercambiamos notas a lo largo de las cuatro noches del festival: Hiram Guadalupe, Félix “Guayciba” Ayala, Jaime Torres Torres, el profesor Elmer González, Conrado Pastrano, el Dr. Jaime Claudio, el Dr. Carlos Iramaín (al momento de escribir estas líneas, esperamos ya le haya bajado el disgusto por  abrir el festival con salsa dura en vez de jazz tradicional... mucho aché y bendiciones para usted), José Arroyo, Javier Antonio Ortiz Quiñones (el JAQO menta’o, señores), y a tantos otros que se nos escapan a nuestra corta memoria al momento de redactar. Gracias igualmente a nuestros fotógrafos Antonio Esquilín y a Miguel Rojas por tan excelente trabajo.

 

 

 

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