Azulito y 3D Mambo: Conversando con Ray Santos

 

Ray Santos durante la entrevista en Río Piedras.

Colección del autor, Rio Piedras, P.R.

Nació East Harlem, Nueva York, 28 de diciembre de 1928
Falleció Bronx, New York, 18 de octubre de 2019

 

 

 

Por Ewin Martínez Torre

emartinez@mail.com

Colaborador de Herencia Latina

San Juan - Puerto Rico

El Maestro Ray Santos es un puertorriqueño que ha realizado grandes contribuciones a la música latina como arreglista, director de orquesta y músico. Sin embargo, más allá de los círculos de los amantes del mambo y las bandas grandes de música latina de antaño, es poco lo que se conoce en Puerto Rico sobre su distinguida trayectoria profesional. En parte, el que esto suceda se debe a la naturaleza del propio Ray Santos. Se trata de una persona ilustrada pero con un carácter afable y accesible, totalmente desprovisto de vanidad, presunción o las ostentaciones que exhiben otras personalidades de la música con logros mucho menores.

Por ejemplo, a menos que se le pregunte directamente, Ray Santos no le va a decir que participó con tres arreglos en el disco compacto “Palo Pa' Rumba” de Eddie Palmieri, el cual obtuvo un premio Grammy  de la Recording Academy en el 1985. Tampoco le va a decir que también arregló para Eddie Palmieri y Tito Puente en el CD “Obra Maestra” que ganó un Grammy en el 2001. Para Linda Rondstat escribió todos los arreglos y fue director de la orquesta para su CD “Frenesí”, que ganó un Grammy en el 1993. En la película “Mambo Kings” fue director y arreglista de la música de mambo, incluyendo el arreglo de “Beautiful Maria of my Soul”, canción que fue nominada para un “Oscar®” como “Best Song from a Motion Picture” en la edición número 65 de los Academy Awards® de la Academy of Picture Arts and Sciences.

Es decir, se trata de una persona que ha alcanzado un sitial muy elevado en el mundo de la música latina, es puertorriqueño y es prácticamente desconocido entre sus paisanos. Haciendo pública esta entrevista queremos presentar la destacada trayectoria profesional del Maestro Ray Santos, luego de que sufriera un reciente quebranto de salud.

Ewin Martínez Torre (EMT): Hoy es lunes 14 de agosto de 2006. Nos encontramos en la ciudad de Río Piedras con Ray Santos, quien es arreglista e instrumentista y trabaja como Profesor en la Universidad de la Ciudad de Nueva York (City College), donde enseña un curso de Banda o performance...

Ray Santos (RS): Banda. Música afro-caribeña y música popular latina…

EMT: . . .y nos consta que es así por que inclusive en una ocasión estuvimos allí en el año 2002 y grabamos en vídeo uno de los ensayos.

RS: ¡Ah si! Me recuerdo, si.

EMT: Entonces, quería preguntarle sobre su fecha de nacimiento, quiénes son sus padres y de dónde provienen.

RS: Yo nací en Nueva York el 28 de diciembre de 1928. Mis padres son Ramón Santos, de Rincón y Carmen Santos, de Vega Alta. Ellos emigraron a Nueva York en el 1926, por separado, se conocieron en Nueva York y se casaron allí en la ciudad de Nueva York.

EMT: ¿Y en cuál de los condados de Nueva York residían?

RS: Primero en Manhattan, en el barrio puertorriqueño de Nueva York. Entonces para 1942 nos mudamos para el Bronx. Compramos una casa en Evergreen Avenue y todavía yo vivo allí. Mis padres fallecieron.

EMT: ¿Cuántos años tenía cuando se mudaron al Bronx?

RS: Trece años.

EMT: ¿Cómo era el condado del Bronx en esos años?

RS: Bueno, la demografía era muy diferente a como es ahora. Había una pequeña colonia puertorriqueña por Jackson Avenue y Prospect Avenue, lo que llamaban el South Bronx. Y entonces se puede decir que la mitad de la población del Bronx era judía. Entonces la otra mitad se dividía entre puertorriqueños, italianos, irlandeses, gente de descendencia alemana y afro-americanos. Eso ha cambiado mucho. Ahora el Bronx es de puertorriqueños, dominicanos, afro-americanos, muchos hondureños, centroamericanos y mexicanos. Esa es la mayoría de la población.

EMT: ¿Qué clase de música se escuchaba en el Bronx y en la ciudad de Nueva York?

RS: Cuando yo me mudé para el Bronx ingresé en un Junior High School. Yo creo que yo era el único puertorriqueño (se ríe). Y entonces, con la mitad de los otros muchachos en la clase me interesó mucho el Big Band jazz, el swing, Big Band swing music. Me interesó eso mucho y yo iba con los amigos mios a los teatros en downtown, por Broadway, a ver a Benny Goodman, Count Basie, Duke Ellington, Tommy Dorsey, Jimmy Dorsey, Gene Krupa, Lionel Hampton, cuanta banda de Big Band swing había. Uno podía entrar a un teatro allí antes de la una de la tarde por cincuenta centavos. Daban una película de estreno y un show con una banda de Big Band jazz, de swing.

EMT: ¿Está hablando de los años cuarenta?

RS: Los años cuarenta; 1942, 1943 y eso siguió casi hasta la mitad de los cincuenta. Entonces el interés en el Big Band jazz, las orquestas grandes de swing, como que decayó; aunque el interés, la calidad nunca decayó. El interés del público y la juventud fue lo que cayó. Lo que estaban interesados entonces era por el rock and roll y Elvis Presley.

 

 

Ray Santos el instrumentista

Colección de Ray Santos, Bronx, NY

 

EMT: ¿Cómo esas experiencias influyeron en Ray Santos para convertirse en músico?

RS: Pues naturalmente la juventud, uno crea sueños enseguida al ver todas esas bandas en el escenario y quiere hacer lo mismo. Entonces yo, con los amigos míos empecé a tocar saxofón, siempre con el sueño de tocar en una banda grande buena. Entonces seguí estudiando saxofón. Luego me interesó la armonía y la orquestación, siempre dirigiéndome hacia la influencia del jazz de banda grande, de las orquestas que mencioné anteriormente. Sin embargo  en casa mamá siempre tenía en la cocina la radio en español, las estaciones latinas. Allí siempre se oía a Noro Morales, Xavier Cugat, grupos folklóricos como Ramito, Claudio Ferrer, Pedro Flores con Daniel Santos, Bobby Capó. Toda esa música se escuchaba en la radio para esa época. Así que en la sala yo siempre tenía el Big Band jazz escuchándolo. También comenzaba la época del small group jazz, el be-bop, con Charlie Parker y Dizzie Gillespie. Thelonious Monk también me interesó. Oía en la cocina, cuando mi mamá tenía esos programas de la radio latina puesta, ciertos grupos como Machito y Puente que tenían una influencia de la misma música del Big Band jazz que me gustaba a mi también. Ahí fue que me interesó participar en orquestas latinas.

EMT: Entonces esa mezcla de diferentes géneros de música que Usted escuchaba,  ¿eso influyó...?

RS: . . .Música cubana, puertorriqueña, la mezcla de lo caribeño. También cuando empecé a tocar en bandas me interesaba ya combinar la armonía del Big Band jazz, la armonía moderna, con la música puertorriqueña y cubana.

EMT: Profesor, usted acaba de mencionar en dos ocasiones la palabra “armonía”. ¿Cuando comenzó a estudiar música formalmente?

RS: Eso fue cuando yo tenía como 19 años. Soy dichoso que tuve unos padres que me apoyaban mucho. Y me dieron la oportunidad de ingresar en Juilliard School of Music. Empecé en el 1948 como discípulo del saxofón estudiando con Vincent James Abato, un saxofonista bien conocido. También tomé clases de armonía, de orquestación, análisis de las obras grandes de los compositores clásicos como Bach, Beethoven, Mozart. En los modernos llegamos a Igor Stravinsky, Debussy y Bartok. Una mezcla. Según pasaban los años, los últimos años en la escuela eran de orquestación y composiciones bien adelantadas del siglo XX. Se puede decir música del siglo XX como Stravinsky, Bartok, Debussy, Ravel. De ellos viene toda la armonía moderna que se usa hoy en día en la música popular.

EMT: ¿Por qué se decidió por el saxofón?

RS: Bueno, este, yo tenía un amigo que me llevó a su casa y me tocó un disco de Coleman Hawkins tocando Body and Soul, y me impresionó tanto lo bonito que le sonaba el saxofón que yo dije: “Yo quiero tocar eso”. Fue el primer saxofonista que yo escuché con un sonido bien bonito. El amigo mío también tomó el saxofón y tocábamos muchos duetos juntos él y yo en la casa mía o en la casa de él. Así que me interesó el saxofón. Entonces cuando empecé a estudiar armonía me aconsejaron que consiguiera un piano porque en el piano es que uno puede meterse mas profundo en la armonía. Piano o guitarra, cualquier instrumento que dé los acordes, pero el piano especialmente. No soy pianista pero por lo menos el piano me ayuda mucho a armonizar los arreglos.

EMT: ¿Cuál fue su primera experiencia como profesional?

RS: Bueno, para principio de los cincuenta fui conociendo músicos del Bronx que tenían grupitos y venían a casa a buscarme para que tocara en las bandas de ellos. Entonces toqué con Frank Figueroa que tenía una banda. Ahí conocí a Manny Oquendo, Ray Coén, Sabú Martínez el conguero, que era vecino mío también allá en el Bronx. Entonces así fue que fui cogiendo experiencia con las bandas latinas. Casi todos los arreglos que conseguíamos eran los que se conocían como “stock arrangements”, que venían impresos de Cuba; los arreglos de Pérez Prado y diferentes arreglistas buenos como Julio Gutiérrez. Esos venían impresos en papel mimeografiado y se compraban en la unión de músicos a peseta [25 centavos de dólar]. El mismo arreglo que había grabado Cascarita con Casino de la Playa, se podía conseguir allí en el establecimiento. En la Unión 802 se reunían los músicos a buscar trabajo o a hacer enlaces con otros músicos y ahí mismo se vendían, siempre había alguien vendiendo esos arreglos. Y esos mismos arreglos los grababan, así mismo, Tito Rodríguez, Tito Puente, Machito y Noro Morales.

        En los veranos, en una sección fuera en los altos de Nueva York, un área de montañas que se llama Catskills Mountains hay muchos hoteles, pequeños y grandes. La mayoría eran para clientela judía, que siempre se escapaba en los veranos para allá arriba, huyéndole al calor de Nueva York. Entonces en el verano, cuando yo tenía como 17 años, siempre se podía conseguir un trabajito con un grupito chiquito de cinco o seis músicos; trompeta, saxofones, bajo, piano y batería, y tocábamos en el hotel durante el verano. Un summer job. No pagaba mucho, pero se gozaba mucho y se comía bien (se ríe). Ahí fue mi primer trabajo profesional. Entonces como para el cincuenta yo estaba en la Unión en la sala de reuniones y vino un amigo mío que tocaba piano con la orquesta de Frank Figueroa y me dice: “Mira, hay una banda ahí y yo estoy tocando con ellos y necesitan un saxofón tenor”. Entonces yo no tocaba tenor, lo que tocaba era alto. Fui y alquilé un saxofón alto en una tienda que había cerca de mi casa en el Bronx. Entonces fui a la audición y era una banda de merengue. Esa era la primera banda de merengue que había en Nueva York. El director se llamaba Josesito Román y tocaba la tambora. Cuando yo oí la palabra “merengue” y “Santo Domingo” no podía yo ubicar dónde era Santo Domingo. Tuve que ir a casa y buscar un mapa en un Atlas: “¡Ah, Santo Domingo es por acá, mas arriba de Puerto Rico!”. En ese ensayo fue la primera vez que toqué un merengue y entonces, como yo era un discípulo del saxofón que estaba estudiando mucho —practicaba como tres o cuatro horas al día y tenía la flexibilidad— tenía los dedos bien flexibles, podía tocar todos los pasajes; los guajeos, los jaleos, mis dedos se movían bien (tararea un guajeo y  mueve sus dedos cual si estuviera tocando el saxofón). Armónicamente era música bien sencilla: “Loreta”, “Compadre Pedro Juan”, “Caña brava”… Entonces esta orquesta consiguió un contrato en el Palladium. Parece que Leonidas Trujillo, que era dictador en República Dominicana, apoyaba el merengue. Entonces este señor Josesito Román estaba bien conectado con el Consulado dominicano y ellos apoyaban a Josesito por medio de Trujillo. Ellos compraban los uniformes, nos conseguían contratos y de una forma u otra le consiguieron un contrato a Josesito en el Palladium. Fuimos a tocar allí y la banda de nosotros no se podía parar al lado de Machito [Frank Grillo], que era el que estaba tocando ahí (se ríe). Machito, Puente, Rodríguez... Pero la ventaja de ese trabajo para mi era que yo oía esas bandas todas la noches. En el break mío, es decir, cuando nosotros estábamos en el descanso, me iba a la tarima a oír a Machito, mirar la música: oír a Puente y Rodríguez, que ellos lo que tenían en ese tiempo eran grupitos, conjuntos de tres trompetas nada más, no tenían saxofones. El que tenía los saxofones era Machito, un Big Band. Y allí fui conociendo a Mario Bauzá, Pin Madera, todos los músicos de Machito, Rodríguez y Puente. Ubaldo Nieto, René Hernández el arreglista. Entonces llené mi solicitud (carcajadas) para Machito. Eso fue como para el 50. Y entonces tuve que esperar que se retirara uno de los originales de Machito, uno de los fundadores de la orquesta, Freddie Skerritt, que se retiró en el 56 y me llamaron para ocupar el puesto de él.

 

 

Sección de saxofones de la orquesta de Machito (Frank Grillo).

Colección de Ray Santos, Bronx, N.Y.

 

EMT: ¿En la orquesta de Machito?

RS: De Machito. Antes de eso había tocado con Noro Morales por un tiempo, y César Concepción. César me trajo aquí a Puerto Rico por primera vez. Nunca había venido. César Concepción me trajo en el 55 cuando tocamos en el Caribe Hilton. Pero antes, cuando yo me gradué de Juilliard, Noro me dio un trabajo. Pero él no trabajaba mucho porque estaba siempre con grupos pequeños: piano con ritmo y una conga con un cantante. Pellín Rodríguez era el cantante. De vez en cuando le venía un baile con banda grande, o tocar en un teatro con banda grande. Pero la mayoría de los trabajos de Noro eran en clubes con sextetos de piano con él como solista. Como él era tan buen pianista siempre se destacaba. Pero la orquesta de Josesito nunca pegó. El que pegó el merengue en Nueva York, eso fue como en el 54, fue Ángel Viloria con el acordeón y el saxofón. El “Perico ripiao”, eso fue lo que pegó en el merengue en Nueva York.

EMT: Con Josesito Román, ¿llegó Usted a grabar algún disco?

RS: Nunca grabó, nunca grabó.

EMT: ¿Cuánto se ganaba en los trabajos de esa época?

RS: La escala era (se ríe) veinte dólares por noche, que para una persona joven y soltera estaba bien. Había bastante dinero para ahorrar algo y comprarse buena ropa. Si se hacían tres o cuatro gigs [presentación] a la semana ya eran 80 dólares. Yo trabajaba cuatro horas por noche en el Palladium y se tocaban cuatro sets de media hora cada uno: media hora Josesito, media hora Machito, o Puente, o Rodríguez. A veces los dos juntos, Puente y Rodríguez, Puente y Machito... Pero siempre habían dos bandas. A veces los fines de semana traían mas bandas. El Palladium se llenaba mucho. Cuando Skerritt se retiró de la orquesta de Machito ahí fue que yo entré. Yo conocía a Pin Madera, de los originales, Freddie y el hermano de Ubaldo Nieto que tocaba saxofón también. Se usaban tres saxofones nada más en el 1940. Entonces Freddie se retiró de la música.

EMT: ¿Cuántos años estuvo en la orquesta de Machito?

RS: Desde el 1956 hasta el 1960. Entonces quise cambiar de ambiente, aunque siempre me gustaba la banda de Machito, siguió siendo mi favorita. Noro Morales venía para Puerto Rico, al hotel La Concha en el Condado. Me ofreció un trabajo a mi y a Pin. La banda tenía a Vitín Avilés, que era el cantante. Jorge López y Juancito Torres en las trompetas. El hermano de Noro, Pepito, en el barítono. Simón Madera en el bajo, el hermano de Pin, ambos hijos del compositor Simón Madera, el de las danzas. La banda estaba buena. Estuve con Noro como un año. Entonces me fui a trabajar en el hotel San Juan con la orquesta de Charlie Fisk, una orquesta americana, tocando shows: Nat King Cole, Merlene Dietriech, Frankie Lane. Venían muchos artistas buenos. Estuve ahí como un año. Entonces los que eran dueños, Pan American Airlines —que también eran dueños de la cadena Inter Continental Hotels a la cual pertenecía el Hotel San Juan— ellos se desligaron de International y le vendieron el hotel a un sindicato de Nueva York. Charlie Fisk perdió ese trabajo y yo me vine para Nueva York, en 1962. Ahí fue que ingresé con Puente. Hacía arreglos a Puente, Rodríguez y Machito.

EMT: ¿Cómo fue que se interesó en la creación de arreglos?

RS: Bueno, por lo regular alguien me llama que tiene una composición, que quiere un cantante. Quiere un arreglo de cierta composición, a veces de un tema conocido, a veces un tema nuevo. A veces los temas son buenos y a veces los temas son malos. Un tema bueno con buena armonía y buena melodía siempre inspira mas y es mas fácil de trabajar. Si no tiene mucha armonía hay que buscarla y trabajarla para tratar de elevar la calidad de la composición. Las composiciones buenas no hay que elevarlas porque ya son buenas. Entonces hay que buscar la forma que le caiga al cantante muy bien. Hay que oir al cantante, saber el estilo, el fraseo, la tersitura, lo que se llama el “range” o hasta dónde puede subir, dónde es que suena mejor. Si es débil en el registro de abajo hay que dejarlo tranquilito ahí, no puede ponerle mucha orquestación detrás. Y lo mismo con las notas agudas, hay que saber hasta dónde puede llegar sin hacer tonos forzados. En la época de Josesito Román fue que comencé a interesarme en arreglar. Ya yo estaba estudiando hacía un par de años en Juilliard y tenía los conocimientos de armonía, acordes y orquestación. Y me dije: “Bueno, ya yo tengo cierta idea aquí. Déjame tratar de escribir”, y le llevaba el arreglo a la orquesta, sonaba bastante bien y se tocaba en los bailes en el Palladium. Se tocaban y me oían  Puente, Rodríguez, Machito y Mario Bauzá y preguntaban: “¿De quién es eso?”. Y de ahí que me empezaran a llamar para que le hiciera arreglos a ellos.

EMT: ¿Cuando pasó de instrumentista a escribir arreglos exclusivamente?

RS: Bueno, por muchos años fue una combinación de los dos porque siempre es una ventaja si uno toca un instrumento y arregla. Para el director de la orquesta es una ventaja tenerte. Ser saxofonista y nada mas sin arreglar, en Nueva York hay como diez mil saxofonistas buenos (se sonríe). Pero como arreglaba también siempre se me daba una preferencia. Aunque quizás yo no era tan bueno como otros saxofonistas que se podían conseguir, pero tenía la ventaja de que podía arreglar un poquito y los líderes siempre me buscaban para eso, para tenerme en la banda haciendo arreglos y tocando.

EMT: En el LP Musicor de Tito Rodríguez “Esta es mi Orquesta”, lo mencionan a Usted de manera prominente durante la introducción.

RS: ¡Ah!, si, si. Esa fue la última grabación que se hizo como orquesta organizada. Después de eso lo que hacía Tito Rodríguez para grabar eran escogidos. Escogidos buenos, pero no era una orquesta permanente.

 

César Concepción y su Orquesta, 3-D Mambo, Secco 4137, 78 RPM.

Colección del autor, Río Piedras, P.R.

 

EMT: ¿Por qué Azulito? ¿Por qué 3-D Mambo?

RS: Okay. Azulito como es una progresión armónica que se llama blues, el jazz tiene mucha influencia del blues, que es una progresión armónica —que se usa mucho todavía en el rock and roll, en el bebop, toda forma de música popular americana siempre tiene influencia de los blues— y entonces la traducción de blues a español es azul, y yo nombré esa composición Azulito. Entonces 3-D Mambo originalmente se llamaba Mambo Moderno y lo tocábamos con la orquesta de Josesito Román, que fue la primera orquesta que lo tocó. Entonces a César Concepción yo le mandé una copia desde Nueva York con el pianista Johnny Conquet, que era muy amigo mío y había tocado con César por tres o cuatro meses. Yo le había cambiado el título a X-Ray Mambo, rayos equis. Y cuando vino a Nueva York lo grabó con Luisito Benjamín, Lito Peña, Joe Valle, que estaban en la orquesta. Pero entonces la Peer International, Southern Music, que me pidió el número para publicarlo, me pidieron el permiso para cambiar el nombre de X-Ray Mambo a 3-D Mambo porque en ese tiempo las películas de tercera dimensión, en el 53 o 54, estaban de moda. Uno iba al teatro y le daban unas gafas especiales para eso. Era lo último en la avenida para ese tiempo, el 3-D, y para aprovechar la fiebre del 3-D le pusieron 3-D Mambo y así se quedó.

EMT: ¿Usted lo grabó por primera vez con Tito Puente?

RS: No, el primero que lo grabó fue César Concepción con Luisito Benjamín en el piano.

EMT: ¿Cuando fue que Ray Santos hizo su primera grabación?

RS: La primera grabación fue con Noro Morales en la RCA Victor acompañando a un cantante que nosotros estábamos acompañando en el Teatro Hispano en la 116 y Quinta Avenida, Fernando Fernández. El vino a Nueva York y la orquesta de Noro lo estaba acompañando y le gustó la orquesta. El era artista de la RCA Victor también y le pidió a la compañía que le diera una grabación con la orquesta de Noro. Eso fue en el 1953. Entonces fuimos a los estudios de la RCA Victor allá en la 24 y Tercera Avenida, eso no existe ya, e hicimos cuatro números. Y el pianista y arreglista de Fernando Fernández era Jesús "Chucho" Rodríguez, arreglista mexicano muy bueno y tremendo pianista. El hizo los arreglos para la banda de Noro.

EMT: Retomando lo que Usted me estaba diciendo anteriormente, ¿con quién tocó cuando regresó a Nueva York?

RS: Estuve haciendo bailes con varios grupos y en el 1963 empecé con Tito Puente. Ya nos conocíamos y Puente quería añadir otro saxofón para grabar con tres. Me puso a mí en el segundo alto y que estuviera en la orquesta para arreglar también. A Puente siempre le gustaban los instrumentales, la música instrumental, y la escribía muy bien. También  tenía la influencia del Latin jazz, que ya Rodríguez y Puente se habían metido en eso. El primero que empezó eso fue Machito, pero ya para el final de los 50 y entrando a los 60 había mucho interés en esos números instrumentales, Mambo jazz o Salsa jazz, pero era mucha influencia de jazz con solistas, muchos solistas siempre: trompetas, saxofones y trombones descargando. Eran como descargas pero con su arreglo. Entonces Puente, Machito y Rodríguez estaban en guerra en eso. Y como eso me gustaba a mí también, así que era la perfecta combinación (se ríe). También me interesaba ver los bailadores. Yo no había visto gente bailando así, mucho moneo aquí arriba (señala del tórax hacia arriba), pero tenían unos pasos tremendos. Y había un intercambio de energía entre los bailarines —los buenos bailaban al mismo frente de la orquesta— cuando la orquesta veía que los bailadores estaban bien swinging subían la energía de la música, y cuando los bailadores oían esa energía subiendo se ponían mas excitados. Era un intercambio de energía muy interesante, una motivación mutua. Por eso el Palladium era tremendo por eso; la música y los bailadores.

EMT: ¿Era difícil trabajar con Tito Puente?

RS: Él era la forma de una persona difícil de acercarse a él, pero su musicalidad era tan buena y de una calidad bien alta que me gustaba trabajar con él. De la orquesta de Pupi Campo salió la banda de Puente originalmente. Se llevó un par de trompetas, casi todo el ritmo e hizo un conjunto. Yo vi a Puente la primera vez que él tocó en el Palladium. Manny Oquendo y Ray Coén me dijeron: “Mira, Tito va a tocar en el Palladium”. Fuimos allá a verlo y debutó con tres trompetas y el ritmo. Luis Varona en el piano, Chino Pozo el bongosero. Unos arreglos buenos.

 

 

Ray Santos junto a Tito Rodríguez y otros miembros de la orquesta.

Colección de Ray Santos, Bronx, N.Y.

 

EMT: ¿Qué sucedió después de su estadía con Tito Puente?

RS: Después de Puente, Tito Rodríguez —con quién ya yo tenía enlaces desde hacía diez años pues le escribía para la banda, el conjunto de trompetas que él tenía, los primeros números que él hizo con saxofones— me llamó que iba para Argentina y uno de los saxofonistas no quería ir para allá. Entonces fui a un baile a tocar con él para probar a ver si podía. Luego partí para Argentina con él. Eso fue en el 1964. Después continué haciendo los arreglos para las grabaciones de la banda. En ese tiempo estaba Víctor Paz, Mario Rivera, René Hernández había dejado la orquesta de Machito e ingresó al mismo tiempo que yo ingresé para ir a Argentina. Johnny Rodríguez en los bongós y congas. Tenía un personal muy bueno Tito Rodríguez. Era una banda muy buena. Toqué con él hasta que disolvió la banda y se fue como solista. Hacía bandas para grabaciones y ciertos bailes, pero permaneció como solista. Yo duré con él como año y medio. Inclusive vinimos aquí a Puerto Rico a tocar. Luego fuimos a Venezuela y cuando regresamos disolvió la banda.

EMT: ¿Y después con quién tocó?

EM: Yo continué tocando bailes en Nueva York por un tiempito con todo el mundo. Ya para el 66 yo tenía una nena de un año y mi esposa estaba para dar a luz otra nena. En el viaje que hicimos a Puerto Rico yo había comprado una casa en Carolina. En Nueva York no estaba pasando nada. Rodríguez estaba de solista, yo no iba a regresar con Puente y Machito no estaba haciendo mucho. Y Nueva York empezó a cambiar mucho para mitad de los sesentas; mucha inquietud, motines y todo eso. Yo dije: “No voy a criar mis nenas aquí en Nueva York. Tengo una casa en Puerto Rico, déjame aprovechar”, y me vine para acá en el 1966. Estuve aquí 18 años.

EMT: ¿Con quién trabajó en ese período?

RS: Toqué en el hotel Dorado Beach con un pianista cubano cuyo nombre no recuerdo. El era pianista de César Concepción, buen pianista. Pero era un grupito chiquito de cuatro: bajo, batería, piano y un saxofón. Era un combito. Siempre se conseguía trabajos con el combito en lounges. Entonces Tito Rodríguez se mudó para Puerto Rico y estaba de socio con una persona que originalmente estaba con la United Artists en el sello Musicor, y vino para hacer a Puerto Rico su base y realizar producciones aquí. Grabamos con Los Hispanos, los Montemar, Vitín Avilés. Hicimos unas cuantas grabaciones mayormente con Los Hispanos.

EMT: ¿Quién era el productor de Musicor?

RS: Aquí en Puerto Rico Tito Rodríguez era el productor de Musicor con su socio que se llama Art Talmadge, que era jefe de promoción y mercadeo de United Artists. El convenció a Tito para hacer un sello juntos. Tito conocía la música latina por lo que lo usó como productor.

 

 

Ray Santos and Band, Music Makers, Lloyds L-1024, 78 RPM.

Colección del autor, Río Piedras, P.R.

 

EMT: ¿Cuando fue la primera vez que Ray Santos tuvo su propia agrupación musical?

RS: Bueno, en todos los años que llevo en la música siempre he hecho grupos para bailes o para grabar, pero nunca he tenido una orquesta fija, así, permanente. Tuve un grupo mío en el Racquet Club, que ahora es el Hotel Holiday Inn en Isla Verde. Entonces tuve un grupo también cuando abrieron el Hotel Cerromar en Dorado que pertenecía a un sindicato de los Rockefellers llamado Rock Resorts, de la familia Rockefeller. Iban muchos políticos a pasarse el tiempo allí. Pero nunca he tenido una orquesta así fija trabajando el año completo. Siempre ha sido un “vente tu”, pero yo lo llamo un “vente usted”, pues trato de buscar los mejores músicos siempre. Eso lo empecé a hacer como desde el 54 cuando hice una grabación para Lloyds Records, que tu me la mencionaste pues yo había olvidado eso completamente; me mencionaste que la están subastando en EBay (se ríe). Y le hice cuatro números. Pero los únicos dos que sacaron fue Diga Diga Doo y el otro lado era Music Makers. Esa fue la primera vez que yo grabé, la sesión esa de Lloyds. Ahí tocó Mario Cora en trompeta. Eddie González en el bajo; bajista bueno que tocaba con Pupi Campo. Un drummer que le decían “Cherokee” y se llama Jorge Avilés, vive en Florida... No recuerdo los otros músicos. Eso fue hace 52 años. El sello Lloyds pertenecía a una señora que se llama Bess Berman. Ella grababa grupos de jazz y blues y era la productora que grababa a esta señora afro-americana que se llamaba Mahalia Jackson, que era una cantante de gospel, música religiosa afro-americana, muy buena cantante. Era considerada la mejor en ese género. Ella murió hace tiempo. Bess grababa grupos de jazz también. Yo no me recuerdo como fue, pero un amigo mio que se llamaba Charlie López me convenció a formar un grupo. El rock and roll estaba de lleno en el 53, 54. Me convenció a invertir un dinero en grabar un grupo rockero, de esos que le dicen doo wop. Sacamos el disco y había mucha demanda pero nosotros no teníamos ninguna experiencia en el mercadeo y distribución. Entonces Charlie se lo llevó a unos distribuidores en la calle 45 y Décima Avenida, pero no les interesó. Luego se lo llevamos a Bess Berman y lo sacó. Se vendió bastante.

EMT: Usted mencionó anteriormente que grabó con Noro Morales y Fernando Fernández. ¿Cuáles grabaciones le siguieron?

RS: Noro estaba grabando con RCA Victor en ese tiempo y siempre me usaban para adaptar temas americanos a tiempo latino... Hice como diez sesiones con Noro en RCA Victor tales como “Granada”,  en tiempo de danzón y “The Sheik of Araby”, en tiempo de mambo.

EMT: ¿Cuál es la hora del día mas propicia para crear arreglos?

RS: Siempre trato de hacerlos durante el día, pero hay muchas interrupciones: una cosa o la otra, llamadas y diligencias que hay que hacer, etcétera. Aunque me gustaría trabajar durante el día no se me hace fácil. De noche hay más tranquilidad. De las diez de la noche hasta que pueda (se ríe), arreglo.

EMT: Cuando le llega una idea a la mente de momento, ¿cómo la maneja?

RS: Trato de escribirla enseguida. Un bosquejo. Nada de ir al piano a hacer la orquestación. Por lo menos la idea para que no se me olvide.

EMT: Mencione personas a las cuales Ray Santos ha hecho arreglos.

RS: Los grupos que te he mencionado. Noro Morales, Machito, Tito Puente, Tito Rodríguez, Lecuona Cuban Boys, Yayo El Indio, que tenía una orquesta en Nueva York. Yo estaba tocando con Yayo cuando César me invitó a venir a Puerto Rico. A César Concepción le hice arreglos y él grabó bastantes temas. Entonces cuando me mudé a Puerto Rico le arreglé a Tommy Olivencia, Bobby Valentín, Frankie Ruiz cuando vino de Mayagüez con la Orquesta Solución. El primero que grabó a La Solución fue Rafael Viera. Yo me dí cuenta que Frankie Ruiz iba a ser grande y efectivamente. Cuando grabó el tema “La Rueda” él lo cantaba en el mismo tono —le dieron un disco de Celia Cruz— y se aprendió el número en el mismo tono. Y yo le digo:

- ¿Porqué lo estas cantando allá tan trepado?

- Pues me dieron el disco de Celia Cruz y así fue que lo aprendí.

(Se rie). Ese fue el número que hizo a Frankie, “La Rueda”.  El público buscó ese registro de la voz trepada allá arriba y pegó; muy bueno.

Cuando yo estaba allá en la 15 [en Santurce] siempre Viera me traía gente para hacer arreglos (se ríe). Había mucha gente pidiendo arreglos. También tuve la suerte, cuando se estaba haciendo la película The Mambo Kings, que Tito Puente y Mario Bauzá me recomendaron a los productores. Me entrevisté con ellos y después de un tiempo me dieron la plaza a mí para escribir los arreglos de música movida y copiar muchos de los números de esa época, de los cincuenta, pues The Mambo Kings es basada en los años 50. Hice como diez números y le arreglé el tema que canta Antonio Banderas. Conocí a Antonio Banderas y a Armand Assante, ambos actores. Entonces como Linda Ronstadt grababa para Warner Brothers, que eran los productores de la película, me contrataron a mí para hacerle dos números, “Perfidia” y “Quiéreme mucho”. Me llevaron a San Francisco al estudio de George Lucas, el de Star Wars, a un estudio tremendo. ¡Muchacho!, es como un gimnasio de grande. Grabamos esos dos temas allá. Entonces Linda Rondstat me dijo que quería hacer un álbum completo de música caribeña acabando de hacer el trabajo en The Mambo Kings. Le hice un álbum completo a Ronstadt para Elektra Records. Hice una gira con ella por los estados de California, Arizona y Texas, por el oeste. Después ella se quería retirar, quizás trabaja un poco por allá. Linda Ronstadt es de Tucson, Arizona. Tiene un rancho allá.

 

Ray Santos junto a Antonio Banderas y Armand Assante

durante la filmación de la película “Mambo Kings”.

Colección de Ray Santos, Bronx, N.Y.

 

EMT: ¿Usted utiliza computadoras y programas para hacer arreglos?

RS: Sí. Primero hago el bosquejo a lápiz y papel, como hacía antes. Luego lo paso a la computadora.

EMT: ¿Qué está haciendo Ray Santos en la actualidad?

RS: Regreso a Nueva York mañana y empiezo al final de este mes las clases en City College. También tengo un par de proyectos para arreglar. Ya casi las compañías no quieren grabar salsa o el latin jazz. Los cantantes jóvenes se producen ellos mismos. Ellos mismos se buscan su música, los arreglistas, alguien que los apoye económicamente —a veces con el mismo dinero de ellos— y graban por su cuenta y tratan de venderla a una compañía o sacar el disco ellos mismos.

EMT: ¿Cómo ve Ray Santos el futuro de la música caribeña?

RS: Lo que yo estoy oyendo en la radio no se parece en nada al género que yo estoy acostumbrado a trabajar... Lo que se escucha es rock en español o reggaetón. Ojalá que el público puertorriqueño retome el interés que tenía antes, en los años setenta, en la salsa y el latin jazz, a ver si eso vuelve. Por ahora yo veo que todo ese esfuerzo está anulado. 

EMT: ¿Se siente pesimista al respecto?

RS: No. Yo siempre soy optimista. Veo lo que está pasando ahora, no me gusta, pero espero que la cosa se mejore. Hay que ser optimista siempre.

EMT: ¿Algunas palabras finales?

RS: He estado aquí en Puerto Rico dos semanas y he disfrutado mucho, como siempre que vengo a Puerto Rico. Pienso venir más a menudo. Me gusta trabajar un poquito y con el poco dinero que se gana venir para acá y disfrutar unas vacaciones.

EMT: Agradecemos al Maestro Ray Santos su amabilidad al concedernos este tiempo para conversar y descubrir una vida verdaderamente productiva y sumamente interesante.

RS: Gracias por la invitación Ewin y espero que no sea la última vez que nos juntamos.

 

 

Ewin Martínez Torre es candidato a obtener un Doctorado en Filosofía, en Historia, de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.

 

 

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