La bomba, la plena y la Fania

Alexis Morales-Cales

Musicólogo

Tomado del periódico El Nuevo Día

San Juan, Puerto Rico

Ismael Rivera cantó bomba, primero con Cortijo y luego como solista. Mon Rivera fue plenero hasta la muerte. Pudieron haber sido refuerzos del catálogo de la Fania, pero Jerry Massucci no era puertorriqueño, ni siquiera latino, como para comprender el agarre de la bomba y la plena. Sin la Fania – y a pesar de la Fania --- la bomba y la plena han sido parte de la salsa. Menos escuchadas en la radio, más bailadas en el barrio. Si usted encasilla la bomba y la plena en nombres como Los Cepeda y Canario, se le hará difícil comprenderlo. Si escucha los discos de Ismael Rivera , primero con Cortijo y luego como solista, sentirá la presencia de la bomba. Mon Rivera fue plenero hasta la muerte. Maelo y Mon pudieron haber sido refuerzos del catálogo de la Fania, pero Jerry Massucci no era puertorriqueño, ni siquiera latino, como para comprender el agarre de la bomba y la plena. No se daba cuenta de que aún entre los gigantes de la Fania esos ritmos tenían presencia. Una presencia que podía notar con tan solo escuchar la canción PRESENCIA en la voz de Justo Betancourt. Si le quitamos el piano y las trompetas a la grabación, estamos oyendo golpes de plena con percusión mayor en lugar de los panderos. En el intermedio instrumental, escuchamos un golpe de bomba cocobalé con un frosting de trompetas y trombones.

Lo mismo sucede con muchos otros éxitos de la salsa gorda en la Fania. La atracción de la salsa estriba precisamente en esa base rítmica. Un dicho popular resume el poder de esa cadencia: “Cuando la bomba ñama, el que no menea una oreja menea una nalga.” Y a continuación los folcloristas que respeto pondrán el grito en el cielo y tal vez le pidan a Jaime [Torres] que revise mis escritos. La división entre plena y bomba no existe. Ambas son parte de un mundo rítmico extenso y complejo creado por los pueblos yoruba con sus tambores parlantes. Bomba y plena no son otra cosa que un sistema de comunicación mediante percusión. El lenguaje yoruba se tradujo a golpes de tambor. Cada golpe es una sílaba o palabra. Así lo han reconocido viejos percusionistas de salsa, como Tito Puente, que han pertenecido a las religiones yorubas, y no creo que sea coincidencia. Y no es casual que los grandes bomberos (intérpretes de bomba, no los que apagan fuegos) siempre han dicho que su música es comunicación entre tambor y bailador. Los pasos de la salsa de barrio corresponden a los golpes de la timba, tal y como en los bailes de bomba. Como El Chévere exige referencias, lo refiero a los libros VOZ FOLCLÓRICA, de Cesáreo Rosa Nieves, y LA MÚSICA FOLCLÓRICA DE PUERTO RICO, del Dr Paquito López Cruz.

Jerry Massucci creía que la salsa que mercadeaba era música estilizada. No sabía que era bomba y plena enriquecida con piano y metales melódicos.

 

Edición de junio-julio de 2009

Herencia Latina