Y APARECIÓ EL TROMBÓN
Bladimir Zamora Céspedes | La Habana

 

 


 
Tomado de La Jiribilla

http://www.lajiribilla.cu/2005/n207_04/aprende.html

 

Juan Pablo Torres

 1946 - 2005

Herencia Latina

Deplora su muerte

Enviamos nuestras condolencias a sus familiares en Miami.

 

 

 

 Juan Pablo Torres  
 

Selección de temas
JUAN Y SU TROMBÓN

 

1. Voy abajo

CD Orquesta Cubana de Musica Moderna / D.R.

2. Qué melcocha CD Algo Nuevo / (Son) de Juan Pablo Torres
3. Tema para trombón CD Algo Nuevo / (Son) de Juan Pablo Torres
4. U-La-La CD Estrellas de Areito
5. Eso no lo he dicho yo CD Omara Portuondo / Orquesta EGREM
6. Juan y su trombón CD Son que Chévere


Se sabía que Juan Pablo Torres estaba muy enfermo, pero de todos modos sacudió a los músicos y a los amantes de la música cubana, la noticia de su muerte el pasado domingo 17 de abril en un hospital de Miami. Se producía el final de la presencia física de uno de los más trascendentes trombonistas, entre los surgidos en la segunda mitad del siglo pasado en nuestra Isla.

Él, como Emiliano Salvador —ese poderoso pianista del jazz latino—, nació en   Puerto Padre (Actual provincia de Las Tunas), en agosto de 1946. Recibió de sus padres sus primeras nociones de músico y demostró su talento. Con apenas 15 años, ya tocaba el bombardino en la Banda Municipal de su ciudad, aunque poco más tarde sintió una atracción por el trombón, que no lo abandonó jamás.

A mediados de la década del 70 Juan Pablo viene a La Habana, a estudiar en la Escuela Nacional de Arte (ENA), circunstancia  que lo coloca en el preciso lugar que pronto lo confirmaría no solo como un brillante trombonista, sino también con elocuentes dotes en la dirección orquestal y una sabrosa disposición para la composición. Su tránsito por la ENA le permite ponerse en contacto con valiosas vertientes de las sonoridades foráneas, sobre todo el jazz norteamericano, lo cual le sirvió sobre todo para perfilar su obra autoral, como instrumentista y también como director, con los pies bien hundidos en los tradicionales géneros de Cuba.

Dentro de la ENA integró de manera informal varios piquetes de inquietos alumnos, que por aquellos años de transformaciones radicales en las más diversas aristas de la vida del país, estaban deseosos de experimentar a partir de los conocimientos recién aprendidos. Cuando todavía no había terminado sus estudios, según me ha contado el destacado percusionista Amadito Valdés, Juan Pablo fue llamado a integrar una sólida Big Band, que llamaron Orquesta Juvenil de Música Moderna y meses después, en 1967, se contaba entre quienes fundaron la que se llamó definitivamente Orquesta de Música Moderna, por supuesto en calidad de trombonista. Y como sus intereses creativos no se terminaban en su notable desempeño con el trombón, en 1976 funda el grupo Algo Nuevo, que como anuncia su nombre, fue concebido con espíritu de investigación y renovación de nuevas posibilidades expresivas, sin soltar el ancla de los géneros criollos. A estas alturas Juan Pablo compone sin cesar, temas que tienen, como lo demuestran sus títulos, un rotundo aliento del patio: “Rumba de cajón”, “Qué melcocha”, “Raspadura dulce”, “Mulatas en almíbar”...por solo citar algunos ejemplos.

Por esos años entra a trabajar como productor musical en la Empresa de Grabaciones y Ediciones Cubanas (EGREM). Esto le permite grabar en los históricos estudios de la capitalina calle San Miguel muchas de sus composiciones —casi cuarenta— con Algo Nuevo y la propia orquesta de la empresa. Con su agrupación también hizo versiones novedosas de compositores clásicos de la Isla, como Lecuona, Félix Reina y Juan Arrondo.

En noviembre de  1979, bajo la dirección musical de Juan Pablo Torres se produce uno de los acontecimientos más importantes, en materia de grabaciones en un estudio cubano, después de 1959. Se sostuvieron varias descargas, que grabadas, dieron por resultado cinco discos de vinillo, que hoy son parte del tesoro patrimonial de nuestra música. Bajo la batuta de Juan Pablo estuvieron figuras como Miguelito Cuní, Carlos Embale, Teresa García Caturla, Pío Leyva, Félix Chapotín, El Guajiro Mirabal, Arturo Sandoval, Jorge Varona, Pedro Depestre, Enrique Jorrín, Rafael Lay, Félix Reina, Aguaje, Paquito D/Rivera, Richard Egües, Rubén González, Niño Rivera, Fabián García, Tata Güines, Gustavo Tamayo y Amadito Valdés, entre otros, y claro, Juan Pablo también ponía su trombón. Las Estrellas de Areíto. Varias generaciones de músicos comandados  justo por uno de los más jóvenes, dejaron grabado un testimonio monumental, que es superior en volumen estético  que lo logrado en 1996 por  Ry Cooder, con Buena Vista Social Club, con la participación de muchos de los que habían formado parte de las Estrellas de Areíto.

En su trabajo de productor musical, Juan Pablo dirigió la grabación de discos a varios cantantes cubanos. Uno de sus trabajos más logrados en esta vertiente es aquel álbum de Omara Portuondo, donde aparece precisamente el bolero “Eso no lo he dicho yo”, con letra de la poetisa Olga Navarro y letra de él.

En 1992 decide radicarse en los EE.UU. y allí tiene la oportunidad de emprender otros valiosos trabajos discográficos, entre los que se destaca Maestros Cubanos. Los originales (2001), en compañía de Bebo Valdés, Paquito D’ Rivera y Arturo Sandoval.

Juan Pablo decidió irse a vivir a los EE.UU. y por suerte no fue de los que tiran la puerta y no miran para atrás. Volvió, luego de esa decisión que es respetada, y no solo a compartir unos días con familiares y amigos, sino a grabar en La Habana, la ciudad suya para siempre, a donde llegó de su Puerto Padre, para desarrollar una trayectoria artística, que lo hacen un nombre indispensable en la historia de nuestra música. Ejemplo de ello es el álbum Juan Pablo Torres. Son qué chévere, grabado, mezclado y masterizado en los habaneros estudios Abdala, entre el 6 y el 11 de marzo del 2000. En él participan muchos de aquellos colegas, con los cuales hizo música desde los últimos años 70: Changuito, Tata Güines, Xavier Zalva, Jorge Reyes... y como si fuera poco, las notas del CD se deben a uno de los más certeros y conflictivos musicólogos nuestros: Leonardo Acosta. 

Lo de no volver a ver a los familiares, los amigos, o las personas importantes para nuestro fuero, andando por las calles o coincidiendo en algún sitio, no es trago fácil...pero cuando se trata de MÚSICOS, como Juan Pablo Torres —especialmente después de la aparición de los registros sonoros— otro gallo canta. Puede uno estar seguro de que no le faltará la compañía de ese trombón soplando las mejores energías de los cubanos hacia los cuatro vientos. 

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