Edy Martínez Y Joe Quijano

Por: Jairo Grijalba Ruiz

Especial para el Homenaje a Joe Quijano

Herencia Latina

Popayán, Colombia

Diciembre  2010.

 

1.   Edy Martínez.

A finales de 1964, y luego de un periplo musical y vital de cuatro años por Antillas Holandesas y Estados Unidos, llegó a la ciudad de Nueva York un jovencito pianista y arreglista colombiano llamado Manuel Eduardo Martínez[1]. Tenía 22 años, 14 de ellos dedicados profesionalmente a la música, desde su más temprana infancia. Aparte del piano, Martínez brillaba de tiempo atrás en el acordeón, el órgano, el sintetizador, y en toda suerte de instrumentos de percusión, ya que se había iniciado en Bogotá como conguero en la orquesta de su padre, así como también conguero y baterista en las orquestas de Alex Tovar[2], Don Américo y Sus Caribes[3], y Pepe Reyes.[4] En el interesante ambiente musical de la Bogotá de 1950, a los 8 años de edad, Edy Martínez, de la mano de sus padres, se aficionó por igual a nuestra maravillosa cultura musical latina, y al Jazz. En casa se escuchaban lo mismo discos de Pacho Galán, Lucho Bermúdez, Noro Morales, Benny Moré y Machito, que discos de Stan Kenton, con Lee Konitz como primer saxo alto, Charlie Parker, Dizzy Gillespie, Duke Ellington o Count Basie.

 

 

 

Edy Martínez como baterista en su adolescencia –al fondo, de anteojos oscuros-, en el Radio Teatro de Emisoras Nuevo Mundo, en Bogotá en la década del cincuenta, con la orquesta de Don Américo y Sus Caribes. Don Américo se alcanza a ver a la izquierda de la imagen, de pie tocando el primer violín. (Fotografía cortesía del Maestro Edy Martínez, fuente: libro inédito “Biografía Del Gran Músico Colombiano Edy Martínez”, por: Jairo Grijalba Ruiz).

 

Martínez hizo sus dos primeras grabaciones, una en 1954 como pianista, con la cantante colombiana Yolima Pérez. Tenía 12 años.[5] Y al año siguiente con el pianista chileno Mario Ahumada, como baterista.[6] Tenía 13 años. También, por esa misma época Martínez interactuó como baterista en presentaciones de televisión, siendo todavía un niño, con la pianista y compositora mexicana Consuelo Velásquez, la autora de temas tan populares como Verdad Amarga y Bésame Mucho, dos de las más grandes joyas de nuestro pentagrama popular.

 

Edy Martínez en 1955 siendo apenas un niño de trece años, a cargo de la batería, acompaña a la famosa pianista y compositora mexicana Consuelo Velásquez, a su paso por Bogotá, durante un show de televisión. (Fotografía, cortesía del Maestro Edy Martínez, fuente: libro inédito “Biografía Del Gran Músico Colombiano Edy Martínez”, por: Jairo Grijalba Ruiz).

 

A finales de 1959 y cuando ya había alcanzado una enorme popularidad y reconocimiento en nuestro medio, y su nombre resonaba por fuera del país, por su talento como baterista y pianista, Edy Martínez entró en contacto con el músico colombiano Hernando Becerra, un pianista y director de orquesta que había trabajado para Machito y para Tito Puente. Becerra tenía una orquesta en Miami, ciudad en la que residía de tiempo atrás. De paso por Bogotá, Becerra se vio gratamente sorprendido por el joven baterista. A comienzos de 1960 Becerra se encontraba en Antillas Holandesas con su quinteto cumpliendo con algunos compromisos profesionales y de un momento a otro se quedó sin su baterista titular. Se comunicó con Edy Martínez y este muy entusiasmado por la oportunidad que se le brindaba de incorporarse al quinteto le solicitó a Becerra que hablara con sus padres para poder salir del país, ya que él aún era menor de edad. Se tramitaron los permisos respectivos y encantado Edy Martínez voló para Aruba. Así empezó la carrera internacional de Edy por fuera de Colombia, ya que años antes en Bogotá Edy ya había alternado con estrellas de otros países.

El 14 de Mayo de 1960 Edy Martínez se residenció en Miami. Tras algún tiempo con Becerra, trabajando como baterista, Edy, decidió dejar en un segundo plano la batería y dedicarse de modo más exclusivo al piano. En palabras del músico colombiano él quería escuchar notas. La batería no se las daba. En Miami durante un breve lapso de tiempo fue pianista del cubano Rubén González, antiguo cantante del Conjunto Niágara en Cuba y de la orquesta de Anselmo Sacasas en Nueva York. González, una figura consagrada, formó un quinteto, cuatro cubanos y Martínez como pianista y se marcharon para Nueva Orléans, la cuna del Jazz, a cumplir un contrato de 14 semanas que se prolongó por dos años y medio. Al año de estar viviendo en Nueva Orléans, Edy mandó a traer a su hermano menor Juan Martínez Bastidas[7], quien despuntaba como percusionista. Juan se hizo cargo del timbal y la batería, y el quinteto se convirtió en sexteto.

El grupo llevó el mensaje de nuestra rica cultura musical latina a la tierra del Jazz, la ciudad del delta, una ciudad musical por excelencia, en la que se abrevaron, además del Jazz, el Blues, el Rhythm And Blues, y el Rock And Roll.

Abrieron un local de música afrocubana llamado el Club Boom Boom Room, que a decir de Martínez[8] fue el primer club latino de Borbon Street, la celebérrima calle de Nueva Orléans que es un hervidero de clubes de Jazz. Allí Edy Martínez completó su formación musical, fogueándose noche tras noche con las más rutilantes figuras de la música de los Estados Unidos, quienes visitaban con asiduidad la urbe del Estado de Louissiana.

De nuevo en Miami, en 1963 y 1964, Edy se incorporó a los grupos de Pupi Campo, como timbalero y conguero, y de Chico Oréfiche como pianista. Estando en esta intensa actividad musical con agrupaciones cubanas, se le presentó a Edy la oportunidad de irse para Nueva York. Dejó a otro colega pianista preparado para Oréfiche y se residenció en La Gran Manzana.

 

Edy Martínez –primero al lado izquierdo, tocando una conga-, en su juventud, durante los primeros años en Estados Unidos, época en la que su actividad musical giró alrededor de Miami y Nueva Orléans, y en la que indistintamente se desempeñó como conguero, timbalero, baterista y pianista, trabajando para el Quinteto del cantante cubano Rubén González, para el grupo del colombiano Hernando Becerra, para la orquesta de Pupi Campo y para Chico Oréfiche, entre otros. (Fotografía cortesía del Maestro Edy Martínez, fuente: libro inédito “Biografía Del Gran Músico Colombiano Edy Martínez”, por: Jairo Grijalba Ruiz).

El primer trabajo musical importante que Edy Martínez hizo en la ciudad de Nueva York fue en un parque del Bronx, como pianista de un escogido de estupendos músicos latinos que lideraba el flautista Louis Barceló[9]. Aquí viene el nexo de Edy con todo el ambiente musical latino neoyorquino. La agrupación, una orquesta muy bien ensayada, según me cuenta Edy, y que tenía un piano estupendo, había sido contratada  por los hermanos de Puerto Rico para rendirle un homenaje musical al entonces candidato a alcalde de Nueva York el señor John Lindsay. Ray Barretto estaba presente en la fiesta y vio a Edy como pianista. Comenzó desde entonces la larga amistad de Edy con Ray. El conguero neoyorquino le abrió a Martínez las puertas del mundo musical.

 

En ese nuevo contexto Edy Martínez trabajó hasta 1969 en una primera etapa, como pianista, arreglista, compositor y director musical de la agrupación de Barretto, llamada Charanga La Moderna. A partir de allí Edy Martínez conoció a Joe Quijano, Charlie Palmieri, Tito Rodríguez, Machito, Tito Puente, Mongo Santamaría, Gato Barbieri, Willie Colón, Eddie Palmieri, Arsenio Rodríguez, Joe Cuba, Chivirico Dávila, Graciela Pérez, Louis Ramírez, Johnny Zamot, Barry Rogers, Pete El Conde Rodríguez, Celia Cruz, Orlando Marín, Angel Canales, Manny Oquendo, Larry Harlow, Dizzy Gillespie, Kako, Rafael Cortijo, Carlos Patato Valdés, Israel López Cachao, Lou Pérez, Ray Mantilla y Vitín Avilés, por citar solamente a algunos de los más connotados personajes de la música latina neoyorquina. Desde entonces Edy ha trabajado con todos ellos, ya sea como compositor, productor, arreglista, director musical o pianista.

Ray

Barretto y su Charanga La Moderna en 1965. Los músicos que grabaron el álbum “El Ray Criollo”. Podemos ver al Maestro Edy Martínez de anteojos -el último de pie, al lado derecho-. En primer plano están Ray Barretto, al centro, y el cantante cubano Willie García, exesposo de La Lupe, al lado derecho. El de la trompeta, que sonríe en la parte posterior de la fotografía es el gran músico cubano Roberto Rodríguez, una de las voces instrumentales más influyentes y significativas de toda la música afrocubana. En la fila posterior, y al lado de Edy, está el formidable timbalero cubano Orestes Vilató, y con el trombón de válvula, al lado izquierdo de Rodríguez el genial Joe Wöhletz. El contrabajista es Carlos Castillo y los violinistas son Mike Dante y Barry Finclair (Fotografía cortesía del señor David Cantrell, de Tucson, Arizona. Fuente: libro inédito: Biografía Del Gran Músico Colombiano Edy Martínez.  por: Jairo Grijalba Ruiz.

Edy Martínez muy jovencito, a comienzos de la década del sesenta, en los Estados Unidos, en compañía de una de las figuras cimeras de la historia del Jaz, el pianista y director de orquesta William Count Basie. (Fotografía cortesía del Maestro Edy Martínez, fuente: libro inédito “Biografía Del Gran Músico Colombiano Edy Martínez”, por: Jairo Grijalba Ruiz). 

Tres grandes de la música del siglo XX, el jazzista John Birks Gillespie (conocido como Dizzy), gestor junto a Charlie Parker del movimiento del Be Bop, que en los años cuarenta sacudió las bases de todo el Jazz, el timbalero y vibrafonista neoyorquino Tito Puente uno de los máximos representantes de la cultura musical latina, y quien llevó su estandarte por el mundo entero, y el pianista, percusionista, arreglista y compositor colombiano Edy Martínez, la figura más representativa de Colombia en el contexto mundial del Jazz y la música popular. Curiosamente, aunque Dizzy fue esencialmente un trompetista, y Tito un timbalero –y vibrafonista-, ambos estudiaron igualmente el piano, y lo tocaban con no poca frecuencia, especialmente para componer y hacer arreglos, pero Gillespie incluso alcanzó a grabar algunos números de Jazz en su larga carrera, en los que se le oye a cargo del piano, en especial en la época en que trabajaba con el saxofonista Charlie Parker. (Fotografía tomada en la ciudad de Nueva York en la década del ochenta, cortesía del Maestro Edy Martínez, fuente: libro inédito “Biografía Del Gran Músico Colombiano Edy Martínez”, por: Jairo Grijalba Ruiz). 

Tres neoyorquinos, dos cubanos y un colombiano conformaban este notable sexteto, conocido como el Latin Percussion Jazz Ensemble, creado por iniciativa del fotógrafo, fabricante de instrumentos de percusión y productor discográfico judío-norteamericano Martin Cohen. Inicialmente fue un quinteto, con Sal Cuevas en el bajo eléctrico en lugar del contrabajista Andy González. Para el verano de 1979, cuando se grabó el álbum “Just Like Magic”, al quinteto se sumaron el trompetista René López y el percusionista Steve Berríos, así como también las cantantes Nancy O´Neill y Jeanette Rodríguez. En la gira por Europa y Japón, hecha ese mismo año, en Bélgica se integró al quinteto el guitarrista y harmonicista Toots Thielemans. El grupo era co-liderado por Tito Puente y Carlos Patato Valdés, pero los celos y tensiones entre estos dos gigantes de la percusión le generaron no pocos problemas a Cohen en especial en las giras por Europa. En la foto vemos que al quinteto se le había sumado a finales de 1979 el violinista cubano Alfredo de la Fe, estrella de la Típica 73, un veterano de muchas orquestas y de decenas de grabaciones importantes en la música latina, y quien jugó un papel protagónico en la renovación del lenguaje improvisativo del violín en el Jazz en general, y no sólo en la música latina. Junto a Puente y a Patato, El Dandy Rodríguez, completaba la sección de percusión de este formidable grupo, en el que Edy Martínez se hacía cargo del piano y los arreglos. Hoy en día el disco “Just Like Magic”, que quedó como testimonio de esta experiencia musical, es un clásico. (Fotografía, publicada por http://www.congahead.com, cortesía del Maestro Edy Martínez, fuente: libro inédito “Biografía Del Gran Músico Colombiano Edy Martínez”, por: Jairo Grijalba Ruiz).

 

Edy Martínez en los tiempos en los que trabajaba con Mongo Santamaría, sonriente –primero de izquierda a derecha-, de pelo largo, bigote y anteojos, departe fraternalmente con el tamborero cubano y dos amigos más en un descanso de la febril actividad artística en la que permanecían de viaje por los Estados Unidos y el mundo. (Fotografía cortesía del Maestro Edy Martínez, fuente: libro inédito “Biografía Del Gran Músico Colombiano Edy Martínez”, por: Jairo Grijalba Ruiz).

 

 

 

El maestro Joe Quijano

 

2.   Joe Quijano.

Vi por pura casualidad a Joe Quijano por primera y única vez, en Diciembre de 1977, durante una Feria de Cali. Yo estaba vinculado a una organización juvenil y me correspondió en suerte participar de un encuentro regional en esa ciudad del suroccidente colombiano. Las calles aledañas al lugar donde se presentaba con su Conjunto Cachana eran un hervidero humano. Predominaba la gente joven, chicas y chicos adolescentes como yo. Muchos habíamos ido a Cali desde diversos lugares del país para el encuentro regional de jóvenes y nos dimos cita en el anfiteatro donde se presentaba. La tarde era espléndida, ni calurosa ni fría, y al atardecer, tras la clausura del evento juvenil, todos nos apresuramos a darnos cita en el concierto. Quijano y su agrupación, con Ray Cruz como cantante[10], alternaban con la famosa Charanga del flautista cubano José Fajardo, conocida como Fajardo Y Sus Estrellas. Esta agrupación venía de Miami, donde residía Fajardo, quien también de vez en cuando se presentaba en los clubes nocturnos de la ciudad de Nueva York, aunque no con la frecuencia de décadas pasadas.

Por aquellos años, finales de la década del setenta, es preciso aclarar, la música de charanga había alcanzado en la ciudad de Nueva York, y en el ámbito latino en general, un segundo auge, posterior al de los años cincuenta y comienzos de los sesenta. Grupos como la Típica Novel, Gilberto Suárez y la Típica Ideal, Pupi Legarreta y su Charanga, la Orquesta Broadway, Lou Pérez, y José Fajardo, entre otros, estaban sonando de nuevo con mucha fuerza, y tocaban tanto su viejo repertorio, como temáticas nuevas de interés para el público más joven.

Joe Quijano, quien tenía una especie de Charanga con trompetas, en la que la flauta sonaba con una tímbrica hedonista por entre la estridencia de los metales, se había colado con habilidad en esa nueva fiebre aparecida en pleno Boom de la Salsa, y remozando viejas melodías con lenguaje contemporáneo estaba sonando muy fuerte en la radio colombiana, en especial en la de Cali y Popayán, con su número La Salsa Se Baila Así, a caballo sobre las armonías de su viejo hit cincuentero La Pachanga Se Baila Así. También tenía pegado La Salsa Se Impone, vocalizado por Ray Cruz, que en Cali le sonó muy convincente a los miles de espectadores de aquel atardecer decembrino y ferial.

La Orquesta Cachana. Foto de Max Salazar

El show lo abrió Fajardo con la ortodoxia de sus violines tocados al unísono en armonización con la típica flauta de madera, que en aquella oportunidad fue magistralmente tocada por aquel genial exponente de la música afrocubana. El número favorito de la fanaticada caleña era Ritmo De Pollos, un Mambo de los cincuentas recibido con mucho entusiasmo por la concurrencia, que no paró de bailar desde aquel instante, contagiada por la cadenciosa música de aquella charanga estelar. Después, tocaron Fajardo Salsa, un número cuyo estribillo decía: “Con Fajardo y Sus Estrellas, la Salsa se baila ahora, con Fajardo y Sus Estrellas, la Salsa se goza ahora”.[11] Enseguida vino La Botija De Abuelito, que despertó igual hilaridad en el público, bailador por excelencia, de la Sultana Del Valle, y ya entrada la noche, Fajardo cerró su aparición con su composición Los Tamalitos De Olga, una experiencia danzable y culinaria al mismo tiempo que la orquesta reiteró hasta el cansancio a pedido del delirante público, que se apretujaba entorno a la tarima.

Al cierre, y con el público ya bien caliente tras la faena danzaria con Fajardo Y Sus Estrellas, le tocó el turno al Conjunto Cachana. Aunque Quijano vivía por aquel entonces más en Puerto Rico, se anunció como procedente de Nueva York. Lo trajo a Colombia un empresario llamado César Agredo, conocido en los ambientes neoyorquinos con el pseudónimo de Larry Landa, un caleño de difícil vida quien terminó sus días hundido en una mazmorra de los Estados Unidos, pagando una condena por diversos delitos relacionados con el trafico de drogas ilícitas y el blanqueo de dinero ilegal. Landa fue un hombre muy activo que trajo a Cali a varios artistas latinos de renombre entre quienes recuerdo a Ismael Rivera con Sus Cachimbos de Nueva York y al inefable Héctor Lavoe, a quien alojó en Cali a finales de 1982 para una hipotética desintoxicación de su adicción a las drogas, que aquí terminó por agravársele.

Solía presentarlo en su propia discoteca, un establecimiento nocturno que llegó a estar de moda, llamado Juan Pachanga, ubicado en un sector popular de Cali denominado Juanchito. Landa, rodeó a Lavoe de su propia orquesta, la Juan Pachanga Charanga, un grupo que lideraba el timbalero Alejandro Longa, conocido en el ambiente como Pichirilo, y quien años después lideró una disidencia del Grupo Niche, llamada Los Niches, surgida hacia 1988. Lavoe, hilvanando un escándalo tras otro, estuvo entre nosotros hasta Enero de 1983, fecha en la que retornó a la ciudad de Nueva York, no curado de sus adicciones pero si con los ojos llenos del paisaje del puerto de Buenaventura, al que solía ir para contemplar los atardeceres del océano Pacífico sentado en solitario fumando marihuana.[12]

Landa quien era representante de artistas en la ciudad de Nueva York, igualmente incursionó en la industria disquera y estuvo regentando una empresa llamada Latin American Records, de la cual era el productor. La empresa se conocía como LAR CORP., y tenía domicilio en el 850 7TH AVENUE, NEW YORK, tal como aparece en las carátulas de algunos discos de agrupaciones sesenteras relanzados en los ochentas y noventas en la ciudad de Nueva York y conocidos en Colombia, como el álbum “Monte Adentro” [FM Records], de Gilberto Y Su Charanga[13], originalmente grabado para Estacy Records, y cuya música fuera editada por NENA MUSIC Co.

Volviendo al show de esa inolvidable jornada de la Feria de Cali, hay que decir que Quijano vino con una estupenda agrupación musical y que gustó mucho su repertorio nuevo, en especial por la voz del cantante Ray Cruz, sin embargo la amable concurrencia, en la que figuraba un grupo representativo de melómanos de la vieja guardia, le solicitaban sus clásicos temas como El Rey Del Amor, Llegó El Dulcerito, Doña Pepa, Tocando En El Ruffo, Yo Soy El Son Cubano, Pachanga En Changa, Pachulín y otros más, todos representativos de aquellas memorables jornadas de la era de la Pachanga, que el artista boricua no tuvo el menor inconveniente en interpretar con la sabrosura de siempre, para complacencia de su numerosa fanaticada. Fue la única vez que lo vi, bien de cerca por cierto, ya que con mi grupo de amigos y amigas, nos habíamos apostado a pocos metros del estrado.

 

[1] Edy Martínez nació en San Juan de Pasto, una pequeña ciudad situada en el sur de Colombia,  junto al volcán Galeras, uno de los más activos de nuestro país, el 7 de Enero de 1942. Hijo de dos músicos, la profesora de canto, guitarra y bandola Rosa Bastidas, y del trombonista y director de orquesta Manuel Martínez Pollit, un  influyente maestro de sangre colombo italiana (con ancestros en Milán). Nota del autor.

 

[2] Músico colombiano de importancia en el desarrollo de nuestra cultura popular nacional, Tovar es el autor del célebre tema Pachito Eché, grabado por Benny Moré en México y por Celia Cruz en Nueva York. Las dos estrellas de la música afrocubana popularizaron internacionalmente este número que hoy en día es patrimonio de nuestra música latina. Nota del autor.

 

[3] Américo Belloto Varoni, violinista y director de orquesta argentino vivió en Colombia en las décadas del cincuenta y el sesenta. Con su orquesta ayudó a popularizar al célebre cantante mendocino Leo Marini, quien dejó con la orquesta de Don Américo y Sus Caribes una importante serie de grabaciones, en especial boleros. Don Américo es el padre del conocido actor de cine y televisión colombiano Miguel Varoni. Nota del autor.

 

[4] Pepe Reyes fue un importante cantante cubano, quien a finales de la década del cincuenta residió en Colombia, en especial en Bogotá. En esta ciudad formó una orquesta tipo Jazz Band, y para ese propósito trajo los arreglos y el repertorio de Cuba. El Maestro Edy Martínez, por entonces un adolescente de 15 o 16 años ganó por concurso la plaza de baterista. Nota del autor.

 

[5] Pérez, Yolima, Sello Vergara, 1954, Recorded In Bogotá, Colombia, Edy Martínez, Guest Pianist (First Recording On Piano). Nota del autor.

 

[6] Ahumada, Mario (Pianist Of Chile), Música Internacional, SV Label, LP - 145, Recorded, Bogotá Colombia, 1955, Edy Martínez, Guest Drummer. Nota del autor.

 

[7] Juan Martínez Bastidas, quien lamentablemente falleció en la ciudad de Nueva York en 1997, fue durante cinco años timbalero de la orquesta de Tito Rodríguez, el mítico cantor boricua. Juan Martínez y Nelson Pinedo, han sido los dos únicos colombianos que integraron la mencionada orquesta. Con Tito Rodríguez, Juan Martínez participó en la grabación del álbum de boleros “Tito En El Escenario”. Nota del autor.

 

[8] Edy Martínez narra estos acontecimientos en una entrevista de televisión hecha en el Jazz Club Studio 54 de Bogotá por los colegas Angel Duque y Manuel Rodríguez el 2 de Octubre del año 2008. [Cortesía de Angel Duque]. Nota del autor.

 

[9] Louis Barceló fue flautista de la agrupación de Joe Quijano, conocida como Conjunto Cachana. Nota del autor.

[10] Los mayores le reclamaban a la organización del concierto por qué no había venido el cantante Paquito Guzmán. Nota del autor.

[11] Con este número José Fajardo hacía un esfuerzo parecido al de Joe Quijano por incursionar en el lenguaje de la Salsa, un lenguaje que no les pertenecía ni al que ellos pertenecían [al menos como protagonistas de primera mano], puesto que venían de la Pachanga, el Mambo, el Danzón, la Guaracha y el Cha, cha,chá. Sin embargo, en su afán por no quedarse por fuera del circuito comercial del llamado fenómeno de la Salsa, hacían este tipo de concesiones. Aunque a la Salsa no la podemos considerar como un género, no se puede sin embargo descartar que fue y ha sido un fenómeno musical-comercial que desde Nueva York y La Habana se irradió hacia el mundo y creó una cultura con su propio código de significados y un rico lenguaje tanto verbal como danzario y gráfico. Nota del autor.

[12] Ver al respecto el magnífico artículo del periodista colombiano Hugo García Segura, publicado por El Espectador de Bogotá el 1° de Octubre del 2006: “En El Nombre De Lavoe… A Los Sesenta Años De Su Nacimiento. ‘El Cantante De Los Cantantes’ Se Enamoró De Cali Y Vivió En Ella Entre Octubre Del 82 Y Enero Del 83. Homenaje”. Nota del autor.

 

[13] Gilberto Cruz, pianista originario de Ponce, Puerto Rico, quien tuvo en su agrupación como cantante a Nacho Sanabria, un destacado intérprete boricua oriundo de Cataño, y quien ha gozado de enorme aceptación en Cali, incluso hasta años muy recientes. Nota del autor

 

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