Salsa y Globalización

Poster promocional del concierto de La Fania All Stars en el Cheetah,

Nueva York. El Diseño es de Izzy Sanabria.

 

 

Por: Rafael Quintero

Reacciones a:  rafaquinterov@hotmail.com

Publicado con permiso de su autor.

 

Introducción

 

¿Hacia donde va la salsa? ¿Cuál es su destino, en un mundo que a través de la globalización pretende en el largo plazo perfiles de homogenización cultural? ¿Qué va a pasar con la salsa que enfrenta una crisis en la que se resiste a perder su vigencia? ¿Hacia donde se va a proyectar en las próximas décadas? Son preguntas que tienen su validez no solo para este género de la música, sino para muchos otros que hoy día representan la música del mundo. La respuesta es compleja en la medida en que la música como expresión de la naturaleza humana y de los pueblos, es una afirmación de su diversidad cultural y de su ambiente, donde entran en juego elementos de orden étnico, religioso, de género y otros aspectos de la particularidad de los entornos culturales de las sociedades que la producen. La aldea global como destino cercano, no parece tan clara, ahora cuando avanza la globalización. La producción musical sin embargo es una industria que la mueve el capital transnacional del espectáculo y el entretenimiento, integrado a poderosos medios de comunicación que son precisamente los que han alcanzado más rápidamente su mundialización. Por otro lado la estandarización del gusto facilita su comercialización como producto y consumo de masas, y a la vez esto alimenta los patrones culturales de la globalización. La crisis de la forma musical que parece reconocible hoy día, no coincide del todo con la crisis de la industria, y por el contrario en un tiempo no remoto fue su bonanza. Si ahora se anuncia el comienzo de una crisis de la industria es por razones distintas al abuso de formas homogenizantes de la música, y más bien por las facilidades de su transferencia mediante la Internet y la generalización de la piratería del CD. Dar respuesta entonces a los interrogantes formulados en medio de estas contradicciones presentes en el escenario de la globalización, es un propósito atractivo como complejo.

 

La Salsa

 

Las ediciones del año 1973 de la revista especializada en salsa Latin New York,

dirigida por Izzy Sanabria.

 

La palabra salsa como emblema publicitario de este género musical, fue creada por la compañía y sello discográfico Fania Records en la década de los años 70, por intermedio de su publicista y estratega de mercadeo Izzy Sanabria. El sello, que se había propuesto llegar con esta música a todo el mundo, diseñó una serie de estrategias entre las cuales estaban: la reunión de los músicos lideres de las orquestas particulares del sello, en la gigantesca orquesta Fania All Stars, programada para grabar y realizar una gira mundial cada año y dos presentaciones en el Madison Square Garden.  La edición mensual de una revista especializada en salsa, Latin New York, dirigida por Izzy, con toda la información sobre los acontecimientos de los artistas del sello. La novedosa incorporación, tomada del rock, de manejar un concepto y diseño gráfico para los afiches de esos conciertos, como también para los álbumes de cada uno de sus artistas. Misión encomendada a Izzy Sanabria, en especial a Ron Levine, así como al fotógrafo Lee Marshall. Se establece la emisión periódica de programas institucionales del sello: en un canal publico de televisión y en la radio con el programa Our Latin Thing, dirigido por Polito Vega, de lunes a viernes, de 3:00 a 6:00 p.m. por la estación neoyorkina WBNX 1380 del AM.

 

Israel “Izzi” Sanabria.  “Mr. Salsa”. El cerebro de la publicidad detrás de Fania All Stars. 

Foto de ©Izzi Sanabria

 

        Estas estrategias de comunicación para ingresar y expandirse en el mercado norteamericano y mundializar la salsa, estaban articuladas a la creación de una única palabra de identificación: salsa. Con ella se interpretaba plenamente la conjunción de ritmos, la interacción de culturas universales y las fusiones músico-culturales del pueblo latino asentado en Nueva York.

 

        La elección de una palabra única, sin aludir exactamente a un ritmo en particular, situaba a la salsa a la par de otros géneros mundiales, que identifican las distintas formas de su expresión sonora mediante un solo nombre genérico:  jazz, rock. La palabra jazz se posiciono englobando dentro de sí diferentes mementos rítmicos, estilísticos, orquestales, e históricos de este tipo de música, jazz, hace alusión a: ragtime, blues, swing, bebop, cool, cool bop, hard bop, jazz rock, free jazz, etc., es decir, a la historia de un movimiento musical. Igual sucede con la palabra rock, que quiere decir tambien: rock'n'roll,  heavy metal, hard rock, house, disco, trance, etc.

 

La salsa, como nombre genérico, arropa no solo el sonido de Nueva York, sino todo lo que va a pasar de ahí en adelante y cuanto había sucedido en el pasado. Salsa es para la comunidad del mundo, equivalente a: son, a guaracha, a guaguanco, a son montuno, a mambo, a chachacha, a pachanga, boogaloo, balada salsa, timba, etc, es decir, engloba toda la historia de la música que tiene por sustento básico la célula rítmica del son cubano. Incluso asimila otras formas rítmicas caribeñas como la bomba, la plena, el seis chorreao, y ahora en los comienzos del siglo XXI pretende incorporar todos los géneros que antes eran denominados como música tropical.

 

La salsa es más que una denominación musical, es una bandera de identidad cultural, y así es expuesta por primera vez en Nueva York en los años 60 mediante la película de León Gast, Nuestra Cosa Latina, producida por Jerry Massuci y el sello Fania.

 

 

 

La Mundialización

 

Sin duda la salsa con el sello Fania abre los espacios para incorporarse en la mundialización, que es muy diferente a internacionalización. El son como música cubana se internacionalizo a finales de la década del veinte, pero fue el mambo la música cubana de mayor resonancia internacional, que llego a escucharse y a bailarse hasta en el Japón. Con Fania no es solo la internacionalización, hay una intención de crear una estructura comercial y de mercadeo para llegar con esta música a todos los continentes del planeta. Así lo explican las giras que por Europa, África, Asia y América, anualmente programaba la Fanía Records con todas las estrellas y con las orquestas particulares del sello. De estas giras quedan: una película que registra el concierto en África, y el larga duración: F.A.S. Live in Africa, dos grabaciones en Japón: California Jam, en formato de sexteto, y Fania All Stars Live Japan 76, sin mencionar las producciones de las giras en el continente americano.

 

Una vez la salsa entra en la mundialización, su cuerpo sonoro ingresa inevitablemente en un ambiente cosmopolita y su concepto musical necesariamente se hace más amplio y complejo, superando incluso el momento musical especifico de su origen. Es a partir de ahí un concepto musical expuesto para ser modelado según las naciones y localidades donde se retome para su innovación y reproducción. Este ha sido el destino que han tenido antes de la salsa, otros movimientos de la música con sello mundial, como el pop o el rock. Finalmente se convierten en formas musicales de orden universal, vertientes por donde gira la música del mundo con los acentos propios de sus regiones, no obstante estén levantadas sobre plataformas rítmicas y sonoras que revelan el sentir de las comunidades y naciones que representan en su origen. Sintetizan ambientes y maneras del sentir humano, que la humanidad utiliza para expresarse también. La salsa es la alegría, la extroversión, la cultura latina. Mientras que movi­mientos como el rock remiten a lo dramático, al desgarramiento, a la trascendentalidad, tal como corresponde a un conglomerado humano que vive las tensiones inherentes a las sociedades industrializadas.

 

El paso dado por la salsa hacia su mundialización, resulta por otro lado esencial como condición de supervivencia y de proyección futura.

 

Por esta razón lo hecho por Jerry Massucci y su sello Fania de llevar la salsa al mundo, es de un merito enorme. Debe tenerse en cuenta la magnitud del esfuerzo de esta iniciativa comercial, pues esta música no viene de comunidades donde se asientan los grandes capitales, ni nunca estuvo asociada a ellos. Los grandes grupos transnacionales de la música, procedentes de los países altamente desarrollados, han promovido e impuesto su cultura hegemónica y para eso estaba el rock, como expresión inmediata de la música moderna y vanguardia de las generaciones jóvenes. Tan solo en los años 70s, la empresa Fania se aventuró a arañarle en los Estados Unidos y en el mundo, los mercados de la música a una multinacional como la Columbia Records, y terminó estableciendo alianzas que dieron origen a varios elepés de la Fania All Stars con artistas americanos invitados. De esas alianzas nacieron producciones sonoras asociadas como: Rhythm Machine, con arreglos de Jay Chattaway, Spanih Fever, Crossover.

 

Definitivamente hoy se puede afirmar que los tres grandes géneros de la música moderna del siglo XX han sido: el jazz, el rock y la salsa. Tanto el jazz como la salsa permanecieron vigentes en todo el siglo XX, inventando nuevos ritmos y formas musicales. El rock más joven viene del rhithm and blues y tiene en su origen un parentesco con el jazz, si tenemos en cuenta que el blues es un elemento del jazz.

 

Concierto de La Fania en San Juan – Puerto Rico, junio 1994.

Afiche diseñado por ©Izzi Sanabria

 

Globalización y Fusión

 

El termino globalización empezó a tener significación con rigor académico a partir de la mitad de la década de los 80, no obstante que la palabra tenía uso frecuente desde los años 60. Así lo afirman autores corno Waters M., en su texto Globalization, quien define el termino globalización como: "Un proceso social en el que las restricciones de la geografía en los arreglos sociales y culturales se desvanecen y mediante el cual la gente va concientizandose de ese desvanecimiento."

 

La globalización contempla varias esferas sobre las cuales avanza este proceso: lo económico, lo político y lo cultural. Pero la globalización en la esfera de lo cultural, como lo plantea Jorge Garay. Es "su expresión más compleja, integral y a la vez sintetizadora del proceso." Lo cultural comprende valores, creencias, preferencias y gustos de la población, dentro de dimensiones como lo étnico, lo religioso, la informática, la ecología.

 

La globalización cultural supone una actitud cosmopolita, unos oídos abiertos al mundo, una capacidad para entender e interactuar con expresiones de la cultura que están más allá de la nuestra.

 

La palabra salsa de hecho anticipa que es una música abierta a las posibilidades de romper fronteras y de admitir sensaciones y acentos de otras culturas diferentes a la latina. Como nuevo concepto musical nace precisamente en Nueva York, el paradigma de la cultura multiétnica. En ella esta presente la hibridación cultural con el Jazz, el rock, el soul, la música clásica de occidente y por supuesto, toda la mezcla rítmica afrolatina.

 

Desde su fuente originaria, la salsa históricamente es el fruto de la fusión y estructuralmente esta predispuesta para ella. La cultura del continente americano, como se sabe, es el resultado del sincretismo triétnico de nativos, europeos y africanos. En Nueva York lo que hace es ponerse a tono con la contemporaneidad del mundo, al despojarse de la procedencia rural que le antecede. Despierta con los años 60 a una fulgurante modernidad, rica en experimentación y sensaciones musicales que corresponden a la vida urbana, en la capital más cosmopolita y desarrollada del mundo, vanguardia de la cultura universal. La salsa del sello Fania esta impregnada de aullidos de rebeldía de juventud, sus descargas recogen el sonido industrial de hierro retorcido y sus letras deambulan por las calles delirantes del barrio duro de la urbe mundial. Las Estrellas de Fania son una maquina de furia urbana que interpreta un momento donde la modernidad vivía su manifestación colectiva mas plena y generalizada.

 

La salsa es una música con un soporte estructural para tener sello mundial, así tenga su origen de identidad en el pueblo latino.

 

Identidad y Globalización

 

La integración e hibridación cultural, sobre lo cual avanza la globalización, no significan la disolución de los perfiles de identidad de los pueblos. Con la mundialización lo que se observa es la configuración de bloques, que buscan una hegemonía en la totalidad del mundo. En un mercado de alta competencia, cada día será más difícil competir sin alianzas, más cuando se buscan las preferencias de las diversas comunidades del planeta.

 

En la esfera de lo económico, y de la alta competencia, es un hecho la conformación de bloques y, si se quiere, una distribución geográfica de los dominios tecnológicos y de los mercados. Lo que acontece como resultado de la globalización en la esfera económica, seguramente no podrá estar alejado en la globalización cultural.

 

La música sigue avanzando hacia una compactación por bloques y sobre corrientes musicales preestablecidas que han alcanzado dimensión mundial. El rock ha sido la música de los países altamente desarrollados y sinónimo de juventud, y ha representado la cultura anglosajona. A su lado esta el pop como una vertiente o derivación del rock. Desde los años 80 se ha consolidado un concepto de música africana, con exponentes majestuosos de diversos países, como: Youssou N'Dour, Salif Keita. Lokua Kanza, Fela Kuty, Baaba Maal, Papa Wemba, Toure Kunda, Manu Dibango, Angelique Kidjio, Cesarea Evora, Ali Farka Toure, Alpha Blondy, Zap Mama, presentando un sonido y un fraseo distintivo. Igual sucede con la música árabe, que existe como un sonido y una forma musical distintiva. La salsa es la expresión musical de los pueblos afrocaribeños y de los latinos en general.

 

Todos ellos son movimientos musicales que tienen en su composición un tejido de identidades regionales, que la gran audiencia del mundo no se propone ni le interesa distinguir, quedándose esencialmente con el sello de identidad colectivo que actúa como bloque.

 

Los cubanos quisieron, en algún momento, quitarle a la salsa el sentido de representación colectiva de varias comunidades hispanas, para reclamarla como música del pueblo de Cuba. Para ellos salsa era igual a son, pero finalmente desistieron de este empeño.  Terminaron admitiendo que el sonido de la salsa, era un salto y una ruptura que llevaba más allá de la música tradicional y del sentir típicamente nacional cubano. Que si bien el origen lo habían aportado ellos, sobre estas bases se había levantado una corriente sonora que pertenecía a una comunidad globalizada.

 

Como los procesos de globalización no son simples y por el contrario son dialécticos, heterogéneos, contradictorios, la mundialización como proceso homogeneizarte se construye sobre la afirmación de valores incluso fundacionales y de tradición. Todo ello expuesto en un lenguaje universal contemporáneo a tono con esta etapa del capitalismo avanzado, que es cuando este se plantea la globalización. Las grandes corrientes de la música que tienen sello mundial, a la vez que identifican en sus orígenes comunidades étnicas diferenciadas, también se alimentan del ambiente multicultural en el proceso de su mun­dialización y se reconstruyen con la apropiación de que son objeto por parte de otras comunidades del mundo sobre las cuales se expanden. Cada país que decide producir nueva música sobre la base de estas plataformas o corrientes musicales de talla mundial, colocan siempre en ellas su sello de distinción. Así existe la salsa con sabor africano, con sabor flamenco, japonés, etc. Igual sucede para el rock, el jazz, etc.., que afianzan su mundialización con las formas locales de las sociedades que se las apropian.

 

La salsa como corriente mundial de la música, participa en la globalización como un Bloque Cultural que representa y lleva a otras sociedades los valores, sensibilidades y espíritu de lo latino, para que se adueñen de todo ello las comunidades del mundo.

 

La Modernidad y La Salsa

 

La salsa no va a desaparecer pronto, ni va en camino a su desaparición, como muchos vienen anunciando desde los años 80, cuando abandono el estado de pureza de esa expresión viva de modernidad, delirante y colectiva, que tuvo en las décadas de los 60s y 70s.

 

La balada salsa, que luego devino en salsa romántica, y que fue considerada en su momento como un abandono del rumbo que traía la salsa anterior, no fue más que la confirmación, en el seno de la salsa, de la crisis de la propia modernidad. Crisis que en lo artístico arropo a otros géneros y corrientes mundiales de la música.

 

Para entender mejor el entorno cuando la salsa se consolida como una gran corriente mundial de la música, hoy tan añorada por todos, retomemos a Marshall Bergman en su interpretación de la modernidad. El dice: “Ser modernos es encontrarnos en un entorno que nos produce aventuras, poder, alegría, crecimiento, transformación de nosotros y del mundo y que al mismo tiempo amenaza con destruir todo lo que tenemos, todo lo que sabemos, todo lo que somos...Ser modernos es formar parte de un universo en el que como dijo Marx, ‘todo lo sólido se desvanece en el aire’.”

 

          

 

Los grandes innovadores del Jazz: John Coltrane y Miles Davis.

En la foto de la der. Davis acompaña a Charlie Parker, para 1948.

 

Fueron los años 60 y 70 los años de la diversidad, del desafió, del salto al vació, ansiedad por crear y por destruir. En este periodo nace la mejor salsa, como nace el mejor rock'n'roll, nace el concepto de fusión creado por Miles Davis, nace el pop, se rompen las armonizaciones clásicas de la música, la pintura figurativa es llevada a lo abstracto, la humanidad asume los riesgos de poner un hombre en la Luna con la tecnología disponible, un pequeño país con trampas de bambú se enfrenta a una superpotencia militar y la derrota, nace el microcomputador y aflora el mundo informático. Es la expectativa, la revolución, la disolución, el vértigo, la creación, la destrucción, el sueño. Ese mundo termino, para entrar en lo postmoderno y ahora al siglo XXI.

 

La crisis de la música que hoy apreciamos esta a tono con el cierre de la modernidad. Y por un periodo que no sabemos cuanto va a durar, la música en general transitara por caminos lejos de la aventura, la creatividad como asombro y el rompimiento. Como lo anuncia Tom Wolf, el siglo XXI no estará en la vía que la generación de los años 60 y 70 lo presumió. El siglo XXI, no será un ir todavía mas allá de cuanto esta generación se atrevió. Retomando a la frase de Marx, diremos que todo lo que se desvaneció en el aire, todo lo profanado, ha vuelto a su estado sólido y no hay más fantasmas rondando en el alma, ni en la calle.

 

Nueva oferta para el Siglo XXI

 

Para comienzos del siglo XXI, no se insinúan con claridad nuevas ofertas de música popular con sello mundial, que puedan eclipsar las que actualmente existen, incluida la salsa.

 

Europa creo buena parte de la música de baile social que predomino en el siglo XIX como el vals, la danza, la mazurca, la polka, el minue, etc., pero no ocurrió así en el siglo XX en el cual se limito a recrear la canción tradicional y la música moderna inventada en el nuevo mundo. Los africanos por su parte no desarrollaron ninguna música propia de caracter mundial en el siglo pasado y su fuerza creativa la orientaron a colocarle su sonido y su estilo, a los géneros mundiales existentes. Su mayor resonancia internacional la han tenido en el movimiento del African Pop.  El soukou ha sido su mayor aproximación a una propuesta musical para el mundo. Por los lados de Asia, este continente ha tenido siempre una música muy encerrada en su civilización oriental. Igual ocurre para el mundo árabe, cuya música esta íntimamente ligada a su cultura no obstante la hegemonía de occidente.  Tanto la civilización oriental como la  árabe siempre  han escuchado y estampado su sello a la música que les ha llegado de América.

 

 Para los próximos años, los  viejos  continentes no parecen anunciar una gran música mundial. Si no lo hicieron en el siglo veinte, ni siquiera en el furor de la modernidad, nada indica que si lo harán ahora en un periodo donde las expectativas no pretenden ninguna revolución o desafió a lo ya establecido.

 

        El continente americano es el más potenciado en el siglo veintiuno, atendiendo las razones de la historia, para presentar nuevas ofertas de música para todo el planeta. En este continente nacieron: el jazz, la salsa, el rock, la balada, el reggae, el pop, como grandes géneros para la humanidad.

Dentro de las opciones de nueva música en América, un nuevo género se aventura a conquistar el mundo, el hip hop, y tiene muchos fundamentos para imponerse. Nace en Norteamérica con el respaldo de una poderosa industria y representa la comunidad negra de todo el planeta, que esta en un plan de existir como comunidad diferenciada ante el mundo. La población blanca ha empezado a apropiarse de el y es el único género nuevo que tiene el suficiente aliento, que necesita la mundialización. Por demás este género de franca procedencia marginal, posibilita una inmensa oportunidad de negocio para la industria discográfica mundial, en estos momentos de depresión por la clonación de sus productos, dado los bajos costos de la mayoría de los nacientes artistas del hip hop. No es tiempo para el asombro.

 

Salsa y Cultura Mediática

 

La globalización es sinónimo de cultura mediática. Ahora todo tiene que pasar a través de la imagen para que exista en la sociedad. Lo que no se ve por televisión, es como si no ocurriera. La música requiere del video clip para no correr el riesgo de no llegar hasta la sociedad y no hacer visible su valor. Como bien lo afirma una frase de Gastón Bachellard, "toda imagen tiene un destino de agigantamiento". Así la canción que tiene videoclip crece con él y la que no lo tiene: o deja de ser real para la sociedad su presencia en el mercado, o el producto es tan pequeño que no amerita su expresión televisiva y es por tanto despreciable.

 

        La salsa tiene frente a esta cultura mediática muchas limitaciones, pues todavía buena parte de sus trabajos no tienen videoclips para ser transmitidos por televisión. O bien, aquellos que los tienen, la calidad y los recursos de las producciones están por debajo de los estándares del Mercado.

 

En la actualidad tiene mayor valor como producto, el videoclip que la misma canción. Este ha adquirido una autonomía relativa con respecto al disco. El videoclip es un comercial y/o una pieza artística de televisión.  Citemos a manera de ejemplo el video de Lou Vega y su Mambo Five. Fue su video, cumpliendo una función comercial, el que empujo y mundializo los arreglos a una vieja canción, sin aportar meritos musicales extraordinarios.

 

Precisamente por la baja inversión de sus producciones y por su limitada calidad y creatividad, la mayoría de los videos de la salsa no pueden manejar mezclas de mercadeo que relacionen calidad e imagen de producto. En consecuencia sus comerciales tienden a no ser recibidos plenamente por poblaciones de altos recursos y no llegan lo suficiente a gente joven en el ámbito internacional. Lo contrario es la música pop que tiene la hegemonía de la música mundial, porque también es hegemónica en el videoclip.

 

Tan solo a partir de los años noventa la salsa producida por grupos cubanos, empezó a desarrollar una verdadera industria del videoclip y con ello ha podido ingresar a los mercados de Europa. Existen comer­ciales excelentes para artistas como Isaac Delgado, NG la Banda, Bamboleo, Orishas y todos los que han aparecido después del éxito de Buena Vista Social Club. En Estados Unidos, vale la pena mencionar los videoclips de Tito Puente, a proposito del CD con la India y la Orquesta de Count Basie, la última producción de la Fania All Stars, los trabajos para la salsa de Marc Anthony y algunas producciones de Rubén Blades.

 

Camilo “Azuquita”, el pianista, Alfredo Rodríguez; Carlos “Patato” Valdés y Rubén Blades.

 La foto es de ©Camilo “azuquita”

 

        En este campo la salsa tiene que dar un salto fuerte y tan sólo los cubanos lo han entendido de esta manera, al igual que las empresas europeas del disco que manejan sus artistas. Los videoclips latinos manejan un lenguaje de sensualidad, erotismo y goce, que ya los distingue. Artistas latinos de otros géneros distintos a la salsa, como Ricky Martín, Jennifer López, han contribuido a crear este lenguaje y esta atmósfera de lo latino, que son ya códigos de representación de la música moderna de Latinoamérica. Con la película de Wim Wenders, la salsa abrió un mercado impresionante a nivel mundial y plasmo una iconografía que hoy sirve de referencia para trabajar la imagen de los artistas de la tradición.

 

La media televisiva es una condición para competir. Penetrar mercados y existir en el gusto de la gente actual.  Con la popularización del DVD, es de esperarse que la función núcleo del producto disco, sea definitivamente el nuevo matrimonio indisoluble: música - videoclip.

 

           

Algunos DVD de músicos cubanos: El Son Es Lo Más Sublime; Van Van, Live At Miami Arena; Cuban Hip Hop All Stars y Vamos Al Tambor: Presentación en Matanzas, Cuba.

 

 

¿Por donde va La Salsa?

 

Buena Vista

 

         

 

Hasta antes del éxito de Buena Vista Social Club para 1998, los especialistas y críticos de salsa pensaron que las dinámicas de innovación de este movimiento musical habrían de girar alrededor de dos frentes básicos: el latín jazz, como alternativa que tomaban los músicos de la salsa dura y la timba cubana, como la gran revolución que reunía erudición, técnica e innovación musical.

 

Buena Vista sorprendió a todos, porque fue hasta el fondo de lo más tradicional de la música cubana y le dio un toque de sabor urbano, recurriendo directamente a sus más genuinos actores, músicos de edad mayor ya retirados, y situó de nuevo la salsa en el boom de la música mundial, al vender copias millonarias. Su éxito fue demoledor para las otras opciones anteriormente mencionadas, que pretendían abrirse paso, y prácticamente les oscureció temporalmente el futuro, que parecían construir con firmeza. Podría decirse que el camino abierto en Europa por estos frentes, fue también aprovechado por el proyecto comercial de Buena Vista, con un producto cadencioso, caribeño y que rescataba la belleza, sabiduría y dimensiones creativas de los hombres de avanzada edad.

 

Buena Vista Social Club no ha sido sin embargo, un proyecto cualquiera. Es una iniciativa de la industria del entretenimiento que ha venido construyéndose desde años atrás como alternativa mundial con la denominada música étnica y de la cual son pioneros músicos como Peter Gabriel y Ry Cooders. Ellos han descubierto una técnica de grabación y de mezcla, que les ha dado mucho éxito con la música africana, la cual han sabido incorporar esta vez a la música cubana, para crear un nuevo sonido para la salsa. Word Circuit Production, que es el nombre de la compañía que lleva a cabo estos proyectos, encontró un sonido que deja sentir el pasado, pero en un ambiente moderno. La mezcla y masterización de estos trabajos es impecable y permite audicionar a plenitud la gama de instrumentos. El ingeniero de sonido que comanda esta avanzada de las actuales técnicas y mezclas de grabación es Jerry Boys, quien ha realizado experimentos maravillosos de grabación por fuera de los Estudios, para citar un ejemplo, como el realizado pon el guitarrista africano y sus acompañantes, Ali Farka Toure, en Niafunké, su villa en Malí, al borde del Sahara. La compañía que tiene como productor estrella a Nick Gold, también aportó el diseño gráfico de sus carátulas y los cuadernillos informativos, que son refrescantes e innovadores dentro de la industria discográfica y de calidad mundial. Esta industria que sabe la importancia del videoclip ha desarrollado un concepto para sus piezas publicitarias que evocan la nostalgia y retratan la belleza del trópico con gran acierto. Para el lanzamiento del proyecto, Ry Cooder une deseos y talentos con el realizador alemán Wim Wenders, quien no solo realiza el musical del CD en la película que lleva su nombre, sino que permite a Wenders realizar una nueva obra cinematográfica sobre ciudades, en esta ocasión sobre La Habana. Ry Cooder y Wenders ya habían trabajado juntos en Paris Texas, que Cooder musicaliza.

 

  

El Malecón de La Habana y el Compay Segundo.   Fotos tomadas por ©Wim Wenders durante su visita a Cuba, para 1999.

 

Todos los artistas de Buena Vista se han codeado con el mundo y sus artistas, en una integración como nunca antes la salsa lo había hecho. Compay Segundo, la fulgurante estrella de Buena Vista, con sus 95 años de edad, ha grabado con cantantes como el argelino Cheb Khaled, conocido como el Rey del Rai, un popular y alegre estilo de música influenciada por la salsa, que Khaled creó; con la cantante Española Martirio y alternar con Charles Aznavour. Lo más destacado de los últimos meses fue la participación de Ibrahim Ferrer con la Orquesta Boabad de Dakar en Senegal, dirigida por Rudy Gomis, donde asistió como artista invitado, junto con la estrella africana Yossou N'Dour. El trabajo, que salió al mercado en el 2002, gano dos premios de la BBC y fue considerada la Orquesta Boabad como la mejor banda africana del año.

 

Ry Cooder en su calidad de músico y productor, no dejó pasar inadvertido el éxito que produjo la iniciativa del actor cubano y productor musical Andy García, cuando en 1992 recupero a la vigencia e hizo visible a una leyenda oculta como Israel López, "Cachao", quien había sido famoso en las décadas de los 30 y 40. Él con su grupo de acompañantes, tocó la música que le encumbro a la fama, los danzones. Cooder reeditó tan exitosa fórmula, esta vez con otras viejas glorias cubanas, que no habían tenido una reputación semejante a Cachao y que incluso habían entrado en las sombras del pasado.

 

        

 

Este nuevo rumbo emprendido y consolidado para el movimiento de la salsa, por Word Circuit Production, tenía que ser retomado en los Estados Unidos. Algunos músicos que habían trasladado su destine musical hacia el latin jazz, ahora decidieron retornar abiertamente a la salsa. Eddie Palmieri regresa con un trabajo monu­mental, que lo sitúa en la vanguardia tanto de la salsa dura, como del latín jazz. Su producción discográfica del 2002, La Perfecta II, es una selección de renovados clásicos de su obra musical de los años 60, que parecía irrepetible, junto a originales composiciones de latín jazz realizadas como una extensión del concepto y estilo de esta orquesta inmortal. En el 2003 el sonido de La Perfecta sigue su marcha y Palmieri sale al mercado con La Perfecta II y su Ritmo Caliente. Ray Barreto, otro de los grandes músicos que había patentado su permanencia en el latín jazz suma a esta nueva onda al regresar en el 2002 a la vieja salsa dura modernizada con su CD Live in Puerto Rico. En esta misma dirección, el productor colombiano, Humberto Corredor, y su sello Caimán Records, graba en el formato y estilo de El Sexteto de Joe Cuba, a Jimmy Sabater, timbalero y cantante de esta agrupación. quién tenia varias décadas sin grabar.

 

                     

 

Buena Vista resultó crucial para la salsa, pues las iniciativas que se tejían desde Nueva York para los años 90, con la Nueva Fania de Jerry Masucci, que buscaba comercializar la salsa cubana y las iniciativas del sello RMM de Ralph Mercado, se ven frustradas ante la muerte sorpresiva de Masucci y por los líos jurídicos del sello de Mercado, que lo obliga a sacarlo de circulación.

 

El Latín Jazz

 

Luego de los movimientos que se vienen presentando al interior de la salsa, es de esperarse que la gente del latín jazz, cada vez más numerosa, avance por la senda de una música cercana al baile, tal como lo señalaron Tito Puente, Mongo Santamaría. Eddy Palmieri y Ray Barreto, y que cuenta con una legión de potenciales seguidores, que respira con salsa el latín jazz, como son: Papo Lucca, Jimmy Bosh, Papo Vásquez, Isidro Infante, Jerry Medina, William Cepeda, John Benítez, Juan Pablo Torres, Charly Sepúlveda, Paoli Mejía, Jesús Alemany, David Valentín, Hilton Ruiz, Poncho Sánchez, Giovanni Hidalgo, Néstor Torres, David González, Oscar Henández. etc. Estos músicos poco a poco van a ir retomado el camino de la salsa.

 

Ya se anuncian trabajos sorprendentes de salsa avanzada de Nueva York con gente metida ultimamente en el latin, como Horacio el Negro Hernández y Robbie Amin, y su CD Third World War, en el cual participa Rubén Blades, Oscar Hernández, connotado pianista retoma la salsa con la agrupación, The Spanish Harlem Orchestra, que relanza al vocalista Ray de la Paz, el mismo que en los años 80 inauguró la balada salsa bajo la tutela del maestro Louie Ramírez.

 

Por la tendencia que se insinúa y los elocuentes resultados de Buena Vista, la recuperación de la salsa es el norte señalado para quienes buscaron en el latín jazz una alternativa excluyente y definitiva.

 

    

 

 

Las Vanguardias

 

Si con la desaparición de la salsa dura el camino era el vanguardismo, comandado por el clásico latin jazz, en la musica bailable de vanguardia no se han presentado en los últimos años grandes sucesos. Todavía se mantiene al frente de la avanzada, el estilo y los trabajos del Conjunto Libre con esa leyenda llamada Many Oquendo, junto a sus dos socios: Jerry y Andy González. Por el lado boricua la nueva visión de la salsa se insinuó en La Descarga Boricua, de Frank Ferrer y Erick Figueroa, quienes propusieron una música para bailar, recia,  fulgurante y moderna, acompañada de voces preciosistas como las de Herman Olivera y Wichy Camacho, tal vez los más destacados soneros de las nuevas generaciones de la salsa. No han vuelto de nuevo a situar sus banderas en las preferencias de la salsa actual. También se anuncian en el cielo boricua los trabajos progresivos de Gary Nuñez y su Grupo de Plena, que sigue entregando una propuesta fresca e innovadora de la plena puertorriqueña, y despuntan los aportes boricuas con sabor a timba cubana, del Grupo Shakala.

 

El maestro Many Oquendo y el Conjunto Libre en NYC.

En la flauta esta el maestro Eddy Zervigón.

La foto es de  ©Eddy Zervigón.

 

Estos vanguardismos que le salieron al paso a la balada salsa, también han tenido valiosas contribuciones desde Venezuela con el Grupo Guaco de Gustavo Aguado, quien ha tornado como fuente de inspiración y modernización de la salsa los aires de su tierra, en especial la gaita maracucha. Le acompañan otras agrupaciones como Orlando Poleo, con su música de Barlovento y consagrados como Alberto Naranjo.  Estas corrientes de vanguardia, son como en el jazz, música para músicos, y no representan una propuesta de masas.

 

Lo Bailable

 

En lo que concierne a los músicos que han estado abiertamente comprometidos con la música para bailar luego de un periodo de cierre, se anuncia el inicio de nuevas búsquedas sonoras que traerán frescura y renovación a la salsa.

 

        En Nueva York los clásicos innovadores han sido Willie Colón, quien ha experimentado hasta con la cumbia, y Rubén Blades, quien ha creado propuestas sonoras de armonización y ritmo al lado de sus reconocidas letras. Los últimos trabajos de Blades deambulan por ambientes musicales cercanos al jazz y la experimentación, junto al grupo costarricense Editus (acompañado de sexteto). En lo más reciente con este sexteto Blades ha retomado viejas canciones con nuevos arreglos en temas como Juan Pachanga y Desaparecidos. En su último trabajo, Mundos, Bla­des continúa alternando una música que busca asociar lo folclórico con lo clásico, y repunta con sus nue­vas sonoridades para la salsa. Willie Colón se mantiene en un receso mientras atiende com­promisos de orden político y social con la ciudad de Nueva York. Al parecer es semejante el parcial retiro de las salas de grabación de José Alberto El Canario y Adalberto Santiago.

 

Otros innovadores de la música bailable como el Bobby Valentín, por sus virtuosos y modernos arreglos para su salsa romántica con sabor boricua, dedica su más reciente trabajo a celebrar sus 35 años de vida artística. Del concierto de celebración queda una grabación en vivo, donde se confirma la vitalidad musical que aun conserva este enorme músico.

 

Sigue siendo importante la representación musical de artistas consagrados de la salsa y su contribución a la evolución de este movimiento musical. Desde Nicaragua y Miami el cantante Luis Enrique continúa con su banda influenciada por las orquestaciones de la salsa moderna de Cuba. También resultan interesantes los trabajos de un consagrado, Tito Nieves, quien con un sonido muy de Nueva York y su característico feeling, le ha dado una temperatura moderna a la salsa romántica. Desde Venezuela y con una salsa cada vez mas neoyorquina esta el fenomenal sonero Oscar de León, quien cada vez certifica que es una de las superestrellas de la salsa mundial. En Colombia el Grupo Niche de Jairo Varela continúa engrandeciendo cada vez mas su sonido dándole más sonoridad y fuerza a sus trombones, en una música que privilegia abiertamente la riqueza melódica, la variedad en el arreglo y la belleza de los mambos.

 

      Al lado de esta avanzada de la salsa más bailable, esta la propuesta de Sergio George, de claro sabor neoyorquino, quien supo afianzar la voz jazziada de La India, Linda Caballero. Fue George, quien proyecto este estilo jazziado, con unos arreglos discotequeros influenciados por la música disco, ampliándole los horizontes al género. Como parte de esta expresión cerca de la música pop en la salsa, de la cual La India es la reina, forman parte los trabajos de Marc Anthony, quien luego de incursionar en la balada pop ha vuelto recientemente a sus orígenes salseros para colocar de nuevo sus canciones en éxitos de las estaciones radiales. En esta corriente inaugurada por George, esta también el dúo de jóvenes dominicanos DLG, que traen a la salsa la influencia del hip hop. Y La India, heredera directa de voces como las de Aretha Franklin y Gracielita, representante sólida de una de las innovaciones más trascendente en la modernización de la salsa, pues ya las improvisaciones en esta música no será únicamente en el estilo consagrado de la Reina de la Salsa, Celia Cruz. Después de La India, nuevas generaciones de cantantes femeninas, como Brenda Star y Choco Orta, elevan sus pregones en el estilo del jazz.

 

       Con un estilo donde se integra la timba cubana, las formas jazziadas de los vocalistas de Sergio George y las sonoridades del grupo Niche, aparece la agrupación colombiana Son de Cali, conformada por ex-miembros de Niche, liderada por las voces de sus ex-vocalista Willie García y Javier Vásquez. Su música es una de las propuestas más refrescantes de la salsa moderna dirigida al bailador. Rondando este camino esta igualmente la última producción del vocalista Charly Cruz, que pretende encontrar el camino de una salsa pop.

 

      La balada salsa ha seguido su curso y ya va para veinte años. Ha evolucionado finalmente como salsa romántica y en esta evolución seguramente podrá aspirar a una larga vida, pues la canción romántica siempre será tema de juventud. Actualmente esta vertiente de la salsa es alimentada especialmente por las agrupaciones y cantantes boricuas. En ella ejerce su reinado Gilberto Santa Rosa junto a Víctor Manuel y Tony Vega, quienes son sus más perdurables protagonistas. Les acompañan otros destacados como Domingo Quiñónez. Alex de Castro, Roberto Lugo, Rey Ruiz, Pedro Arroyo, Tito Allen, Luis Ayala, Pedro Brull, Mariano Civico, Papo Sánchez, Luisito Carrión, Ismael Ruiz, Josue Rosado, entre otros.   Las orquestas de Puerto Rico han creado un estilo propio de la salsa boricua y un sonido sobre el cual realizan sus originales variaciones. Esta propuesta en general parece agotada y será la salsa romántica de procedencia boricua la que tendrá que cambiar radicalmente el rumbo si quiere ir conquistando juventudes. En esa búsqueda andan especialmente Santa Rosa y Tony Vega en sus últimas producciones, con mucha influencia de la timba cubana. Por buen camino va Alex de Castro con una música fuerte y moderna.

 

      De las orquestas boricuas consagradas se destacan los trabajos de la canción romántica con mucho afinque de Willie Rosario, quien retoma en su última producción de aniversario, viejos éxitos de su obra musical. La Orquesta Mulenze y Pedro Conga y otras bandas históricas de la Isla del Encanto se mantienen fíeles a su estilo, entregando sin ninguna periodicidad, señales de supervivencia. Son ellas: Roberto Rohena y su Apollo Sound, La Sonora Ponceña, que celebrará sus 50 años, y El Gran Combo, siempre lanzando nueva música en su tradicional estilo.

 

Otras leyendas como Richie Ray y Bobby Cruz, regresan después de 20 años de retiro a recuperar su público y a atraer juventudes. Después de su reencuentro en Puerto Rico en julio de 1999, luego de estar separados por 20 años, Richie y Bobby han tenido muchas presentaciones de concierto entre las que se destaca la del Carnegie Hall en el verano del 2001 en Nueva York. En ella compartió escenario con La Sonora Ponceña y sé libró el primer duelo pianístico entre Richie y Papo Lucca. Luego vendría en Puerto Rico, en el Coliseo de Bayamón, la celebración de los 40 años de vida artística de estos dos músicos y la grabación de su disco número cien. Allí Richie y Bobby sellaron su definitiva irrupción en la nueva salsa, al reencontrarse con sus antiguos compañeros de agrupación: Miki Vimari, El Pirata Cotto, Mañengue, Polito Huerta, Manolito González y recibir el homenaje de las Estrellas de Fania comandadas por Johnny Pacheco, Bobby Valentín, y de nuevo Papo Lucca, junto a Luisito Marín, Luis García y la presencia de vocalistas como Charly Cruz, Luisito Carrión y Alex de Castro. El CD de esta presentación incluye grandes éxitos de antaño y dos temas originales del nuevo repertorio musical, Doña Catalina y Chan chan, con los cuales esta inmortal agrupación pretende conquistar el gusto de nuevas generaciones y extender la leyenda entre quienes la idolatran.

 

      Como caso aparte y excepcional, esta la presencia contemporánea de la inmortal Reina Rumba, Celia Cruz, un mito viviente que se pasea altiva por los estilos de la música de las nuevas generaciones, impregnándolos de azúcar y tradición salsera. Celia no solo sigue grabando música que llega hasta la población más joven, como ocurrió con el tema La negra quiere tumbao, sino que definitivamente es el más grande símbolo viviente con el cual se presenta la salsa ante el mundo. Y finalmente estan los grandes maestros del canto: Cheo Feliciano, con la vigencia de su cálida voz acompañada con los arreglos de Luis García, quien sigue conmoviendo con su feeling, sabor y calidez interpretativa; e Ismael Miranda el sonero que aún mantiene intacto su timbre sonoro. Ambos por la senda de la canción romántica y la nostalgia del pasado.

 

La Timba

 

Otro de los frentes que el proyecto Buena Vista afectó, fue el de la timba cubana, que se erigía en los 90 como la gran revolución de la salsa.  Para  los  salseros  que habían levantado su oído en la salsa de Nueva York, esta propuesta era el rompimiento total.  Era otra forma de la salsa, que privilegiaba el ritmo frente a la melodía, apoyada en un tumbao en los teclados conocido como la timba, que nació en las esquinas de los barrios de La Habana.

 

La timba en los 90 fue el movimiento salsero de la juventud habanera. Rivalizaba abiertamente con la cadencia del son tradicional de la región oriental de la Isla, más exactamente de Santiago de Cuba, que sirvió de sustento a la salsa de Nueva York.

 

La timba tiene como antecedente el ritmo del songo, creado por Juan Formell, arreglista y director de la orquesta Van Van, y por Changuito su baterista, y fue establecida en la salsa cubana por la agrupación NG La Banda, bajo la dirección de José Luis Cortes.

 

Esta expresión musical de la salsa, se tomó La Habana en la década de los 90 y deslumbró a los turistas que visitaban la Isla, en especial por la particular manera de bailar de las cubanas, poseídas por la furia del ritmo que llevaban con frenesí en sus caderas percutidas. Musicalmente rompe el pasado de la salsa y representa una revolución musical. Exige de los músicos una riqueza técnica y las canciones son una amalgama de ritmos y de estilos musicales que pueden hacer parte de géneros diferentes a la salsa, especialmente el rock, el funk, la balada y el Jazz. Tiene un sabor funk en el bajo que la diferencia radicalmente de la cadencia que caracteriza el bajo de la salsa tradicional, e incorpora en el formato orquestal una batería como instrumento esencial para comandar toda la agresividad percutida del sonido.

     

La Charanga Habanera.

 

Como grandes bandas representativas de esta nueva salsa están: NG La Banda, Klimax, Isaac Delgado, Paulito y su Elite. La Charanga Habanera, Manolín el Medico de la Salsa, Bamboleo, Manolito y su Trabuco.

 

Pese a la calidad musical de esta salsa, es un fenómeno netamente habanero, con mucha aceptación en España y países europeos, donde ha sido difundida fundamentalmente a través del sello barcelonés Magic Music y de Eurotropical. Para algunos es una música muy adelantada, concebida para conquistar a una población rockera que aún no manifiesta sus preferencias por los aires afro-latinos. Sin embargo no ha llegado todavía el tiempo para que este grupo objetivo lo asocie a sus preferencias. Tony Pireli, el músico, líder fundador del movimiento de la Nueva Trova, Los Cañas, y actualmente gerente de arte y repertorio de la firma discográfica Caribe Productions tiene sus razones para explicar por que la timba no ha conquistado el grueso publico: "Nuestra música bailable actual es más agresiva y con un alto nivel técnico, lo que — en cierto sentido — la hace menos accesible. Por el contrario, la imagen de la persona de edad es más sosegada. El público esta un poco cansado de tanta agresividad, de tanto 'latin lovers' y 'niños terribles'. La imagen del anciano provoca bondad, acercamiento, simpatía: eso, insertado en una corriente retro internacional hace posible el boom. Las compañías que lo han hecho en esa línea lo han hecho muy bien, sobre todo Word Circuit, que ha logrado un éxito impresionante... No creo que la timba no funcione en el mercado, solo que no es su momento, su coyuntura."

 

Isaac Delgado. La foto es de ©Abel Delgado

 

A más de las razones expuestas por Tony Pireli, para explicar por que la timba no ha tenido una aceptación de masas fuera de La Habana, se podrían sumar otras consideraciones: Es una corriente musical que renunció abiertamente al legado tradicional del son, al cambiar la cadencia en la forma de tocar, por la excitación frenética. No impera el sabor, reina el delirio. Un concierto de una orquesta de timba cubana es un episodio delirante de ritmo y de técnica, de comienzo a fin, que en su desenfreno y reiteración asume el éxtasis. No hay en los conciertos las consabidas estaciones que permitan disfrutar de lo más puro de la melodía. El tumbao timbero, comandado por los teclados, llena los conciertos de una agitación percusiva totalizante, hasta un punto donde la melodía es tan solo un adorno. Al tener como fuente directa de inspiración la recreación de su propia descarga, luego de dos canciones la música desciende hasta los orígenes de esta nueva rumba de los barrios de La Habana y ya no se aprecia ni la técnica, ni la calidad de los intérpretes. El virtuosismo se ha perdido en lo idéntico de la timba, los metales apuestan a quien da los registros más altos y la agitación es un estruendo. Tiene en esto la timba, sus puntos de contacto con el heavy, que en este caso es la rumba de la juventud habanera, ante lo cual la propuesta musical se reduce a un movimiento localista.

 

La timba para no ahogarse en ella misma, no puede ser una recreación exclusiva de su rítmica, pues termina en lo folclórico, que es irrepetible para otras comunidades que no sean las de origen. Ella debe ser un condimento de modernidad para la forma musical de la salsa. Su aporte en este periodo del movimiento salsero sin lugar a dudas le incorpora renovación y un aire más juvenil a esta música.

 

La salsa con sabor de timba representa una innovación que abre nuevos espacios a la salsa. Es una ruptura musical que de cierta forma guarda alguna semejanza con lo que fue el mambo que hizo Pérez Prado, frente a la música de su época. Pero el mambo al estilo Pérez Prado solo fue uno, no todos quisieron tocar su mambo. De ese rompimiento se tomó el ritmo y el nuevo sabor para incorporárselo a la música que se venia haciendo. Así encontramos el mambo de Machito, de Tito Rodríguez, Tito Puente, y de las orquestas cubanas de aquel entonces que introdujeron la innovación sobre el camino del pasado.

 

La timba es un momento de ruptura y sus elementos de innovación son una inyección de juventud para el movimiento de la salsa. Puede ser un buen condimento rítmico y armónico, un sonido cerca de las sonoridades propias de la globalización. La timba no es una raíz musical propiamente dicha como para abrirse paso en el mundo por si misma, es una forma rítmica y una revolución musical que le cae muy bien a la salsa.

 

Los aportes entregados ahora por la nueva generación de músicos cubanos son sin duda muy valiosos y hay una buena cantidad de canciones maravillosas llenas de moder­nidad que no caen en los insondables abismos rítmicos de la timba. Recordamos temas como: Para volver conmigo y Tú no me calculas, de Paulito; La bola, No lo comentes, del Medico; Deja la ira, Aquel que baila gana, de Van Van; Mitrakami mambo, El trágico, de N.G. La Banda.

 

Es hora de advertir que la perseverancia timbera parece haber llegado a un punto de estancamiento en su proceso creativo. No hay un paso adelante en las actuales agrupaciones de la timba, que vayan mas allá de la consabida introducción melódica y la eterna  descarga timbera. Ahora con la tragedia de tener que copiarse las pocas frases de melodía y de mambitos que han quedado grabados en el oído de su público.

 

Posiblemente el aislamiento no les permitió a los jóvenes conocer a fondo su propia música, ni las producciones de Nueva York, para integrarla a la indiscutible riqueza técnico musical que requiere el nuevo swing de la música cubana actual. Allí reposa un potencial que podría abrir un brillante nuevo despertar para la salsa fuerte que muchos salseros siguen añorando.

 

De los grandes vocalistas de la actualidad cubana, Isaac Delgado es tal vez el único músico que mantiene una firme línea de apertura hacia otras sonoridades del movimiento salsero mundial.

 

Músicos como Adalberto Álvarez, Juan Carlos Alfonso, de quienes se esperaba una propuesta de unión entre el pasado cubano, la salsa de Nueva York y la timba de la juventud habanera, no han tenido una continuidad suficiente para crear un movimiento. De todas maneras el éxito de Buena Vista y la poca aceptación de la timba en Latinoamérica. Parece haber dado buenos argumentos e iniciativas de transición a músicos como Cesar Pedroso y su banda Sur Caribe. Ni Manolito y su Trabuco, ni El Medico de la Salsa, Ni Paulito Fenández han decidido aventurarse firmemente por la melodía y la cadencia que tanto necesita el sabor de la timba para romper fronteras y llegar al grueso público.

 

De un pasado con acerbo, un puente recurrente a nuevas generaciones:

El maestro Rubén González (+)

 

¿Qué puede pasar con la innovación Cubana?

 

El interrogante que surge es apenas obvio: ¿Se mantendrá esta opción adelantada de la salsa en la senda exclusiva de la timba? O: ¿Tendrá que volver sus ojos hacia las canteras del pasado cubano y de la salsa de Nueva York? Hay un hecho inquietante, la experimentación y demostración más absoluta de las virtudes de esta nueva salsa ya la alcanzó en su soberbia plenitud el Grupo Klimax, del compositor, arreglista y baterista sin igual Giraldo Piloto, precisamente en su primera producción discográfica. Nada parece posible que pueda ir más allá en perfección, creatividad y virtuosismo, sin que no suene a copia o a repetición. Klimax llevo el concierto de la timba a una escala propia de música de cámara, para una actuación delirante. De todas maneras la creatividad es inagotable y Cuba es la raíz de todo este movimiento musical llamado salsa, escenario donde esta ubicada la timba.

 

Eddy Palmieri y Hernán Olivera. La foto es de ©John Child.

 

 

 El Porvenir

 

La salsa es un movimiento establecido en el mundo, con alto potencial de creatividad, preparado suficientemente para enfrentar la globalización. No es un movimiento inventado por la moda, es una respuesta cultural del espíritu de los pueblos afrolatinos ante toda la humanidad. Está fundado sobre profundas raíces, de donde han crecido y se sustentan una legión de grandes músicos formados, que siguen buscando por todos los medios romper la crísis que atraviesa su música para seguirse expresando en ella, en un momento donde la industria tiene el gran poder de modelar la moda y el gusto universal.

 

Es de esperarse que los músicos de Nueva York, refugiados en el jazz continúen su retorno a la salsa, aprovechando que ahora esta de moda en Europa y en otras regiones del mundo, donde proliferan las escuelas para enseñarla a bailar y los concursos de bailadores.

 

Sin duda la iniciativa musical de los cubanos ha de ser por siempre un destino vital para este movimiento musical de la salsa, fundado en sus orígenes. Buena Vista les dio un campanazo de alerta a los rumbos que la juventud de músicos cubanos había tornado, lo cual no puede ser desestimado, sin que con ello se proponga detenerse en un retorno al pasado.

 

Posiblemente la globalización acercara cada vez más la creatividad musical a la Integración y fusión de músicas, y allí ha de estar la SALSA como el ingrediente sonoro que aportara con elemental naturalidad la extraversión y la alegría de la danza a las nuevas músicas.

 

La salsa es hoy una música mundial y por lo pronto no va a dejar de serlo. Así lo confirma la búsqueda que actualmente mantiene por hallar nuevas propuestas musicales y por la aceptación y presencia que tiene en los pueblos del mundo. La salsa es una música viva, que sigue lanzando nuevas canciones al aire con nuevos intérpretes en distintas lugares del planeta, no necesariamente de procedencia latina. Música que no produce nuevas canciones está muerta y esa no es la suerte actual de la salsa. Ella esta instalada en los gustos musicales del mundo.

 

Por ahora la suerte de la salsa estará posiblemente muy ligada a las expectativas que el viejo mundo tiene por este continente americano, que ondea en su cielo la calidez del trópico, el ritmo de su Mar Caribe y la presencia exótica de una vegetación alucinante. Pero el verdadero poder de la salsa seguirá estando en las raíces inextinguibles que le sustentan.

 

Diagramó y trascribió del original: Israel Sánchez-Coll

 

Notas:

 

Rafael  Quintero, es Ingeniero Mecánico de profesión. Fue profesor del Departamento de Ingeniería Química, en la Universidad del Atlántico y durante muchos años enseñó en el Instituto Tecnológico SENA, en Cali – Colombia. Ha realizado varios guiones para videos musicales y fue organizador de dos congresos nacionales de música Salsa, durante las Ferias de Cali de 1983 y 1984; además es coautor del libro Abran Paso: Historia de las Orquestas Femeninas de Cali.

 

Esta conferencia fue presentada en el Primer Encuentro de Investigadores de música afrocaribe, auspiciado por Radio Universidad del Norte y el Centro Cultural Cayena,  durante los días 11 y 12 de mayo del 2002, en Barranquilla – Colombia.

 

El material fue publicado previamente en la Revista Huellas Núm. 67-68 de La Universidad del Norte —lugar donde se tomó. Usted puede leer completamente todas las conferencias presentadas en dicho encuentro, accesando la dirección electrónica de la Revista Huellas:

 

http://www.uninorte.edu.co/publicaciones/revista_huellas/index.html#

 

Copyright 2002 REVISTA HUELLAS – UNIVERSIDAD DEL NORTE

  Este artículo se publicó en  Oasis Salsero

 

 

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