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        SENÉN SUÁREZ 
        COMPOSITOR DE REINA RUMBA   
        POR: UMBERTO 
        VALVERDE 
        Colaborador de Herencia Latina 
        Cali - Colombia   
        En diciembre de 1981, editorial 
        Oveja Negra publicó la primera edición de Celia Cruz: Reina Rumba, mi 
        primera novela que a su vez era la biografía de la gran cantante cubana. 
        Fue el único libro que acometió el reto de hacer el relato de la mejor 
        cantante del siglo XX en vida de ella. Para hacerlo viajé a 
        Barranquilla, en 1980, para asistir al primer concierto de la Fania All 
        Stars en Colombia. Larry Landa, el empresario caleño, me permitió estar 
        en la tarima de esa noche memorable en el estadio Rogelio Martínez y, a 
        la mañana siguiente, me presentó a Celia Cruz. Apenas escuchó mis 
        intenciones, con la aceptación de su esposo Pedro Knight, me dijo: 
        «Empecemos a grabar».   
        Celia Cruz había sido llamada de 
        mil maneras: La Reina del guaguancó, la guarachera de Cuba y la Reina de 
        la Salsa, entre otros. . . Cuando yo escuché 
        por muchas veces el tema de Senén Suárez, Reina Rumba, no lo dudé 
        un instante. No sólo lo llamaría Reina Rumba, porque Celia Cruz era eso: 
        LA REINA DE LA RUMBA. Sino que los versos de la canción también fueron 
        el primer párrafo de la novela. 
        Cabrera Infante, en una carta 
        que posteriormente se convirtió en prólogo de las siguientes ediciones, 
        escribió: «...Tu libro es muy genuino. Haberlo subtitulado Reina Rumba 
        muestra que conoces lo que muchos cubanos ignoran: que el guaguancó es 
        una rumba. Una rumba que se apropia el seis por ocho y cantada, pero no 
        menos una rumba. Me parece que has leído el libro del antropólogo alemán 
        Janhn, Muntu».   
        Humberto Corredor, el mejor 
        coleccionista de la Sonora Matancera, me confirmó que la primera versión 
        de Reina Rumba se grabó en 1951, con los coros de Bienvenido Granda, 
        Rogelio Martínez y Caíto. Posteriormente, lo graba Celia Cruz en el 
        sello Vaya Records en 1976, con Justo Betancur, Pappo Lucca y Johnny 
        Pacheco, y aparece como Derechos Reservados (DR), es decir que 
        desconocieron la autoría de la canción. Corredor, a propósito del éxito 
        de la nueva versión de La Sopita en Botella, en 1977, hizo un 
        variado del sello Seeco-9325, acompañándolo de la versión anterior de 
        Reina Rumba. A propósito, Suárez me dijo: «Cuando estás afiliado a 
        asociaciones internacionales, no hay problema, uno certifica quien es el 
        compositor y le pagan los derechos, pero yo no vivo preguntando para no 
        mortificarme».   
        En enero de 2008, asistí  al 
        Carnaval de las Artes de Barranquilla, dirigido por  Heriberto Fiorillo, 
        para entrevistar en el cierre de este evento, en compañía de Rafael 
        Bassi, al gran músico, protagonista y testigo de la mejor época de la 
        música cubana. Otra de sus composiciones fue una referencia por todos 
        los días de mi infancia: La esquina del movimiento, interpretada por 
        Nelson Pinedo.   
        Senén Suárez cantó con Orlando 
        Vallejo, Laíto, Paulina Álvarez y sus composiciones fueron 
        inmortalizadas por Beny Moré, Celia Cruz, Fernando Álvarez, Raúl Planas, 
        Bienvenido Granda, Carlos Argentino, y Nelson Pinedo. Fundó el conjunto 
        Colonial e integró el grupo de Celso Vega y su quinteto, con los que 
        realizó numerosas grabaciones discográficas en el sello Panart. Fue 
        integrante de los Guaracheros de Oriente, con los cuales grabó para el 
        sello Víctor y del conjunto Ernesto Grenet. Trabajó con la Lupe y con 
        Celina y Reutillo.   
        Senén Suárez entró al Grupo de 
        Ernesto Grenet que tocaba los bailables del cabaret Tropicana en 1948 y 
        asumió la dirección del mismo en 1950 hasta 1957. En esas noches 
        maravillosas compartió con Nat King Cole, Josephine Baker, Carmen 
        Miranda, Los Chavales de España, Bola de Nieve, Omara Portuondo, Elena 
        Burke, bajo la coreografía de Rodney. Suárez nos precisa: «Cuando yo 
        entré también llegó Bebo Valdés y nos encontramos con Rubén González. 
        Era un grupo de gente talentosa, hacíamos una tanda de 45 minutos, los 
        últimos cinco los convertíamos en una descarga, furiosa y descomunal».   
        Al 
        Tropicana lo conocemos, especialmente, por el capítulo inicial de Tres 
        Tristes tigres, la novela de Guillermo Cabrera Infante, quien lo 
        describe como el mejor cabaret del mundo: «Showtime! 
        Señoras y Señores, tengan todos ustedes el cabaret más fabuloso del 
        mundo, ¡el Trópico de Tropicana! En la gran, maravillosa producción de 
        nuestro GRANDE, ¡Roderico Neyra!. . .Sin palabras pero con música y sana 
        alegría esparcimiento. . .Para ustedes, nuestro primero gran show de la 
        noche. ¡Arriba el telón!» Cinco páginas maravillosas que describen, en 
        español y en inglés, esa circunstancia única de la música cubana. Senén 
        Suárez me habla de Tropicana pero no se refiere a Cabrera Infante.
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        El maestro Senén Suaréz y Celia Cruz en Maracaibo, 
        Venezuela. 
         Cerca de 1950.   Foto de Senén 
        Suaréz   |  |  
      
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        Ahí, en ese tumbao, estaba este 
        músico que me encuentro en Barranquilla un viernes al mediodía, en un 
        restaurante frente al Río Magdalena. Cuando nos abrazamos abre un bolso 
        y me dice: «Le tengo un regalo». Una foto con Celia Cruz, tomada en 
        Maracaibo en 1950, antes de componer Reina Rumba. Después me dice: 
        «Conocí su libro porque una vez lo llevó Laíto y me dijo: Te lo presto 
        durante cinco días. No más». A Laíto lo conocí en La Habana en 1996 y 
        después lo ví por muchas noches en la 
        discoteca Los Compadres. Laíto fue uno de los cantantes de la Sonora 
        Matancera, quien hacía coros con Rogelio Martínez y Caíto. En esa 
        ocasión también visitamos a Tropicana, impactante pero austero, lejos de 
        ese Tropicana de los cincuenta.   
        Bajo de estatura, con todo el 
        acento cubano que se conoce, humilde, bien de salud para un hombre de 86 
        años, me recibió en la habitación del hotel El Prado, acompañado por 
        Rafael Bassi, Darío Henao y Rafael Araujo Gámez, para “ensayar” el 
        reportaje que le haríamos en el teatro Amira de la Rosa. El reportaje en 
        la mañana también fue grabado en vídeo por Rafael Araújo, quien quedó 
        con este testimonio y lo hará público. Fueron dos horas de conversación 
        que luego repetimos en la noche, pero con cámaras encima y un teatro 
        lleno. Además, Fiorillo había preparado el grupo de La Cueva para 
        interpretar Reina Rumba, Sopita en botella y otros temas de 
        Suárez.  
        Suárez nació el 30 de julio de 
        1932, en el pueblo de Manguito en Matanzas. «Todo mi referente inicial 
        fue el Sexteto Habanero». Estudió con un jesuita para dominar los 
        secretos de la música cubana. Conoció y tocó con Pérez Prado, cuando 
        estaba bien lejos de ser el Rey del Mambo. 
        Aprendió a tocar guitarra y se trasladó a La Habana sobre 1940. 
           
        En 1950, nos dice Suárez,  viajó 
        a Maracaibo donde conoció a Celia Cruz, ganando su amistad que le sirvió 
        para hacer su célebre composición Reina Rumba. Es pertinente 
        anotar acerca de este viaje a Venezuela se afirma que lo hizo con Las 
        Mulatas del Fuego, un grupo de Rodney, el coreógrafo de Tropicana. Otros 
        afirman que ocurrió en 1949, pero Suárez sostiene que sucedió en 1950, 
        en compañía de Anacaona.    
          
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             Laito Sureda |  |    
        Grabó con Paulina Álvarez,  pasó 
        por Tropicana, trabajó en el cabaret Sans Souci. Alternaba con La Lupe. 
        Después se va al salón Rojo del Capri con el cantante Gerardo Portillo 
        Scull. A partir de los años setenta viaja por Canadá, África y la Unión 
        Soviética. En los ochenta viaja con Laito por Nicaragua y Nueva Guinea. 
        En los últimos años le fueron otorgados la Orden por la Cultura 
        Nacional, la Medalla Adolfo Guzmán y varios reconocimientos de la 
        Asociación de Músicos de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y el 
        Centro promotor de la Música “Beny Moré”, en la celebración de sus 
        ochenta años.   
        A pesar de todo este recorrido 
        afirma con tranquilidad: «Nunca fui un buen cantante, sino mediocre, 
        pero sonando en un formato de trío lo hacía bien». Empezó haciendo un 
        trío de música mexicana y montaron Malagueña. Después de aprendió el 
        repertorio del Trío Matamoros. Los años cuarenta eran difíciles, las 
        oportunidades había que aprovecharlas, por eso cuando le dijeron que si 
        tenía un grupo, de inmediato dijo que sí, era mentira, pero de ahí nació 
        el Conjunto Colonial. Eran los tiempos en que La Habana no llegaba a un 
        millón de habitantes. Con Ernesto Grenet, hermano de Eliseo, fue a 
        Maracaibo para participar de los carnavales. Celia Cruz acompañaba la 
        orquesta Anacaona. Ella había grabado Mi bumba né. También 
        Barrancón y Ahí na má.  
          
        Suárez agrega: «Descubrimos que 
        vivía a tres cuadras de mi casa. Cuando la escuché cantar, con espíritu 
        visionario que humildemente lo he tenido siempre, me dije: Es una 
        maravilla, es afinada y tiene sabor. Por eso escribí Reina Rumba, 
        intuía los grandes alcances que iba a tener. Después vino la historia de
        Sopita en Botella, que fue una contestación a una canción popular 
        llamada Vive bien. Eso se hacía mucho en La Habana. Simplemente 
        le añadió algunas inspiraciones»   
        Senén Suárez acostumbraba a 
        pasar por el lugar donde ensayaba la Sonora Matancera. Tenía buen 
        diálogo con Calixto Leicea y Severino Ramos, el arreglista. Con Rogelio 
        Martínez, el director, calificado de malgeniado y dictador, asegura que 
        nunca tuvo problema. Con ironía dice: «Por qué iba a tener problema, si 
        yo les llevaba la materia prima». Así fue que Nelson Pinedo, ya famoso 
        en el mundo musical, le dijo que le pasara algunas de sus composiciones 
        y le entregó La Esquina del movimiento, un sitio de encuentro, 
        donde se iba a ver que pasaba y cómo enamorar. Sin embargo, la 
        interpretación con que la acogimos en Cali era un poco diferente: La 
        idea era de una esquina rumbera. 
          
          
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        Senén Suárez |  |    
        Aunque conocía al Beny Moré 
        proponerle su tema Soy Campesino, que reflejaba la vida de ambos en su 
        infancia, los acercó como amigos. Beny la grabó, un día lo invitó a un 
        café y le dijo: «Ya la puedes escuchar». Por la noche pasó por un bar y 
        la oyó. Suárez sostiene que esto es lo que más lo llena de orgullo, 
        haber sido amigo de esos grandes músicos y cantantes. Bienvenido Grande 
        grabó su tema Dale Pepe y años después, en Medellín, grabó Besos de 
        Ada, que tantos éxitos alcanzó. Tiene una historia larga con La 
        Lupe, una mulata alta y llamativa, que armaba un show de miedo. También 
        recuerda que cuando conoció a Arsenio Rodríguez, éste le preguntó: «¿Tú 
        eres blanco o negro?». 
        Suárez hizo un largo trayecto 
        como músico empírico, después estudió buscando la perfección. Compuso 
        temas instrumentales, le gustaba el jazz y la samba. También fue amigo 
        de la disciplina: «Uno debe tocar igual para dos o tres personas. Nunca 
        se sabe quien te está oyendo».    
        En sus conversación quedan 
        palabras de elogio para Luisito Plat, Armando Romeu, Ernesto Duarte, 
        Laíto —su amigo—, Alfonso Fleitas, gran trompetista como Chappotin, 
        Celso Vega, en fin, tantos nombres, tanto como 
        la historia de la música cubana. Ahí quedó su memoria en el Teatro Amira 
        de la Rosa   y en la habitación del 
        hotel El Prado, donde tratamos de rescatar cada una de estas vivencias. 
        Por eso, cuando escuchen Reina Rumba, Sopita en botella o La 
        Esquina del Movimiento, recuerden que no sólo son canciones eternas 
        gracias  a sus intérpretes, Celia Cruz y 
        Nelson Pinedo, sino a su compositor, Senén Suárez.     
        Derechos Reservados de Autor 
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