Escrito por Fernando-Navarro

 

El arrebato blues de Billie Holiday

 

Nos detenemos en la sección «Parada para repostar». La Ruta Norteamericana tiene el placer de recuperar la voz de la deliciosa y mágica Billie Holiday con un magnífico texto de Toni Castarnado, redactor de Ruta 66 y Mondosonoro, entre otros medios. El gran Toni se detuvo en una librería y dio con un tesoro. Luego, pone palabras a una música arrebatadora para todos nosotros.

Una tarde de verano. El calor aprieta, el sol aún brilla y la sonrisa de algunas personas también luce resplandecientes. Un paseo por el centro de la ciudad, la inevitable compra de unos discos que me van a alegrar el tramo final de las vacaciones, sumado al habitual y posterior arrepentimiento por haberme comprado más discos de los que son necesarios, aunque es verdad que nunca son suficientes: siempre queremos más tratándose de música. Por si no tenía bastante con mis recientes adquisiciones, entro en una de mis librerías favoritas en Barcelona. ¡Sorpresa! En una de las numerosas estanterías me espera algo con lo que no cuento, la edición especial por el cincuenta aniversario de la muerte de Billie Holiday del libro Lady Sings The Blues. Y claro, el libro también cae en mis manos. Y éste va con lazo, ideal para decorar una edición sencilla pero elegante, con nuevas fotos algunas inéditas, un diseño a la altura y su discografía revisada con mimo.

Salgo de ese bendito lugar con mi copia empaquetada, e inmediatamente reparo en un detalle: el año pasado, un 17 de Julio de 2009, el día en que se cumplían cincuenta años del día de su muerte, no puede leer ni oír una sola referencia a esa efeméride en ningún sitio, ni en prensa escrita, tampoco en informativos, y ni tan siquiera en revistas de música especializadas. Un olvido por parte de todos que desde esta Ruta Norteamericana vamos a intentar subsanar. Y aprovechando que hemos utilizado la cita de este libro escrito a dos manos entre ella y William Dufty antes del fallecimiento de Billie, recomiendo fervientemente la lectura de ésta obra, una biografía que como todas, no se sabe a ciencia cierta que tanto por ciento había de verdad en lo que contaba, si bien todo parece real. Ella misma reconocía que había detalles que no los tenía muy claros, pero aún y así, el libro es de lectura obligatoria. Una mujer que para personajes de la talla de Patti Smith y Antony Hegarty es la primera punk de la historia: “el punk no nació ni en el CBGB, ni en el Londres del 77; el punk emergió, en parte, gracias a la figura de Billie Holiday”, decía el jefe de The Johnsons.

Lady Day tuvo una infancia que no era precisamente el modelo ideal par una niña como ella, moviéndose con su madre de aquí a allá -su padre que era músico les abandonó cuando ella era un bebé-, de Baltimore a Nueva York, pasando por reformatorios, prostituyéndose siendo aún muy joven, hasta que un día, y ante una situación límite ante la posibilidad de quedarse ella y su madre en la calle, hace una prueba como cantante en un local de Nueva York. Obviamente, la pasa con nota. Billie ya tiene trabajo. A partir de entonces se le abren de par en par las puertas del negocio de la música, girando primero con Artie Shaw, rodeada de blancos, obligada a pintarse la cara de negro en sitios dónde no veían bien que su piel fuese más clara, no tenía más remedio que entrar por la puerta de atrás en las salas donde actuaban, y su casa era el bus en el que recorrían el país, parando a hacer sus necesidades en las cunetas de las carreteras, mientras el resto de músicos si gozaban de ciertas comodidades.

El Café Society de Nueva York y la historia existente tras el poema de Lewis Allen «Strange fruit» en el que se relataban los linchamientos a la comunidad negra, la convierten en un personaje relevante. “Árboles sureños sostienen un extraño fruto, sangre en las hojas y sangre en la raíz, negras nalgas que se balancean bajo la brisa sureña”. Ese fue su tema de mayor impacto, una canción que no quiso registrar Columbia para evitar problemas, después de estar más de una década, de 1933 a 1944, completando un catálogo descomunal junto al saxofonista Lester Young, su mano derecha y una figura paternal para Billie. El sello American Decca sale al rescate de esa grabación, difundiéndola como merecía.

Billie tuvo una vida caótica y desordenada: drogas, arrestos, amores imposibles, periodos en la cárcel…Su mítico concierto en el Carnegie Hall de 1956 tras salir de prisión y a rebufo del éxito del libro, fue todo un acontecimiento en aquel momento. El recitado de estrofas del libro por parte de Gillbert Millstein antes de que ella cante <<Lady Sings The Blues>>, es uno de los momentos más emocionantes de la historia de la música. Ella era cantante de jazz, de blues, una intérprete atemporal y distinta que escapaba a las categorías. En el sello Verve, tras ficharla Norman Granz en la década de los cincuenta, escribe unas cuantas páginas gloriosas con una voz que va mutando, aunque no todo el mundo estaba de acuerdo con el cambio. “Por el amor de Dios, no hagas caso a esos viejos columnistas”, respondía ella.

Una vez cumplió contrato vuelve a Columbia para grabar Lady In Satin. Una grabación tortuosa, una mujer que se olvida las letras de las canciones, que exige a la banda que suene más alto para ocultar su falta de voz, y un arreglista, Ray Ellis, que se las debe ingeniar para no salir perjudicado de la experiencia. Un disco que al final resulta conmovedor, y que es doloroso, tan real como la vida misma. Transcurrido un año desde la edición del disco, Holiday muere en un hospital tras ser arrestada allí mismo por posesión de drogas. Genio y figura hasta la sepultura, su corazón dejó de latir aquel 17 de Julio de 1959, pero aunque ha pasado medio siglo desde entonces, su música sigue igual de viva, todavía vigente y emocionando a cada nota, con cada vocablo. Asunto arreglado.

Texto: Toni Castarnado, redactor de Ruta 66, Mondosonoro y Rock Zone.

 

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