Armonias en un dos por tres.

Historia Mario Hernández tresista

 

"La melodía viene primero, cuando cojo el instrumento, la guitarra o el tres, es que la melodía ya está ahí”

 

Por. María Reyes Angleró

Tomado del periódico: El Nuevo Día

Martes 13 de julio 2010

 

Don Mario Hernández llega puntual a la cita. Anda vestido de chaqueta y lleva el tres en la mano. Él siempre fue bien exigente con todo, es de las primeras cosas que me dice. Con los músicos, con la puntualidad, con la ropa. “Pero sobre todo, siempre me gustó la música bien hecha”, dice el director del Sexteto Borinquen.

El tres es la vida de Mario Hernández. Desde que escuchó por primera vez el sonido de ese instrumento se dio a la tarea de descifrarlo y entenderlo a cabalidad. “Había un tresista que se llamaba Piliche y yo lo escuché en la radio, tocaba con el Sexteto Puerto Rico”, dice sobre ese primer encuentro con el tres que emanaba de un radiecito en su casa en Sabana Llana en Río Piedras. En ese momento ya Mario tocaba la guitarra de oído. Corría, más o menos, el 1936. “Me sonó como algo raro ese sonido. Cogí la guitarra de mi tío y la desarmé para montarla de nuevo como un tres”. Mario es el menor de nueve hermanos. Su mamá era ama de casa y su papá se dedicaba a la crianza y venta de cerdos.

En 1950 Mario era el líder de Los Diablos del Caribe, agrupación de nueve músicos que, durante seis años, se mantuvo tocando constantemente. Mientras Mario se convertía en el “rey del tres”, inventando maneras nuevas de acercarse al instrumento cubano, también componía. Tiene más de 300 composiciones a su haber, de las cuales más de 100 han sido grabadas por su grupo o por otros artistas. “‘Mi único amor’ fue de las primeras canciones que escribí”, dice sobre el famoso tema que el salsero Oscar de León grabó como “Si tú supieras”. “La melodía viene primero”, cuenta sobre su proceso creativo, “cuando cojo el instrumento, la guitarra o el tres, es que la melodía ya está ahí. Entonces escribo el coro y viene la letra, así es que yo hago mis canciones”.

Don Mario enfatiza en que él aprendió solo a tocar el tres. “A mí nadie me enseñó”. El tres es un instrumento de cuerdas cubano, con un sonido parecido al del cuatro. Se usa en la mayoría de los conjuntos que tocan música cubana como el son y la guaracha. Los conocedores coinciden en que don Mario es un genio del instrumento.

Con Los Diablos del Caribe Mario viajó a Nueva York a presentarse en el prestigioso Manhattan Center. Poco después se trasladó permanentemente a la ciudad en la que residió 42 años de su vida entre Brooklyn, Manhattan y El Bronx. Era la época gloriosa del Palladium, el famoso club donde tocaban con regularidad algunas de las grandes figuras de la música, como Tito Puente y Tito Rodríguez. Compartió tarima y colaboró con Machito, La Lupe, Davilita, Tongolele, Daniel Santos, Rafael Cortijo, La Calandria, El Gallito de Manatí y la Sonora Matancera. “La primera vez que me vio Tito Puente me dijo: ‘Tú eres la única persona a quien yo voy a ver haciendo segunda voz y tocando el tres a la misma vez’”, relata sobre el principio de una relación musical con el Rey del Timbal que se extendió por muchos años.

Una vez en Nueva York, Mario empezó a tocar con el grupo que dirige hasta hoy, el Sexteto Borinquen. El grupo viaja por toda América Latina y Estados Unidos. Se presentan en tarimas prestigiosas y en clubes pequeños, suenan en la radio en todas partes del hemisferio. Johnny Albino grabó dos discos con el Sexteto y Mario participó como tresista invitado en grabaciones de distintos artistas incluyendo 21 temas del sonero mayor, Ismael Rivera, en distintos discos. “Suena el bongó”, “A medias no” y “Las caras lindas” son algunas de las canciones de Maelo en las que el tresista ejecuta solos magistrales.

Conserva muchas fotos de todas esas décadas de trayectoria y tiene bastante vívidos los recuerdos, aunque a veces no sabe bien en qué año ubicarlos: “Ha pasado mucho tiempo”, replica sonriente, mientras pasa las páginas de un álbum de fotos que trajo consigo.

Aparece retratado con Oscar de León, con Johnny Ventura y con Tito Puente y guarda recortes de periódicos de Venezuela, Colombia, México, Puerto Rico y Nueva York. Tiene una foto con el lutier que hizo el tres que toca desde hace 26 años, aunque no recuerda su nombre.

Nuestra cita es en Latin Roots, un club de música en el Viejo San Juan donde siempre hay música en vivo. Allí se presenta el Sexteto Borinquen todos los domingos a las dos de la tarde. El sitio se llena semana tras semana de gente que llega a bailar los éxitos de la agrupación. “Yo bailaba mucho, a mí me sacaban las mujeres a bailar, pero ya estoy viejo para eso”. Todos los miembros del sexteto rondan los ochenta años. “Siempre viene mucha gente a vernos, el tema que más nos piden es ‘Mi único amor’”, concluye mientras guarda el tres en el estuche, su único amor.

Edición junio-julio 2010

 

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Herencia latina

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