Siguarajazz, veinte años cruzando el puente

Por. Diego Andrés Aranda Estrada | Especial para Herencia Latina

Siguarajazz

El panorama salsero de Medellín no se puede analizar sin contar con la labor desarrollada por Siguarajazz Orquesta, un ejemplo de música con base en la idiosincrasia de la Medellín de barrio.

Desde los años 40 del siglo XX, el crecimiento de la malla urbana de la zona que fuera conocida por aquel entonces como Pérez Triana llevó a recomponer su estructura, repensar el contexto arquitectónico y organizar el inminente crecimiento poblacional de una zona que fue concebida como barrio obrero. Su nombre fue cambiado al de un médico que trató a uno de sus arquitectos, pues el urbanizador Antonio J. Álvarez, decidió rendir un particular homenaje al galeno venido de Bogotá, Juan Evangelista Manrique, quien lo había atendido en tiempos de enfermedad. Esta zona evoca en sus aires del pasado, el recorrido del tranvía que cediera terreno a los buses en los años sesenta; también, el auge del tango que sigue teniendo su símbolo mayor en la carrera 45 que suena a Gardel.

El sector se subdividió en tres zonas, debido a que al lado de la clase alta del barrio Manrique, crecía otra Medellín que acogió a gentes venidas por el atractivo industrial, la búsqueda de oportunidades, las secuelas de la violencia y entonces tuvo apellidos como ‘Central’ y ‘Oriental’. Los procesos culturales sobrevinieron inevitablemente. Hoy por hoy, el tango mora estos territorios junto al rap, el hip hop, y la Salsa se ha paseado libremente por estas calles, desde las radios que sintonizan desde mediados de los años ochenta los 100.9 FM de Latinastereo, cuya música y particulares locuciones dieron un vuelco, no sólo en esta zona sino en la ciudad entera, alrededor del más grande de los conceptos musicales antillanos.

En Manrique oriental ocurrió un fenómeno alrededor de este asunto y es que se convirtió en cantera de músicos que pronto forjaron un interesante movimiento salsero, a partir del gusto por la música, las ganas de ser como sus ídolos, el atento acogimiento de la academia de las artes sonoras y la formación de agrupaciones con un acento paisa bien marcado, en expresiones, en formas de tocar y asumir la Salsa como el idioma universal del barrio, de su barrio, en muchos casos con mensajes originales surgidos de la calle, de la vivencia y del goce.

Una de estas agrupaciones es Siguarajazz, un referente obligado si se cuenta la historia de la Salsa en Medellín, el más relevante grupo para quienes vimos este surgimiento desde otras latitudes, pues cuando en Bogotá comenzó a gestarse un nuevo sonido capitalino salsero para el nuevo siglo, Siguarajazz daba muestras visibles de impacto a nivel de país y abriría el camino, como Eleguá lo hace en el universo afrocubano.

Su cultivado adalid y líder desde la génesis de la agrupación, el bajista Juan Fernando García, aceptó hablar acerca de la historia de su colectivo que como su barrio, ha vivido en constante evolución, sin perder la esencia. Sostuvimos una sabrosa conversación que dio vida a esta modesta entrevista sobre vivencias, discos, canciones y un esfuerzo que llega a sus veinte años de luchas y dichas. Este es el legado de su director Juan Fernando García, Juancito Trucupey, de Tony Peyton, que son legión y son la misma persona, junto con sus amigos, sus familiares y un público que les ha seguido, dentro y fuera de la Medallo salsera, ese escenario citadino que les ha proporcionado todo.

Diego Aranda: - Saludos Juan Fernando. ¿Cuándo nace Siguarajazz? ¿Tienes alguna fecha exacta?

Juan Fernando García: - Bueno, soy Juan Fernando García, director de Siguarajazz Orquesta desde su fundación. Precisamente, te cuento, Siguarajazz como tal, nace en el año 2000 y por eso estamos celebrando los veinte años de llamarnos Siguarajazz. Es un nombre que nace de la necesidad de explorar porque veníamos con una referencia del año 96, la fundación ancestral de un grupo llamado Siguaraya Cuarteto que era el primer proceso, con instrumentos armónicos, en mi caso el bajo y se da la llegada de Orbe Ortiz, músico cubano, a quien le debo mucho porque fue quien me mostró mucho y a quien aprendí esa dinámica de la escritura y de la creación y en el año 1999 queríamos existir de otro modo y con la llegada de Internet averiguamos y nos dimos cuenta de que había otros grupos con ese mismo nombre y nos vimos en esa encrucijada ¿Qué vamos a hacer? Esperamos un mes, dos meses y nada. Ese año 2000, bajando por la calle ‘Caracas’ con la carrera ‘El Palo’, Edwin Marín, baterista y fundador de la orquesta, me dijo: -Trucu, ¡SiguaraJazz! y yo le dije:

¡Genial! ¿Por qué? Porque hacemos Salsa, fuera de eso nos gusta mucho el Latin Jazz, estamos haciendo parte de un proceso con el Jazz Colombiano. Cazaba muy bien. Eso fue en el año 2000.

D.A. -¿Quiénes integraban Siguaraya en un comienzo?

J.F.G. – Fuimos Orbe Ortiz, músico cubano, en la guitarra; Nicolás ‘Nicky’ García, mi hermano, en las congas; Edwin Marín en la batería y empecé yo en el bajo eléctrico.

Esto hasta el año 1999 cuando Orbe Ortiz viaja y sale de Colombia y es entonces cuando yo asumo el liderazgo del proyecto musical, a la misma vez iniciaba yo mis estudios de contrabajo en la Universidad de Antioquia y entre mis deseos estaba aprender la orquestación, la creación y empecé un proceso muy lindo de aprender lo básico en música y en el 2000 empiezo un nuevo formato con vientos.

Incluimos al pianista Vladimir Marín, hermano de Edwin. Ellos son de Castilla (barrio de Medellín) y fueron parte fundamental de lo que es hoy Siguarajazz. Recuerdo que estaba Alexander Jurado en el saxo alto, Vladimir Hurtado en el Trombón, Said Hurtado en la trompeta. En la percusión teníamos a Nicky García, a Edwin Marín, mi otro hermano Sebastián García quien estaba apenas comenzando.

Así van pasando varios años y entran algunos músicos y salen otros. Más o menos en el 2002 ó 2003 llega Diego Lopera en el piano y José Tobón y de ahí en adelante, pues, ha variado pero se mantiene una base muy estable

D.A. - ¿Cómo llegó la primera oportunidad para grabar?

J.F.G. – Recuerdo que fue por iniciativa nuestra, en el 2007 en enero, y era nuestra primera oportunidad para mostrar nuestro trabajo, con un gran esfuerzo porque somos independientes y era difícil porque no teníamos apoyo de entidad alguna. Con esa convicción y con esa concepción de la situación, dije “si no lo hacemos nosotros nadie lo va a hacer” y es donde agradezco mucho a José Tobón quien ha hecho parte fundamental en este proceso empresarial porque siempre ha estado conmigo en este proceso empresarial y es cuando nace “063” nuestro primer disco que es un homenaje a la música colombiana, a nuestros abuelos y que lo hicimos ‘con las uñas’ y con la ayuda de varios amigos que se sumaron y ayudaron a que los gastos no fueran tan grandes, lo más módicos posibles. Por ejemplo contamos con la ayuda de la Casa de la Música que nos prestaron el Salón Azul y nos dieron la posibilidad de utilizar el piano de cola de Teresita Gómez. Fue muy especial porque este disco lo grabamos totalmente en vivo, todos juntos en un salón, contrabajo, batería, tres pitos (vientos), piano. Fue nuestro primer disco y se convirtió en un trabajo de culto.

D.A. – ¿Qué música contiene este disco, porque hay aires colombianos ahí y por qué ‘063’?

J.F.G – Se decidió hacer este trabajo como un homenaje a nuestros abuelos, a nuestras montañas, de hecho tiene esa mezcla entre lo urbano y lo tradicional. 063 era el número de la ruta del bus, en aquel entonces, la cual tomaban los muchachos para ir a ensayar a la casa de mi mamá. El tema que da nombre a este disco es un merengue tradicional de la Costa Atlántica fusionado con Jazz, composición de Diego Lopera. Así como este, todos los números recrean aires tradicionales de Colombia, del Pacífico, de la Zona Andina, del Caribe y podemos encontrar allí pasillos, bambucos y también cumbias, porros, currulaos, puyas. Se había desarrollado desde diez años atrás y decidimos iniciar con ella precisamente por eso, hacer un homenaje a lo que somos, a nuestra tierra. Fue para nosotros muy significativo.

D.A. – Y entonces viene el segundo trabajo…

J.F.G – Si. Entonces ahí viene “Manrique Mambo” que también estaba listo previamente y este pasa a ser un homenaje al barrio, a la esquina, al lugar donde nos desarrollamos, donde aprendimos a escuchar Salsa. Nos enamoramos de la Salsa. Un homenaje a la Salsa brava, al melómano, a todos esos años que nos pasábamos escuchando LPs allá en Manrique, conociendo de este movimiento, y podemos encontrar aquí números bien lindos que hablan del barrio, de los personajes, por ejemplo ‘Buñuelo’ que hace mi hermanito Sebastián García y que hacemos en conjunto: es la historia de un joven que vendía buñuelos por la casa en Manrique y decía (entona imitando el canto del pregonero que en el tema recrean con el trombón): “Buñueeeeloooo”… esas melodías, esos cantos de la calle nosotros los cogemos y los recreamos y de las cosas tristes es que precisamente este joven fue asesinado por una bala perdida que es una cosa que yo lamento tanto pero que queda un recuerdo que es para siempre.

O por ejemplo ‘Manrique Mambo’ (tema que da nombre al disco), que es un recorrido mío por el barrio, por las calles, por las lomas, por la noche, solo, llegando a la esquina, escuchando música, es evidente que es una recreación de una vivencia en el barrio. Y así como éste, números como Danzón Trujillo, que es en homenaje a un amigo, al Flaco Trujillo -Juan Fernando Trujillo, comunicador de Medellín y actual manager de Siguarajazz- o ‘Cantar de la mañana’ que habla del canto del gallo allá en la finca de Santa Elena, o ‘La Catalana’ que fue la primera finca donde nació Siguaraya con Orbe Ortiz, composición de él, yo la cogí y la maduré; ‘Es Ahora’ porque era una declaración de lucha por nuestros sueños desde ese instante; ‘Décimo’ porque simplemente era el décimo tema de la producción y Diego Lopera lo puso así.

D.A. – Después de Manrique Mambo, sigue un trabajo doble donde combinaron las dos corrientes

J.F.G – Si. Después vienen “Más Picante” y “Viajando en el Tiempo” que es un homenaje a las dos cosas. Un disco doble, cinco temas de Latin Jazz y Salsa y cinco temas de Jazz colombiano. Nos ganamos unas becas de creación de la Alcaldía, entonces con ese presupuesto decidimos hacerlo. Desde entonces, la historia de Siguarajazz se parte en dos porque ahí decidimos dedicarnos a la Salsa brava y al Latin Jazz. Nace una nueva empresa que formamos con José Tobón que se llama Bombo Producciones que precisamente es para eso, para tener una plataforma artística donde podamos hacer Jazz colombiano, realizar otros proyectos. En “Más Picante” tenemos, el tema que da nombre al disco, composición mía y hay temas muy lindos como “Mi Mulatona”, “Mambo Cualquiera”, “Paisa’s Mambo” obra de Pedro Bermúdez, pianista puertorriqueño que vive en Nueva York y quien estuvo en Manrique con nosotros, tocó en las descargas en el sitio El Eslabón Perdido y estando en Nueva York nos envió este tema.

Siguarajazz

En “Viajando en el Tiempo” hay unos temas muy lindos que también son composición de Diego Lopera como “Perspectiva” y hay una cumbia titulada “Cumbiando”, de Juan Pablo Acosta. También hay otras mías como “Son del Bunde”, “Claridad”, canciones en aires colombianos que no habíamos podido realizar en bunde tolimense, en torbellino, enriqueciendo ese panorama musical. Este disco doble es muy especial por eso, porque tuvimos los recursos para hacer un homenaje a esos movimientos.

D.A. – ¿Hubo producciones año tras año?

J.F.G – hasta ese momento, si. Estas producciones fueron de 2007, 2008 y 2009. En 2010 no hubo lanzamiento, en 2011 llega “Está en Algo”, el cual es netamente salsero, donde incluimos ritmos variados, guajira, mambo, chachachá, guaguancó, Guaracha, y fue también un espacio donde seguimos narrando las historias, como en el tema “Contaminación”, un tema muy lindo de Nicolás (García), también cosas románticas como el bolero, ¡nunca habíamos hecho bolero! “Mi Querer”y algunos homenajes como “Mata Siguaraya”, arreglo mío y “Ajiaco Caliente”, con arreglo de Pedro Bermúdez. Es el único disco donde hemos hecho versionados. Un tema como “El Último Empírico”, un exitazo total, y entonces en este trabajo con la ayuda de César Bohórquez, realizado en Promix Estudios.

Pasaron unos años sin grabar, porque José Tobón decide iniciar su camino como solista porque él también estaba en otras búsquedas y yo seguí al mando de Siguarajazz, sin afán de producir más álbumes, sin embargo soy un convencido y nunca dejo de crear y de componer y ya en el 2014 volvimos con “Cruzando El Puente”, un disco significativo para mí, porque lo hice prácticamente solo con el acompañamiento de mi familia. Básicamente yo vivía con mi hija y la mamá, y me pareció muy lindo todo eso además que estaba concebido como homenaje a los grandes de la Salsa. Por eso el nombre, “Cruzando El Puente”, puente por Tito Puente y lo de Cruzando porque sentí que ya veníamos de un tiempo sumamente difícil y decidimos que era el momento de cruzar el puente hacia la búsqueda de facilitarnos las cosas, que todo no fuera tan ‘guerreado’ sino de consolidar desde nuestro trabajo y desde nuestra disciplina el camino. También es un homenaje a Mongo Santamaría, A Tito Rodríguez, a Cachao, por eso salen en la carátula.

Están los temas “Mi Felicidad”, “El Chance”, “Rumbero Malo”, “Penúltima Estación” –en homenaje a la estación de Sabaneta en la línea A del metro de Medellín que era, precisamente, la penúltima estación al sur, por ser esta la estación que yo cogía en ese entonces porque yo vivía en San Antonio de Prado y lo hice para Pachito Muñoz quien me pidió que hiciera una composición para su recital de grado. Como puedes ver, tiene una estética muy neoyorquina moderna, pero al mismo tiempo muy ‘vieja guardia’, personalmente me gusta mucho. Este disco se lanzó en el Teatro Pablo Tobón.

D.A. – Hablemos de “De Película”

J.F.G – Bueno, este trabajo marcó el regreso de José Tobón a la familia Siguarajazz. Le hice la propuesta, estuvimos trabajando juntos en el recital de grado de José y presentamos un concierto sinfónico muy lindo llamado “Piedras Blancas Poema Sinfónico” y allí le damos vida a este proyecto “De Película” y con él adquirimos una dinámica más efectiva en materia de gestión, pues el trabajo conjunto ayuda mucho.

D.A. – Era una apuesta arriesgada por tratarse de temas reconocidos del cine, lo que los convierte en intocables y por la adaptación a Salsa y Latin Jazz, ¿cierto?

J.F.G – Si, y de hecho como puedes notar es música muy bien elaborada, que pertenece al imaginario universal y para esto hay que tener mucho cuidado a la hora de proceder a hacer arreglos, adaptaciones o incluso atrevernos a meterle letras y ese tipo de cosas.

D.A. – Y meterle Salsa…

J.F.G – (Sonríe) ¡Eso!, y meterle Salsa y adaptarlo al Latin Jazz a temas sinfónicos, como en el caso de Indiana Jones, que me parece genial, el resultado que se logró al convertir ese tema en un número de Latin Jazz, añadiendo ritmos colombianos, y esa es la magia de ese disco y cabe aclarar que se tuvo mucho respeto por y mucho cuidado y prudencia, a la hora de proceder con cada uno de los arreglos porque yo quería que fuera una cosa respetuosa y siendo fidedignos con las estéticas, melodías pero agregando el elemento latino. Por ejemplo, “007 mambo” es un ejemplo fehaciente de eso, pues es tal y como el original pero sobre un ritmo de chachachá y al final cambia a ritmo de mambo que son elementos que nosotros sumamos y los coros y las letras (soneos).

D.A. – Además agregaron letras nuevas, un elemento bien llamativo

J.F.G – Si. Así se hizo con “007 Mambo”, con “Soy Yo” (El Padrino), con “Supermambo”, “Nocturno” (Batman), letras nuevas agregadas por nosotros y quedamos muy a gusto con el resultado, porque además ese disco ha permitido que tengamos mayor visibilidad en un mundo comercial, que de alguna manera es importante hacer parte de ese circuito.

D.A. – ¿Pensaron estas letras evocando el personaje o haciendo una analogía con situaciones reales

J.F.G – Recordando el personaje y haciendo analogía de nuestras propias vivencias, asumiéndolos como si fueran historias de nosotros, como en el caso de la letra de “Soy Yo”, pues esa la hice, básicamente para mí (sonríe) pero pensando en la naturaleza de El Padrino pensando en la rudeza y en la seriedad de esa familia, el amor por la misma, el código de honor, la lealtad, tomando el trasfondo del mensaje original, pero levándolo al plano personal, teniendo mucho cuidado con lo que se dice…

D.A. – o cómo se interpreta…

J.F.G – o cómo se interpreta y me parece que fuimos más acertados en eso. Más que inventarnos algo retomamos la historia original para trasladarlo a un contexto personal como en “Nocturno”, (recuerda la letra) “soy la noche y la luna, acostumbrado yo voy y no siento orgullo pero meto lo tuyo” eso porque es el caballero de la noche, aunque no le gusta pero hay que hacer justicia, no siento orgullo de lo que hago ¡pero soy el justiciero de la noche!

D.A. – Y en eso pasan veinte años, a través de todo lo que hemos hablado y llega “Salsero – 20 Aniversario”. ¿Cuál es el concepto que redondea este trabajo?

J.F.G – Es la consolidación de un proceso de 20 años en el cual nos detenemos a mirar y analizar la producción de todos estos años y de ahí partimos para crear los nuevos conceptos y las nuevas ideas. Sigue siendo la misma naturaleza al seguir contando nuestras historias, con más responsabilidad y compromiso. Se nota madurez en cuanto a organización a nivel empresarial y musical. Asumí ese compromiso que desde el primer tema hasta el último fueran diseñados sin las falencias del pasado y más concreto, pensando en el bailador, en el salsero y hacer que a través de una música que se pueda bailar se escuchen historias bien lindas. Hay ritmos variados, estéticas nuevas… es como una graduación.

D.A. – Viene personal extranjero aquí, dos vocalistas venezolanos. ¿Esto le da mayor proyección al grupo?

J.F.G – Hay una cualificación musical muy seria en Siguarajazz. La llegada de Edward Montoya (músico con experiencia en Grupo Niche y con Willie Colón) en el trombón, la de Luis Fernando Gutiérrez y la de Gustavo Gerardo en las voces. Eran puntos neurálgicos dentro de lo que yo sentía que teníamos que madurar en la sonoridad de la orquesta, la búsqueda de un sonido profesional y sin mayor esfuerzo las cosas se dieron y fueron llegando en el tiempo propicio, para darle un toque final y me siento muy a gusto con el resultado.

D.A. – ¿Vamos para otros veinte años?

J.F.G – ¡Total! Vamos para otros veinte años, Diego. Siento que estamos comenzando y a la vez hay tranquilidad en el corazón frente a lo que estamos haciendo. Se ha tenido paciencia y mucho amor por lo que hacemos y confiamos en lo que está pasando, pues contando con el sello Latina Música, nos brinda la comodidad de trabajar más concentrados en lo nuestro que es lo musical.

D.A. – Todos los discos de Siguarajazz dan esa muestra de idiosincrasia paisa que es un rasgo totalmente propio de la agrupación y nunca lo han abandonado. Esta proyección nueva podría ofrecer posibilidades de expansión más allá de Antioquia, el abordaje de otras temáticas, en fin.

¿Qué quieres hacer con Siguarajazz más adelante?

J.F.G – Es importante esto que me dices porque eso de replantear y de mirarnos sin perder la esencia depende mucho de estos resultados. Queremos hacer parte de un movimiento universal donde podamos acoger nuevos elementos, no sólo de nuestro país sino más allá. Hacer parte de nuevos procesos, nuevos invitados, juntes y buscar siempre hacer música para la gente y con mensajes de esperanza y de paz. Iremos descubriendo nuestro camino.

D.A. – Dejando de lado Siguarajazz un momento, ¿En qué otros proyectos estás trabajando?

J.F.G – Tenemos una plataforma llamada Bombo Producciones, en la que hacemos Jazz Colombiano con grupos como Groovie Brass que trabaja música de marcha con instrumentos de viento, algunos otros comerciales como el grupo Anabacoa para tocar Son Cubano, Siguarajazz Orquesta que es la banda de base, y vienen otros de Jazz colombiano, para adelantarles te comento que ya viene un proyecto llamado Colombiando para recrear un poco esa historia musical de Colombia y la producción está casi terminada y más adelante otro disco con Siguarajazz con invitados especiales y que nos sirva de trampolín para dar a conocer aún más nuestro trabajo.