Rafael Labasta

 

 

El maestro Rafael Labasta y Christian Luzón. Santo Domingo - República Dominicana

Foto  de ©Kovalski Hurst

 

 

Una entrevista

 

 

 

Por: ©Christian Luzón

Con la colaboración de Kovalski Hurst

Colaboradores de Herencia Latina en República Dominicana

Fotos cortesía de Kovalski Hurst y Manito Johnson

 

 

Presentación

 

El mundo de la música es  un mundo emocionante, sin lugar a dudas. Muchos la siguen como parte de una diversión, otros la coleccionan como parte de una obsesión, y otros la hacen y hacen de ella lo que no pueden expresar con las palabras. Es el caso del Maestro Rafael Labasta, de origen dominicano, un profeta fuera de su tierra, el cual hizo carrera en la hermana República de Panamá —para él, su segunda patria y quien le transformara su vida, llenándola de nuevos conocimientos y grandes amigos.

 

En esta oportunidad, el maestro nos concede el honor de una entrevista exclusiva para Herencia Latina. Al momento de llegar a donde el entrevistado, el mismo se encontraba en su ardua labor que lo ha acompañado durante toda su vida: “La Música”.

 

Es un honor presentar al mago de la trompeta, una persona    internacionalmente conocida, que ha militado y participado con las más cotizadas orquestas del mundo de la música latina.

 

Está entrevista se realizó el día 11 de mayo del 2006, en los estudios “Labasta”, ubicados en la  ciudad de Santo Domingo, República Dominicana.

 

Christian Luzón

Junio de 2006

 

 

 

Cristian Luzón (C.L)  Maestro, ¿dónde nació usted?

 

Rafael Labasta (R.L)  Bueno, yo nací en San Pedro de Macorís. El año no te lo puedo decir, porque después me detectan la edad (Risas), pero fue un 22 de octubre. Para ese entonces, allá en Macorís, no había carros, todo era tirado por caballos y cosas de esas [bueyes]. Que recuerde, había un sólo carro (Risas), por decir muy pocos.

 

C.L. Háblenos de sus habilidades como músico.  ¿Qué fue lo que lo motivó a escoger la trompeta como su instrumento favorito?

 

R.L. Déjame decirte que yo no he descubierto mis habilidades todavía.  Puede que las este buscando, porque la música es una cosa muy difícil; mientras más tiempo tú pasas en ella, más cosas vas descubriendo. Por eso es que tú vez que yo, ya de cierta edad, me la paso practicando la trompeta para estar siempre alerta y preparado.

 

Comienzo la música en mi natal San Pedro de Macorís. Mi maestro fue un señor de descendencia inglesa que fundó una academia de música, la cual quedaba en el barrio donde residía, exactamente a unas 3 casas de la mía, y yo siempre escuchaba la música y los muchachos tocando. Bueno, ya sabes, como muchacho al fin me metí allá y el maestro vio mi inquietud y me preguntó: “Que si quería aprender” y le contesté que ¡claro! Desde ese entonces, no paré de tocar. Te estoy hablando de los principios de los  años ‘50s.

 

C.L. ¿Comenzó tocando la Trompeta?

 

R.L. No, no comencé con la trompeta. El maestro me dio un instrumento que se llama ‘Corno Inglés’, que se usaba para los acompañamientos en las orquestas. Mi inquietud era cantar,  puesto que yo veía a otros instrumentistas cantando, y fue entonces cuando me enseña trompeta. Desde ese momento no he parado.

 

C.L. Quiere decir que a partir de ahí usted ya sabia  lo que quería hacer.

 

R.L. Sí, mi  maestro se llamaba Erben Penn, que en paz descanse. El fue quien me enseñó y quien me dio las primeras nociones de lo que es música.

 

C.L. Maestro, ¿y qué año usted, ya como músico, sale del país? ¿Qué fue lo que lo motivó a salir del país?

 

R.L. Bueno yo salgo del país a raíz de la muerte de Trujillo (Dictador Dominicano, cuyo régimen imperó durante 31 años, 1930-1961). Yo fui uno de los presos políticos de Trujillo, sin ser político. Fue como una confusión o una trama tendida por personas apegadas al régimen, dado a que por la más mínima sospechas que levantaras, ellos entendían que eras anti-trujillista.  Ese señalamiento era suficiente para que te buscaran. Precisamente, uno de los Trujillos, — el hermano del dictador, a quien le decían ‘Pitin’— me salvó.  ‘Pitín’ fue amigo de mí padre. Él le dijo al jefe de la policía de Macorís —en ese entonces era un señor de apellido Torres, quien pertenecía al servicio secreto trujillista— “Que yo no podía ser trujillista, puesto que trabajaba para mantener la familia junto con mi padre”. Entonces ellos dejaron eso así, por el momento, aunque me estaban dando seguimiento.

Cuando matan a Trujillo fue cuando la cosa se puso peor, ya que entonces estaban buscando a los anti-trujillistas. Mi padre decide sacarme del país, y fue en octubre de 1961 cuando llegué a la ciudad de Nueva York.  Entre mayo y octubre de 1961, fueron unos meses de total represión, yo estaba escondido en casa de una tía.

 

C.L. Maestro, como destacado músico, ¿para usted cuál ha sido el mejor músico que ha escuchado, ya sea trompetista, percusionista, etc.? Por mencionar algunos, Miles Davis.

 

R.L. A Miles Davis lo admiraba muchísimo, sobretodo por el sonido. Él tenía para mí el sonido más agradable que un trompetista le puede sacar a ese instrumento. La trompeta tiene muchas facetas, no todos los trompetistas son iguales; unos se destacan en un área específica y otro en la otra. . . en fin. Para mí, de los trompetistas que mejor improvisan, Jon Faddis es el mejor, a mí me gusta mucho; también me gusta Arturo Sandoval —los que son “big trumpet”, que dirigen secciones de trompetas cuando hay cuatro. El hecho de que seas un virtuoso en la trompeta no indica que seas bueno como líder de sección. En ese orden yo tengo mi favorito, que es el panameño Víctor “Vitín” Paz, el cual es excelente, una estrella.

 

 

Rafael Labasta en momento en que comentaba sobre su nueva producción

Al fondo Alberto Fuentes conguero de la orquesta

Foto  de ©Kovalski Hurst

 

 

C.L. Háblenos de su experiencia como músico. ¿Con cuántas orquestas usted ha participado a lo largo de su carrera?

 

R.L. Uuuhhhhhhhh…Yo empiezo con Cortijo y su combo, después paso a la orquesta de Francisco Bastar “Kako”, y luego hago unos días con Charlie Palmieri y la Duboney

 

C.L. ¿Allí estaba Johnny Pacheco?

 

R.L. No, Pacheco no estaba allí; inclusive, ni siquiera la Fania existía. Para ese entonces el que existía era Alegre, que posteriormente pasó a la Fania, quien compró sus derechos.

 

Con el que más tiempo trabajé fue con Tito Rodríguez; después trabajé con Machito…con Tito Puente, pero con él yo no era músico fijo, sino más bien era suplente. En aquel tiempo mi amigo Vitín Paz me mandaba a hacerle las suplencias, puesto que Vitín comenzaba a trabajar con los americanos, si mal no recuerdo —con Ray Charles y otro que se me escapa.  Él no estaba seguro si se quedaría a trabajar con esta gente, por lo que no quería perder su puesto en la orquesta de Tito Puente.  Así de esa forma llegué a tocar con Puente.

 

Después trabajé con Willie Rosario,  Tommy Olivencia, con Oscar de León, aunque este último sólo me llamaba para hacerle las trompetas en las grabaciones; yo tocaba todas las trompetas. También trabajé con Mario Ortiz —para mí una de las mejores orquestas de Puerto Rico—,  con el Sexteto la Playa, Ricardo Ray, con el que tuve la oportunidad de participar en la primera producción que éste hizo. En fin, mira, esta lista de algunas de las orquestas en las que he participado: Chuito Vélez, Vicentico Valdéz, Mon Rivera, Alegre All Stars, entre otras. Más tarde me llamaron de la Fania All Stars, en la que no participé.

 

Como director de orquestas, he acompañado a: Roberto Carlos, Alberto Cortés, Charles Aznavour, Barry White, Donna Summer, Harry Belafonte, Sammy Davis Jr, José José, La Lupe, Marco Antonio. Muñiz, Armando Manzanero, Olga Guillot, Roberto Ledesma, Lola Flores, La Sophy, Nelson Ned, Rolando La Serie, Leo Marini, Luigi Texidor, Ismael Miranda, Pete “Conde” Rodríguez, Marvin Santiago, Cheo Feliciano, Justo Betancourt, Adalberto Santiago, entre otros.

 

 

De izq. a der. Kovalski Hurst conductor del programa: Herencia Rumbera en la onda 104.5 FM,

de la Radio Dominicana, Rafael Labasta y Alberto Fuentes, conguero.

Foto  de ©Kovalski Hurst

 

 

C.L. Maestro, ¿llegó usted a ir a los estudios con algunas de esas orquestas ya mencionadas?

 

R.L.  No. Fíjate, por ejemplo, con el Sexteto La Playa yo no llegué a grabar; con Vitín Paz, sí. Cuando yo estuve con ese grupo, fue para tocar bailes en los night club. En el momento en que ellos decidieron grabar, yo ya no pertenecía a ese grupo. En esos grupos uno no dura gran cosa porque, por ejemplo, el director de esa orquesta era Payo Eliseo, el cual trabajaba en el Palladium, que en ese entonces era la sala de bailes latinos más grande de Nueva York, y para la época de invierno se la pasaba trabajando allí y en el verano se iba a otra zona de Estados Unidos, a la cual no podía ir en esa ocasión. Para suerte de él, llega Alfredo “Chocolate” Armenteros, que es quien me sustituye en esa orquesta. Yo, por mi parte, me quedé trabajando con Machito.

 

Con Willie Rosario llegué a tocar varias fiestas y participé en sus primeras producciones. Lo que no recuerdo exactamente son cuáles, porque hace tanto tiempo que ni las recuerdo. Pero sí me acuerdo de un tema que hice con Willie, que se llama “El Conjunto Llegó”.

 

Kovalski Hurst  (K.H) ¿Con cuáles de esas orquestas usted permaneció más tiempo?

 

R.L. Con Tito Rodríguez.

 

C.L. ¿Podría usted compartir con nosotros algún buen recuerdo o anécdota con esa orquesta?

 

R.L. Sí, claro. Realmente con todas las orquestas que estuve viví muy buenos momentos, pero hay una específica que nunca se me olvida, y pasó con la orquesta de Tito Rodríguez. Una vez íbamos de gira y entre los países que visitamos estaba Venezuela, específicamente en Maracaibo. Tú sabes que la orquesta de Tito tenía cuatro  trompetas y allí cualquiera tocaba la primera, siendo el titular Vitín —éste siempre nos daba partituras a todos  y había un tema en el que yo tenía que tocar la primera. Nosotros estábamos hospedados en un hotel que se llamaba “Del Lago”, allá en Maracaibo. Yo siempre llegaba tarde a la tarima, porque había carnaval, y ahí estaban Ray Barretto y otras orquestas de Venezuela, o sea, que en lo que nos tocaba el turno a nosotros, pasaban unas cuantas horas y yo me quedaba en la habitación a esperar que tocaran, porque relativamente estaba cerca. Cuando bajé, muchacho, ya la orquesta estaba plantada en la tarima y salí corriendo y ocupé mi puesto. A mi lado había otro trompetista de origen Mexicano llamado Dave González, y como yo no tenía tiempo para buscar las partituras, me fijé en el número de la página que tenía Dave, y puse ese mismo. Cuando Tito Rodríguez marcó, yo arranqué tocando otra cosa, lo que Tito de inmediato me reprochó. Vitín en ese momento me pregunta: “¿A ti qué te pasa?” Yo le contesté: “Yo puse el mismo número que tiene Dave”, y Vitín me contestó: “¡Tú estás loco! Tú no sabes que Dave se sabe todo de memoria (Risas)”. A Tito no le quedó más que reírse.

 

KH. ¿Cómo fue el trato del maestro Rodríguez con usted?

 

R.L. Para mí, Tito Rodríguez fue el más profesional de los directores de orquestas con los que he trabajado, un tremendo cantante y bailador… Bueno, ahí están las grabaciones. Para mí, él tenía la mejor orquesta latina que yo he escuchado hasta el día de hoy.

 

Tito Rodríguez, a diferencia de Tito Puente, buscaba los mejores músicos. Puente, por su lado, no era tan exigente en la búsqueda de sus músicos, porque él hacía más énfasis en él, en su timbal y sus vainas. Yo recuerdo una vez que tocando con Puente, el primer número que puso fue algo así como “Goza Timbalero”, el segundo “Mi Timbal”… en fin, yo me dije:  “Bueno, pero aquí todo es timbal (Risas)”, porque eso era lo de él. Y era tremendo músico, mucho mejor músico que Tito Rodríguez, pero no era tan profesional como Rodríguez.

 

K.H. ¿Nos podría decir en cuáles años estuvo con Tito Rodríguez?

 

R.L. Yo estuve con Tito hasta que él desbarató la orquesta; eso fue, sin temor a equivocarme, en 1965. Después de eso él se va a vivir a Puerto Rico, donde realizaba algunos shows, gracias a un contrato que consiguió en un hotel del condado, llamado “El Flamboyán”.  Él tenía un grupo pequeño, acorde con el lugar. Él me llamó para que yo fuera a tocar con su orquesta, llamado al cual accedí.

 

 

 

Cortesía de Rafael Labasta

 

C.L. Maestro, ¿ha tenido alguna vez su propio proyecto musical?

 

R.L. ¡Oh! claro, desde que yo terminé de trabajar con Tito, yo hice mi orquesta. Eso fue en el año de 1971, y la hice en Panamá.

 

C.L. ¿Qué nombre tenía esa orquesta?

 

R.L. Rafael Labasta y su orquesta.

 

K.H. ¿Con su orquesta llegó a realizar alguna producción? y ¿cuáles orquestas compartieron tarima con la suya?

 

R.L. Todas, todas, todas. Todas las orquestas, tanto de Nueva York como panameñas. En Panamá en ese entonces habían muy buenos grupos; recuerdo el grupo de Bush, Manito Johnson, Los Salvajes del Ritmo con Rubén Blades…

 

Te voy a decir una cosa. En Panamá había más orquestas comparativamente que en República Dominicana, porque cuando yo llegué a Panamá, la población era como de dos millones de habitantes, y allí había veinte y pico de orquestas, entre combos, grupos de rock, y los grupos típicos, que son bastante buenos.

 

K.H. ¿Había un club que se llamaba “El Criollo”?

 

R.L. Sí, yo trabajé en El Criollo. Ahí se presentaban las mejores orquestas de ese tiempo.

 

C.L. Maestro, ¿cuál es la línea musical de su preferencia?

 

R.L. A mí particularmente me encanta el jazz,  pero como verás, en un país como éste, con una orquesta de Latin Jazz te mueres de hambre (risas). Quizás en Puerto Rico, con un proyecto como éste, es posible que hagas algo. Pero si tú piensas ir a Estados Unidos a tocar Latín Jazz, tienes que ser muy buen músico porque eso es lo de ellos. Yo he tenido por norma que la música de los americanos, se las dejo a ellos, y la de los mexicanos, a los mexicanos.

 

Yo toco Latin Jazz en la actualidad en una producción nueva en la que estoy trabajando. Esos arreglos no son míos, yo sólo toco. Quien arregló eso fue Sonny Ovalle. Esa producción no es para este mercado, es para Europa. El álbum es básicamente instrumental.

 

Rafael Labasta, Pérez Prado y Manito Johnson, Mexico 1972

Foto cortesía de Manito Johnson

 

 

C.L. ¿Podría hablarnos del tiempo que usted vivió en Panamá?

 

R.L. Bueno, Panamá para mí ha sido una experiencia muy buena, porque el público de allí es muy reflexivo y te tratan muy bien. Yo en Panamá no me siento como dominicano, me siento panameño. Tú vez publicaciones en los periódicos diciendo: “Rafael Labasta, el músico panameño”, porque hice carrera en Panamá. Se puede decir que Panamá fue quien me hizo a mí director de orquesta, porque yo tuve la oportunidad de conocer a un joven llamado Chengue Valdés  hijo del desaparecido Miguelito Valdés “Mr. Babalú”. Chengue era director del Canal 2 de televisión de Panamá, y es por este señor que me quedo en Panamá. Él me consiguió mi primera grabación, que esa época era los LP.  Tuve que formar una orquesta  para poder grabar, y de esos temas resultaron muchas pegadas.

 

C.L. ¿Usted recuerda algunos de esos temas que pegaron allí?

 

R.L. Uuhhhhh……«Labasta ¡Llegó!», ese es uno. En esa misma producción está otro tema que yo hice que se llama «Aguanile», que después lo grabó Willie Colón, y no me dio los créditos —puso como que era de él.  Si miras la fecha de ese tema, Willie Colón no pensaba salir al aire con el suyo.

 

K.H. Maestro, acerca la conformación de los músicos de su orquesta, háblenos de eso y si había algún otro músico dominicano.

 

R.L. Músico dominicano, no…..en Panamá, no. El músico dominicano en Panamá sólo era yo. La orquesta estaba conformada por panameños.

 

La primera orquesta que yo hice en Panamá fue un “Big Band”, 4 trompetas, 5 saxofones…no tenía trombones en esa época. Después tuve que bajar a 2 trompetas, y las grabaciones que hice con sólo 2 trompetas fueron las que más vendieron. Luego la subí a 4 trompetas, pero el éxito no fue igual al formato de 2 trompetas. La subí a 4 trompetas, porque yo me fui a trabajar para un sello panameño. Entonces conseguí un contrato con la CBS —ahora Sony Records—, de la cual yo soy de los primeros músicos latinos en trabajar para ese sello. La intención básicamente de implementar las 4 trompetas, era para tratar de entrar en otros mercados, ya que la CBS era un sello internacional. Entonces, ya siendo de esa categoría la disquera, significaba que tendría que competir con una plaza no local, sino internacional, más fuerte.

 

K.H. ¿Cómo se llamaba ese sello panameño?

 

R.L. Era “Discos Istmeños”. Esta era la empresa, y tenía varios sellos. Para la que yo grabé se llamaba “Latino Records”.

 

C.L. ¿Qué nos puede decir de usted como arreglista y director de orquesta?

 

R.L. Yo casi no le he hecho arreglos a mucha gente, pero yo sí los he hecho para mí. Al maestro Rafael Cortijo, cuando salió Ismael Rivera, había que hacerle una producción, yo le hice 4 arreglos, como por ejemplo, “El que no sufre no vive”, “Arrecotín Arrecotán” y dos temas más por ahí que no recuerdo. A Tommy Olivencia. . . a Tommy, caramba no, fue a Chamaco Ramírez, yo le hice “Trucutú”, poco después la grabó con Tommy Olivencia.

 

C.L. ¿Ese tema, es el Trucutú de 1965 o el de 1975?

 

R.L. El Trucutú que salió en 1975, ese arreglo es mío. Yo llegué a consultar una producción de Tommy Olivencia y no aparece mi nombre, —ojala él pueda leer esta entrevista, para que sepa, que aún estoy esperando los créditos, los cuales me corresponden como músico profesional. Yo me topé con él hace algunos siete años, allá en Panamá, y le reclamé que aún estaba esperando los créditos. En efecto, en dichos créditos se lee que los arreglos de “Trucutú”, son de Perico Ortiz, lo cual es algo falso. Entonces él me dice que eso fue un error, que estaba pensando hacer una recopilación de todos los temas viejos de él y que ahí se corregiría ese error. No obstante a eso, Tommy y yo somos como hermanos, nos llevamos muy bien.

 

C.L.  Sabemos que usted en la década de los 60 y 70 fue donde cosechó mejores frutos. ¿Nos habla sobre esas décadas aquí en el país?

 

R.L  Bueno. En el año de 1972  yo vine aquí, a República Dominicana, y fue para inaugurar dos salas importantes de esa época, una de las cuales era el Salón la Mancha del Hotel Lina, acompañando a la española Lola Flores, y después a Julio Iglesias —que en esa época no era tan conocido. Estando en el Salón La Mancha, me llamaron para inaugurar el night club “La Fuente”, del Hotel Jaragua. Ahí en el Hotel Jaragua fue otra buena experiencia, pues organicé un Big Band para acompañar a Donna Summer, Barry White, y posteriormente a Alberto Cortés, Roberto Carlos —en fin, a todo el que venía.

 

C.L. ¿Cómo es su relación con Héctor «Bomberito» Zarzuela?

 

R.L. A Bomberito le dicen así porque él fue bombero; él y yo fuimos bomberos juntos. A él le dan ese diminutivo porque es chiquito, pequeño. Bomberito y yo éramos los dos únicos trompetas que estábamos en el conservatorio de música en esa época aquí. Él tenía una moto de esas que le dicen “Vespas”, que parecía una avispa. En dicha moto nos íbamos al conservatorio y cuando salíamos de allí llegábamos a mi casa a seguir practicando.

 

Bomberito y yo trabajamos juntos en la orquesta de Rodón Botto. Eso fue en la década de los ‘50s, mucho antes de emigrar en el 1961. Si la memoria no me falla, eso fue en el 1957.

 

Tony Villarini, Elias Lopes y Labasta en San Juan - Puerto Rico

Cortesía de Rafael Labasta

 

 

C.L. Maestro, tuvimos la oportunidad de ver un video reciente donde usted sale aquí en un canal de televisión con una Big Band. ¿Nos podría hablar de ese proyecto?

 

R.L. Sí. Mi amigo Edwin Grullon le puso el nombre “La Big Band Dominicana”, y eso está bien, porque yo tengo una Big Band allá en Panamá y eso evita confusión. Esa es la orquesta con la que estoy grabando y realizando una nueva producción.

 

C.L. ¿Cuantos músicos tiene esa orquesta?

 

R.L. Esa Big Band tiene 24 músicos.

 

C.L. ¿Nos podría adelantar un poco de la nueva producción que está realizando?

 

R.L. Es música instrumental. Ahora que estoy en esta entrevista, te voy a poner un par de temas para que los escuches (Risas). Estoy haciendo un CD que contiene 9 temas, y aún me faltan 3 por terminar.

 

C.L. ¿Cuál es su opinión acerca de la música de hoy en día, básicamente la salsa?

 

R.L. Tú sabes que son épocas diferentes. Yo pienso que no hay música mala ni tan poco vieja. Lo que hay es música mal tocada. Tú encuentras salsa de ahora que son buenas y otras que son malas; así mismo pasaba antes. La música definitivamente ha tenido un gran desarrollo. La salsa ya se escribe con otro tipo de armonía muy diferente a la de antes —el músico se cuidaba mucho de no hacer una cosa por otra. En estos tiempos se usan mucho las fusiones en la salsa, lo que ha dado muy buenos resultados. Ahí está el caso de Papo Lucca & la Sonora Ponceña, que es una tremenda orquesta. Para mí, Papo Lucca necesitaba más suerte de la que ha tenido. Yo entiendo que él no ha tenido el éxito que realmente amerita. Al público latino no se le puede inventar mucho con su cultura. Mucha gente no aprecia el trabajo de Papo Lucca, mientras hay otros que sí lo aprecian y lo entienden. Céntrate en el caso del jazz; tú tocas jazz aquí y te mueres de hambre, porque al público de aquí no le llega.

 

K.H. Maestro, en cualquiera de las épocas, ¿recuerda usted haber compartido con otros músicos dominicanos que estuvieron en el ambiente, como por ejemplo Eddie Bastian?

 

R.L. Oh, sí….A Eddie yo le conozco, y mira, incluso, yo le hecho algunos arreglos —te estoy hablando de los años ‘60s.

 

KC. Hay un cantante llamado Bobby Gómez. ¿Lo conoce?

 

R.L. Ese trabajó conmigo.

 

K.H. ¿Dominicano?

 

R.L. Es dominicano. Al igual que Mario Rivera, que también trabajamos juntos con Tito Rodríguez, y él entró primero que yo a la orquesta de Tito. Después, cuando Tito Rodríguez desintegra la orquesta, nos volvimos a juntar con Tito Puente.

 

C.L. ¿Trabajó alguna vez con Tavito Vázquez?

 

R.L. Con Tavito. . .y cómo no…. ¿quién no conoce a Tavito? Este señor era una estrella internacional, era un saxofonista no solo dominicano, sino de toda América.

 

Antes de irme de aquí, yo trabajé con la orquesta de Luis Pérez, que era donde cantaba Johnny Ventura, y ahí fue justamente donde comenzó su carrera. Yo grabé con ellos los temas “La Agarradera”,”El Cuavero”…Todos esos son números de Johnny Ventura, y yo era la trompeta.

 

C.L. ¿Es cierto que usted salió de Panamá por diferencias con Víctor Paz?

 

R.L. No, eso no es cierto. Vitín y yo siempre nos llevábamos más que bien, y no sólo con él me llevaba bien, sino con todos. Al momento de tú llegar, estaba hablando con Manito Jonson. Además tengo a mis hijos allá en Panamá, y voy siempre allí sin ningún tipo de problemas. Yo realmente no entiendo cómo piensan eso de nosotros, por Dios (Risas).

 

Rafael Labasta, Manito Johnson, un desconocido y Víctor Vitin Paz

Foto cortesía de Manito Johnson

 

 

C.L. ¿Tiene usted alguna exhortación a los músicos de hoy en día?

 

R.L. Bueno, al músico de ahora, sobretodo al dominicano. Al músico de aquí yo le diría, a sabiendas que hay muy buenos músicos aquí, que tienen que cultivar otro tipo de música, porque cuando tú te la pasas tocando todo el tiempo merengue, y tienes que tocar otro tipo de música, te ves en problemas. Eso lo estoy confrontando ahora con el Big Band. Yo tengo que decirles: “Mira, esta pieza se toca así y esto se hace así”.

 

C.L. ¿No se adapta a los cambios?

 

R.L. Sí, me entiendes. Antes no pasaba eso, porque en mi generación se tocaba de todo. Todas las orquestas en su mayoría eran Big Band . Aquí se tocaba merengue, salsa, cha cha cha…Ahora no, ahora sólo es merengue, y no es que esté en contra del género; al contrario. Tú sabes que el merengue como ritmo no acepta muchas variantes. Entonces, cuando estos muchachos se van a otro ritmo, confrontan dificultad. Y no sólo los trompetistas de aquí, los problemas también los tienen los saxofonista —es un problema increíble.

 

Rafael Labasta en compañía de Alberto Fuentes conguero de la orquesta

Foto  de ©Kovalski Hurst

 

 

K.H. ¿Cuál es el secreto para mantenerse tan bien?

 

R.L. Tú sabes que yo me veo así bien, pero eso no es como parece. Joseíto Mateo me dijo una vez que la cosa más seria del mundo eran los años, pero yo no le hice mucho caso a Joseito, porque yo tenía menos años y ahora me doy cuenta que tenía razón (Risas). Ya cuando uno está en esta edad no puede hacer lo mismo que hacía en sus años de juventud. Mira a Tito Puente, Celia Cruz, por ejemplo.

 

K.H. ¿En la actualidad usted sale al extranjero a hacer algún tipo de trabajo o se piensa establecer definitivamente en República Dominicana?

 

R.L. Bueno, ya yo estoy aquí. Ahora pretendo hacer un viaje a Alemania, y es posible que me quede allá por lo menos 2 o 3 meses, y quiero ir con la orquesta. Quiero durar esos meses allá en Alemania para promocionar la orquesta y el nuevo disco.

 

C.L. ¿Desea agregar algo más, maestro?

 

R.L. Bueno, sólo espero que esta entrevista la pueda leer mucha gente a la cual conozco, y que a través de ésta se puedan poner en contacto conmigo. Y les deseo mucha suerte a ti y a toda tu gente donde trabajas.

 

C.L. Muchas gracias, maestro

 

 

Agradecimiento:

Debo agradecer primeramente al Sr. Edwin Grullón, quien fue la persona que me ubicó a Rafael Labasta, para hacerle esta entrevista. También al Ing. Kovalski Hurst, el cual colaboró con algunas preguntas y otras cosas más en la realización de esta entrevista.

 

Edición mes de julio de 2006

 

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