Pastorita todavía tiene su guararey

 

A la nonagenaria guantanamera Pastora Yuani Sayús, inspiradora de El Guararey de Pastora, famoso tema, de Roberto Baute Sagarra, popularizado por Los Van Van, dedican la IV edición del Festival Nacional del Changüí

 

Por: Eyder La O Toledano y Lisván Lescaille Durand.

Fotos de: Leonel Escalona

Correo: digital@jrebelde.cip.cu

 

20 de junio de 2009 00:22:33 GMT

 

Pastorita tiene guararey conmigo / Yo no sé por qué será / Yo nunca le he hecho nada / Ella es mi amiga del alma/ La llevo con el corazón...

 

Ya echó unos pasillos en la inauguración del Festival del Changüí.

 

Probablemente a ningún cubano de cualquier época se le dificulte tararear este estribillo que en la década de 1970 del pasado siglo, Los Van Van de Juan Formel popularizaran entre los bailadores de Cuba y de los escenarios del mundo donde se presentaba la orquesta.

 

Al canturrear aquella tonada, puede que, pese a lo dicho y escrito más de una vez, muchos aquí y acullá, continúen acreditándole su autoría al maestro Formel, como, indistintamente, algunos sellos discográficos y medios de comunicación se la adjudicaran a este o a un prestigioso músico guantanamero llamado Pedro Speck, ya fallecido.

 

Incluso, no es de dudar que para algunos la mujer que inspiró esta pegajosa tonada sea obra del imaginario musical de la isla que ha convertido a muchas damas en leyenda como la mujer de Antonio, Chencha la Gambá, Rita la Caimana, La Mateodora...

Sin embargo, la pieza musical devenida himno allá por los 70, carga consigo una historia costumbrista cuya protagonista vive hasta nuestros días para contarnos cómo y en qué circunstancias, se convirtió en la musa inspiradora de ese tema, compuesto por el changüisero guantanamero Roberto Baute Sagarra, por desgracia, muerto ya.

 

Pastora Yuani Sayús se llama aquella mujer que hace más de 30 años recorrió el mundo en una canción, y quedó como la Longina, de Corona o la Yolanda, de Pablito, prendida en la memoria de la música popular cubana.

 

Hasta su casa, en la comunidad de Uveral, distante a 15 kilómetros de la ciudad de Guantánamo, fuimos al encuentro de Pastorita. Campechana, sonriente, de hablar pausado y claro, la morena anciana vive todavía con la nostalgia de cuando era una gran bailadora, y da por sentado en cada palabra su apego al tradicional ritmo campesino guantanamero, una de las variantes primarias del son.

 

—¿Cómo se siente, Pastorita?

 

—Si es de salud muy bien, aunque ya no veo, pero siempre con ganas de bailar changüí.

 

—¿Y en Uveral no tocan changüí?

 

—¡Que va, mijo!, por aquí no se oye eso, porque los jóvenes no están para esas cosas, no les interesa. Desde que vivo aquí yo nunca he oído una rumba.

 

—Cuando era joven, ¿cómo eran las fiestas de changüí?

 

—¡Lo más grande!, duraban días, se tocaba sin parar. En el tiempo de antes, el changüí sí era changüí, no como ahora que los rumbones son más módicos.

 

—Cuentan que fue una gran bailadora...

 

—¡Ay, la Pastorita de aquellos tiempos! Dondequiera que había una rumba ya fuera en El Sigual, Beltrán, Boquerón... en cualquier rincón de esas lomas de Yateras, donde nací y me crié, para allá iba; eso lo llevo en la sangre: mi madre, Leonor Sayús, era muy changüisera, aprendí a bailar con ella.

«Yo bailaba sin parar, cuando había fiesta ni comía ni dormía. Era una locura, mientras más bailaba, más ganas me daban de seguir. El hombre que bailaba conmigo no me soltaba.

 

—¿Por eso Roberto Baute Sagarra le dedicó la canción?

 

—Èl y yo teníamos una buena amistad. Nosotros íbamos a El Sigual, donde él vivía, y nos conocimos en las fiestas de changüí que se hacían allí, con el tiempo él se enamoró de mi hija Petronila, con la que tuvo dos niñas.

 

«En un inicio no estuve de acuerdo, porque él era casado y además le llevaba 20 años. Un día me fui a recoger café a Monte Verde, Yateras, y cuando regresé ya estaban de novios, no pude decirles nada, ambos eran adultos, pero eso me incomodó mucho, pues entonces, no estaba de acuerdo con su relación; pero eso fue al principio, después lo acepté.

 

«Èl compuso la canción para hacerme sentir bien, y con el tiempo me gustó tanto que la bailé muchísimo».

 

—Cuando en los años 70 la canción El Guararey de Pastora fue popularizada por Los Van Van, ¿qué pensó? ¿Cómo la acogió?

 

—Imagínate fue un asombro, porque aunque nadie me conocía, sabía que era yo. Bailé mucho con la canción desde que me la compuso Roberto Baute Sagarra.

 

—En la sentencia 336, del 14 de junio de 1976, del Tribunal provincial de Guantánamo, acerca de la autoría de El Guararey de Pastora, se alude a su testimonio, ¿qué usted dijo?

 

—Bastaron mis sinceras palabras: Si la escribió para mí, soy Pastorita, la del Guararey, cual otra puede ser la historia. Estoy convencida de que la canción es de Baute.

 

 

 

 

 

 

 

Pastora conserva una lucidez impresionante.

 

 

—¿Cómo recuerda a su yerno Baute?

 

—Èl era un negro alto, muy elegante, que halaba una guitarra endemoniada y con su pico de oro era capaz de seducir a cualquier mujer.

 

—¿Cómo ha recibido el homenaje durante el Festival?

 

—Estoy contenta y agradecida por este homenaje. Es bueno que se haga una fiesta de changüí como esta, y voy a disfrutarla como en mis mejores tiempos».

 

 

El mérito y las aclaraciones

El haber sacado del anonimato a esta guajira guantanamera afable, musa inspiradora del changüí más conocido en el mundo, se le debe al pretigioso periodista Pablo Soroa Fernández, hoy reportero de la AIN, quien mediante indagación propia, llegó hasta Pastora en 2003 y reveló su historia.

En cuanto al litigio al que se hizo referencia, no sería justo arrojar sombra sobre Pedro Speck, porque el fallo no lo favoreciera, como ha escrito el propio Soroa Fernández. «Resulta habitual entre profesionales de la música, obsequiarse composiciones. Por ejemplo, Barbarito Diez se enteró de que había compuesto el danzón Una noche tan linda, el día que Antonio María Romeu, hijo, le informó que la había inscrito a su nombre en el Registro de Autores.

El mexicano Carlos León puso letra a una partitura de José Antonio Méndez, y el cantante chileno Lucho Gatica la llevó al acetato con el título de Sufre más y con un tema diametralmente opuesto al que había concebido para ella El Ronco Prodigioso.

Speck y Roberto Baute eran buenos amigos, y en relación con El Guararey de Pastora pudo suceder entre ambos algo parecido», acota el reportero.

Respecto a Juan Formell, vale aclarar que en declaraciones que alguna vez hizo a la prensa, a las que estos reporteros accedimos, el insigne músico reconoció que en su trayectoria musical tuvo el privilegio de aprender a tocar changüí dentro de la orquesta del extinto maestro Elio Revé... luego «por los años 70, en una presentación, alternábamos con un grupo de Guantánamo y escuché las letras de aquella canción... me gustó mucho tanto el tema que anoté su letra y la traje en la memoria... Hice la orquestación y desde entonces está en el repertorio de Van Van en cada escenario de Cuba y el mundo».

 

 

 

 

Fuente: http://www.juventudrebelde.cu/cultura/2009-06-20/pastorita-todavia-tiene-su-guararey/

 

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