Semblanza de Enrique Jorrin Herencia Latina

 

 

 

 

Una compilación de: Israel Sánchez-Coll

Actualizado en el mes de noviembre de 2010

isanchez_coll@yahoo.com


 Enrique Jorrín fue un destacado violinista, compositor  y director de orquesta, nació en el pueblo de Candelaria, circunscrito a la provincia de Pinar del Río el 25 de diciembre de 1926.   Su familia sin embargo, se trasladó a La Habana siendo el muy chico y fue en el barrio del Cerro donde él Compositor y Violinista pasó el resto de su vida.  Este barrio lleno de antiguas casonas, vio transcurrir por sus angostos callejones, la vida de Enrique Jorrín, desde sus primeras letras hasta sus éxitos internacionales.

 

A la edad de los 12 años comenzó a mostrar un particular interés por la música y, atraído por el violín, se decidió aprenderlo; por lo tanto cursó estudios musicales en el Conservatorio Municipal de La Habana. Una vez terminó sus estudios integró destacadas orquestas. Se inició como violinista de la orquesta del Instituto Nacional de Música, bajo la dirección del maestro González Mantici. Para 1941 ingresó en la orquesta danzonera de Los Hermanos Contreras, donde se adentró en el cultivo de la música popular. Posteriormente, en el año de 1943, integra la Orquesta de Arcaño y sus Maravillas, considerada el epítome de la orquesta tipo charanga. Con la Orquesta de Arcaño y sus Maravillas y la Orquesta de Los Hermanos Castro tocó el destacado pianista cubano Rubén González. González fue reclutado para los años 60 por el maestro Enrique Jorrín.

Arcaño fue expandiendo su famosa orquesta la cual rebautizó como La Radiofónica de Arcaño.  La Radiofónica se presentaba diariamente en Radio Mil Diez, una estación radial - al parecer manejada por el Partido Comunista Cubano, agrupación afín con el Partido Socialista Popular.  Mientras estuvo con la agrupación de Arcaño, la labor de Jorrín fue fructífera, ya que escribió destacadas composiciones que fácilmente tuvieron arraigo popular. (Quesada)

También se tiene la presunción que él se adentró en el estudio de un nuevo ritmo, derivado de los danzones, mambos y son montunos tocados por la afamada Orquesta de Arcaño, además de los pegajosos ritmos de charanga de varias Orquestas Charangueras tal como La Orquesta Aragón, muy popular para esa época, La Orquesta Aragón se le señala como la responsable de la popularización del Cha-Cha-Cha y el concepto de Charanga. Jorrín después llamaría a su creación rítmica como Cha Cha cha. En efecto, estando en la orquesta América, en los inicios de la década del cincuenta, creó la nueva ecuación musical bailable.

El propio Jorrín opinó acerca del nuevo genero: «Construí algunos danzones en los que los músicos de la orquesta hacíamos pequeños coros. Gustó al público y tomé esa vía. En el danzón Constancia intercalé algunos montunos conocidos y la participación del publico en los coros me llevo a hacer más danzones de este estilo. Le pedía a la orquesta que todos cantaran al unísono. Con el unísono se lograban tres cosas que se escuchará la letra con más claridad, más potente y además se disimulaba la calidad de las voces de los músicos que en realidad no eran cantantes. En 1948 cambié el estilo de una canción mexicana de Guty de Cárdenas, Nunca. La primera parte la hice en su estilo original y a la segunda parte le di un sentido diferente a la melodía. Gustó tanto que decidí independizar del danzón las dos ultima partes, o sea el tercer trío o montuno. Entonces surgen piezas como La Engañadora (1951), que tienen una introducción, una parte A repetida, B y A, finalizando con una coda en forma de rumba. Casi al principio de empezar a componer, observé los pasos de los bailadores del danzón-mambo. Noté la dificultad de la mayoría de los ritmos sincopados debido a que los pasos de los bailadores se producen a contratiempo, o sea en la segunda y cuarta corchea del compás (2/4). Los bailadores a contratiempo y las melodías en forma de síncopa hacen en extremo difícil la colocación de los pasos con respecto a la música. Empecé a hacer melodías con las que se pudiera bailar sin necesidad del acompañamiento, procurando hacer las menos síncopas posibles. Con ello se desplazo el acento que se produce en la cuarta corchea (2/4) - en el mambo- hacia el primer tiempo - en el Cha-cha-cha. Con melodías casi bailables por si solas y el balance que surge entre melodías a tiempo y contratiempo es que nace el Cha-cha-cha.» (Arteaga) También se ha escrito que este género recibe notable influencia del chotis madrileño. (Helio Orovio)

El estilo le debe mucho a los bailarines, por los cuales el ritmo fue calibrado o validado. En los grandes salones de baile de la popular Habana de los años 50, los bailarines iban a elaborar pasos que coordinen con el nuevo género. Así se creó la figura escobillo, simple y accesible a todos: 1-2, 1-2-3, alternándose de cada lado. El primer título en registrarlo, La Engañadora, fue grabado por América (el grupo al cual pertenecía Jorrín, en aquel entonces), todavía catalogado con la etiqueta mambo-rumba. Es en el Silver Star club de La Habana, bien conocido en aquel tiempo por la abundancia de bailarines, que el género será bautizado con el nombre de cha cha chá. Entonces el suceso es inmediato, en el signo de los excelentes pases rituales y en el corporal movimiento cadencioso de los mamitos del ritmo, la gran masa queda impresionada –al ver estos bailarines- entonces, rápidamente se integra al proceso de popularización y masificación del nuevo ritmo. Lo que Enrique Jorrín componía, según él, no eran sino danzones que su creatividad modificaba. El nombre que todos conocemos nació con ayuda de los bailadores, cuando al inventarse el baile que se acoplaba con el ritmo, se descubrió que los pies marcaban un sonido peculiar al rozar el suelo, precisamente en tres tiempos seguidos, cha - cha - chá, y de ahí, de ese sonido, nació, por onomatopeya, el nombre que despierta en todo el mundo las ganas de mover los pies, el chachachá...Mamá.

En cuanto a La Engañadora, parece ser que, el maestro Jorrín se inspiró en una muchacha que un día pasó ante él y un grupo de hombres que conversaban en la esquina de las calles Infanta y Sitios, en La Habana. Ante el desprecio con que la muchacha les miró, uno de los admiradores le dijo: “Tanto cuento y cuando viene a ver son de goma”. En otra ocasión en que Jorrín se encontraba en el desaparecido salón de bailes situado en la esquina de Prado y Neptuno, entró una muchacha delgadita pero que ostentaba un voluminoso trasero. Una moda artificial muy usual en la época. Enseguida le pasó por la mente la pregunta: “¿Esta será otra engañadora? ¿Usará postizos?” (Varona. A)

Otras fuentes dan como inspiración de “La Engañadora” a Manolo Maylán ―un famoso travesti cubano—. Cuentan las historias que Maylán fue objeto en la ciudad de Miami de un “incidente de confusión” por parte de un ciudadano norteamericano que, cultivado por sus “virtudes femeninas”, le propuso matrimonio. Al enterarse de la verdad, el confundido pretendiente la quiso emprender a tiros contra Maylán... Simplemente se trataba de “un hombre confundido”, manifestó Maylán ante preguntas de los periodistas de la prensa habanera que recogieron el incidente como “un drama pasional”. (Varona. A)

A partir de 1953, Jorrín compone numerosos cha cha chá y la popularidad del nuevo estilo gana primero en toda la isla, después en los otros países. El Alardoso, El Túnel, Nada para ti, son figuras entre los títulos históricos. Siguiendo el viento del suceso numerosos músicos encajan el paso y contribuyen a la popularidad de la nueva ola: destacándose la Orquesta América, Sensación, Melodías del 40, orquesta de Enrique Jorrín, la Orquesta Aragón dirigida por Orestes Aragón y Neno González entre otros.

Para ese entonces ya en Cuba todas las orquestas y charangas tocan el ritmo de moda, pero se destacó como la mejor en interpretar este género musical la Orquesta Aragón, fundada en Cienfuegos en 1939 por Orestes Aragón, y a la que un año después la integra el violinista, cantante, compositor y arreglista Rafael Lay, pasando a ser en 1945 su director por la enfermedad de Orestes. Eran famosos en toda la provincia de Las Villas por la forma de interpretar los Danzones y Danzonetes, y al incluir en su repertorio el Chachachá logran todo su esplendor, porque lo hacían como nadie, y es que en la Orquesta Aragón todos son maestros de sus instrumentos, y las voces acopladas de Lay, Felo Bacallao y Pepe Olmo «el Chino», son idóneas para narrar las nuevas letras. De esta Orquesta surge el Cha chá chá «El Bodeguero», que compuso su flautista Richard Egües, y que Nat King Cole en 1955 cantó para internacionalizar el ritmo.(M. Argelina)

 

Enriqe Jorrin con el violín en sus manos y detrás del pianista

En Radio Cadena Azul. La Haban - Cuba

 

En primer plano Enrique Jorrin

Después de varios éxitos y reedición  de sus composiciones, Ninon Mondejar nombró a Enrique Jorrín como el director musical de la orquesta.  Todo parecía ir sobre rueda, hasta que en 1954 se presentó un desacuerdo entre Jorrín y Mondejar en cuanto a quien debía recibir los créditos de la orquesta (también discutían probablemente derechos) por la creación y la introducción del cha cha cha, surgiendo un desacuerdo intenso.  La tensión entre ellos aumentó hasta el punto que se convirtió en algo personal y, alrededor de agosto de ese mismo año, Jorrín salió de la Orquesta. 

Él creó  su propio grupo con los cantantes Jesús Jorrín (su hermano) y Yeyo Estrada, también incluyó al maestro de la flauta y compositor de La Orquesta Almendra Miguel O'Farrill; a Orlando Mantecon en piano; a Mario Papaíto Muñoz en congas y otros, después partió hacia México.

En México ―o su etapa mexicana—Jorrín firmó un contrato con la casa mexicana de la legendaria RCA Víctor, quien estaba bajo la dirección del igualmente famoso Mariano Rivera Conde. Luego de arrancar con piso firme en México, viajaría de manera regular entre Ciudad de México y La Habana.

 

En 1955 Jorrín regresó a La Habana donde volvió a reestructurar su Orquesta y la amplió agregándole de manera sin precedente un par de trompetas, también realzó la sesión de cuerdas con una viola y un cello. Reclutó al cantante y compositor Rudy Calzado, quien era cantante líder de Fajardo y sus Estrellas, a Beny More y al cantante y líder del coro del Conjunto Casino Fernando Álvarez, a quien usó solo para las grabaciones (en 1950, Calzado se traslada a La Habana, donde comenzó a cantar con la Orquesta de Fajardo en el popular Cabaret Montmartre y en 1955, fue reclutado por Enrique Jorrín, en el mismo lugar). Con esta orquesta restaurada, Jorrín regresó a México, sin embargo Fernando Álvarez, no lo acompañó.

México adoptó el chachachá de muy buen talante, como lo había hecho anteriormente con otras manifestaciones musicales provenientes de Cuba; recuérdese la importancia del puerto Veracruz, donde aún se baila Danzón, Mambo y Cha cha cha a la perfección de los danzantes habaneros.

Los bailadores de los años cincuenta estaban quizá a la espera de un ritmo más pausado después de haber disfrutado de las acrobacias coreográficas del mambo. Como el mismo Enrique Jorrín, su creador, lo describía, el chachachá es un baile intermedio, ni muy despacio, ni muy rápido, lo que permitió al ciudadano común desplegar, sin prejuicios, sus normalmente limitadas capacidades dancísticas y al mismo tiempo disfrutar de la música.

En México, reclutó a otro cantante Elizardo Aroche, quien era corista de la Orquesta América de Ninon Mondejar, de esta manera el grupo quedó compacto. Su permanencia en México desde 1954 a enero de 1959 fue un rotundo éxito. Muchos grabaciones con la RCA son testimonio de su arrollador éxito, puede mencionarse al Ki Ki Ri Ki de Rudy Calzado, El Usurero Del Amor," "Dame Tu Cariño," "Chango," "Dos Amigos," "Imposible Volver Aprenda a Bailar El Cha Cha Cha," "La Blusa Azul," "Espíritu Burlón," "Unión Cienfueguera," "Donde Esta Mi Negra," "Osiris," "Vamos a la Central," “Me Lo Dijo Adela”, "México Te Cantare," "Minuet Cha Cha Cha," "Ritmo Pa Mi,"," "El Campesino," y arregló los boleros Cha, "Vivir Así", etc. Mientras grabó con la RCA, Jorrín agregó un nuevo ritmo a su lista de creaciones, nombrándolo como Ritmo Pa’ Mi y lo grabó para la RCA con el "Espíritu Burlón" de su hermano Miguel. (Quesada)

 

Alrededor de 1958 Enrique Jorrín firmó con la casa de grabación Discos Orfeón y grabó varios éxitos tales como "Barco Camaronero," "La Novia Fea," y una nueva versión de "La Blusa Azul." Él incluso se aventuró a grabar algunos de los viejos temas de la Orquesta América, tales como “Rival”, "Nada Para Ti," "Miñoso Al Bate," "La Engañadora," "Cógele Bien El Compás" Los Santos Me Protegen," "El Papelero," "Amor De Mis Amores," "Sus Picaros Ojos," "En El Mar," "El Jaibero," "Como Usted," "Métete Tete" y la versión de Jorrín del éxito de la Orquesta Aragón en 1955 "Nosotros," para mencionar algunos. En estas grabaciones legendarias que realizó con la casa de Orfeón de México, Enrique usó un trombón para realzar las secciones de viento y ayudar a la trompeta. Pero todas sus buenas intenciones acabaron; en enero de 1959 Enrique Jorrín vuelve a Cuba y, desafortunadamente, una vez allí, en contraste con su partida en 1955 para la Ciudad de México, su Orquesta disminuyó en integrantes. El sonido de la sección de trompetas estaba muy lejos de su etapa mexicana, observándose un vacío bien claro, que afectó a su ya familiar sonido orquestal. Esto al parecer debido a dos razones: la presupuestaria y el de ser receptivo a los malos consejos de los puristas del sonido charanga, por ejemplo los que decían al hablar de una charanga con las trompetas, "la gente aquí no cree en esto" y "Enrique, recuerda estas en Cuba y no en México etc." (Quesada)

 

La Orquesta de Fajardo para 1955

 

Las ideas renovadoras de Jorrín de agregar trompetas en 1955, al tradicional sonido de las orquestas charangas -flauta y sección de cuerdas – produjeron muchas controversias, por lo que él fue criticado y también elogiado. En efecto, cuando oyeron la Orquesta renovada de Jorrín, su fama disminuyó y la demanda comercial a sus toques también decayó. (Quesada)

 

A pesar de este panorama, en 1959, Jorrín grabó un álbum muy acertado para la casa Gema titulado: “La Muerte Llego” donde presenta a los cantantes Regino Tellechea (quién sustituyó a Rudy Calzado) y Orlando Contreras, este último solamente grabó algunas pistas del álbum. Debe recordarse que para aquella época Orlando Contreras había pensado iniciar su carrera como solista, por lo que puede observarse permaneció muy poco tiempo con la Orquesta de Jorrín. Orlando, mejor conocido como bolerista, había salido de la orquesta de Neno González con el propósito de independizarse.

En los años 60 se produce nuevamente una renovación en el lenguaje de las orquestas charangas teniendo como punto de partida la Orquesta de Elio Revé con el ritmo changüí (recuérdese en nuestros tiempos la Orquesta Broadway quien grabó aquella melodía muy recordada “Quien toca la puerta, el ritmo changüí”); en ella se encontraba Juan Formell como bajista y arreglista, desempeñando un papel muy importante con sus orquestaciones y creaciones musicales, contribuyendo con nuevos aportes tímbricos a enriquecer la sonoridad de la orquesta. Formell incorporó la electrónica al formato de guitarra, bajo y violines con sistema de amplificación, se sustituyó el piano por la organeta, la flauta de cinco llaves por la del sistema de madera, y fue incorporada la batería con nuevas combinaciones, así como un tratamiento diferente al bajo y a los violines. Para ese año Enrique grabó muy poco con la excepción de algunos sencillos en 45 RPM los cuales Jorrín mismo financió. Estos sencillos incluyeron “El Tiburón Del Malecón " y "Cha Cha Cha Ranchero". Las canciones tuvieron muy buena aceptación en la radio habanera. No obstante, la carrera de Jorrín como productor o su propio productor fue corta y fracasó. (Arteaga)

En el año de 1961, la crisis emergió y la nueva casa, Maype le grabó un nuevo álbum muy acertado por muchos años, pero, desafortunadamente, no se ha reeditado en formato CD hasta el momento. En opinión de Luis de Quezada, Jorrín debió haber grabado durante este período de manera extensiva y probablemente insistiendo en las secciones de trompetas, donde con toda probabilidad tuvo poco éxito. No obstante la sección de trompetas habría proporcionado el sonido innovador que la gente había oído en sus grabaciones mejicanas, pero en La Habana no se apreció tal innovación a excepción de la Orquesta Aragón, quien le popularizó su ejemplar sonido.(Quesada)

En 1964 realizó con su orquesta una gira por África y Europa. Desarrolló una labor como instrumentista y, se destacó al final de sus años como escritor de comedias musicales, representadas en teatros habaneros. Entre sus composiciones de la primera etapa -danzones- figuran Hilda, Liceo del Pilar, Central Constancia, de su periodo de transición se destacan Unión Cienfueguera, Doña Olga, Silver Star.

 Pero los años 70 fueron otra materia, en 1974 Jorrín organizó una nueva orquesta de charanga, como aquella del 55 de Arsenio Rodríguez, o la Orquesta de los Hermanos Castro, contrató al pianista del cabaret Sans Souci, Rubén González (actualmente goza de fama con el Buena Vista Social Club), Jorrín reinstaló la sección de trompeta que se convirtió en un éxito de inmediato. También en 1974, usó como cantante a Tito Gómez –quien murió hace dos años en La Habana (no confundir con su homólogo boricua, quien cantó con la Sonora Ponceña, Ray Barretto, Tito Valentín y el Grupo Niche).

Todos de inmediato querían tocar Chachachá, tanto adentro como fuera de Cuba, hasta Beny Moré con su Banda Gigante grabó «Celosa» de Juan Bruno Tarraza, con su estilo característico de Mambo-Son-Montuno, la Orquesta Riverside con la voz de Tito Gómez, sacó de Bebo Valdés «El Chachachá en Tropicana» que además de carecer de letra lleva un ritmo mambero. Desde luego que había otras orquestas además de las antes mencionadas que se influenciaron del aire Chachachá como la orquesta de Fajardo; y Abelardo Barroso y la Sensación; Carlos Argentino y la Sonora Matancera, pero son la Orquesta Aragón los principales exportadores del ritmo. Ellos llegaron a convertir famosos danzones como «Tres lindas cubanas» e internacionales sones como «Suavecito» de Ignacio Piñeiro, y el bolero «Nunca» de Guty de Cárdenas, en estupendos arreglos de Chachachá. (M. Argelina)

Importante lo que agrega Fabio Betancur: El abuelo del mambo es Arcaño; los padres, Orestes e Israel López, Arsenio Rodríguez fue el primero en llevarlo a los septetos; René Hemández, el que lo llevó por primera vez a la banda americana. Todo eso es puramente instrumental hasta que Arsenio y Julio Cueva empiezan a incorporar la atmósfera mambista a ciertas expresiones vocales y es Enrique Jorrín el que completa esa evolución del mambo, de la orquesta a las voces, cuando escribe La engañadora, que es el primer mambo danzonero cantado y ese mambo danzonero cantado es lo que hoy conocemos con el nombre del chachachá. ¿Qué hizo pues, Pérez Prado? Llevar el mambo alrededor del mundo y ya es bastante. Creemos que el chachachá fue creado por Enrique Jorrín y no por Julio Gutiérrez ni por Ninón Mondéjar quien no tenía el talento para hacerlo. El chachachá no es sólo un nuevo estilo coral sino un nuevo género. En cuanto al mambo, se hace muy difícil pensar que Pérez Prado sólo lo divulgara por el mundo y no tuviera un papel importante en su creación. Hay quienes sostienen que el mambo se lo dio a conocer a Pérez Prado el músico ciego Arsenio Rodríguez, pero si bien Arsenio con su ritmo diablo hacía mambos en sus montunos, pensamos que el mambo no tuvo un creador único sino una confluencia sonora que creó un fenómeno mambero y Pérez Prado fue su mayor catalizador.

 

La Orquesta América

 

El ritmo del cha chá se difundió por el mundo y lo asimiló las grandes orquestas como: Chico O'Farrill, Pérez Prado, Tito Puente, Charles Aznavour, Rubén Blades, Willie Colón, Mongo Santamaría, Gonzalo Rubalcaba (Mi Gran Pasión), Osmany Paredes y Mendibula, La Fania All Stars, Pupy Lagarreta, La Alegre All Stars, Joe Quijano, Pacheco y su Charanga, La Orquesta Broadway, La Típica Novel, entre otros. Como su hermano más complejo el mambo, dominará los años 50, antes de perder su potencia durante los años 60, dado a la aparición del boogaloo- primer ritmo creado por la primera generación de hijos de puertorriqueños emigrados a la gran manzana y posteriormente al avance de la Salsa.

El maestro Enrique Jorrín murió en diciembre de 1987, pero su herencia se sigue cultivando: por ejemplo las orquestas:Aragón, Sensación, América, Sublime (La Pachanguera de Cuba), Estrellas Cubanas, Ritmo Oriental y Melodías del 40 entre otras. La orquesta que lleva su nombre sigue siendo activa en la escena musical de Cuba.

 

 

 

 

El Dr. Cristóbal Díaz Ayala, uno de los investigadores más notables de la música cubana ha expresado «¡Qué clase de hijo le ha nacido al Danzón! Tiene de él el sentido rítmico y la dulzura criolla...»

 

Notas

 

Radamés Giro. El Danzón, El Mambo y El Chachacha.  http://www.lajiribilla.cu/2001/n16_agosto/474_16.html

 

 Luis de Quesada.  Enrique Jorrin. http://www.descarga.com/cgi-bin/db/archives/Profile71?y2i7APrD;;266

 

Luis de Quesada.Orquesta América.  http://www.descarga.com/cgi-bin/db/archives/Profile72?y2i7APrD;;260

 

El Cha-cha-cha. Por Helio Orovio Diccionario de la Música Cubana, Editorial Letras Cubanas,

Ciudad de La Habana, Cuba, 1981 .

 

ESTAMPAS DE CUBA 

Por. María Argelia Vizcaíno.  Material cedido de manera gentil para esta semblanza

El chachachá

 

Cha cha chá. http://www.comosuena.com/articulos/articuloschachacha.html

 

Arnoldo Varona Prado y Neptuno, La Habana, Cuba  Un homenaje al músico Enrique Jorrín.  “La Engañadora”, cha-cha-chá (Panart 1536)

http://www.letralia.com/ciudad/varona/05.htm

 

 José Arteaga La Música del Caribe, Editorial Voluntad, Actualizado por: Jordi Masó 1997  

 

 Fabio Betancur Alvarez.  Sin clave y bongó no hay son.

 

Herencia Latina