Los significados ocultos de una obra casi maestra

 

 

'A love supreme' conserva intacto su poder de fascinación

 

 

 

 

 

 

 

CHEMA GARCÍA MARTÍNEZ Madrid 16 DIC 2015

 

 

De ser el disco de jazz preferido de los universitarios con ínfulas en la Norteamérica del Flower Power a convertirse en lo que hoy llamaríamos un trending topic entre las audiencias generalistas. 50 años después de su edición, A love supreme conserva intacto su poder de fascinación. “¿Cómo se puede examinar el lío de opciones que es tu vida y convertirlo en una plegaria?, se pregunta el cantante Bono. “Yo no sabía cómo, pero estaba escuchando a alguien que sí lo había conseguido”… en 2002, Ashley Kahn dedicó un grueso volumen al disco: “pocos álbumes”, escribe, “han tenido la influencia y la resonancia de A love supreme”. ¿Exagerado?. Depende de cómo se vea.

 

La escucha desapasionada de la grabación original contenida en John Coltrane/A love supreme: the complete masters, nos revela la grandeza y las flaquezas de una obra hecha para perdurar en la memoria. Por dónde, se admite que A love supreme no es el mejor disco del saxofonista. El propio Coltrane lo definió como “un paso atrás en su carrera”, musicalmente hablando. En última instancia, la leyenda de A love supreme se sustenta en razones tanto musicales como extra musicales, más lo segundo que lo primero. Se habla de “un disco que expresa lo inexpresable” (Kahn). La clave viene sugerida en el poema de acción de gracias que acompaña la edición y constituye la línea argumental de la música. Siguiendo el ejemplo de Miles Davis, en 1957 Coltrane experimentó un despertar espiritual hacia una vida “más rica, más llena y más productiva”. El saxofonista cambió su anterior dieta tóxica por un régimen vegetariano estricto. Descubrió la meditación y, con ella, a Dios; un Dios genérico presumiblemente inspirado por el budismo. A Él está dedicado el disco.

John Coltrane

 

A love supreme: the complete masters incluye la totalidad de lo grabado el 9 de diciembre de 1964. Coltrane toca únicamente el saxo tenor; le acompañan McCoy Tyner, al piano; Jimmy Garrison, al contrabajo; y Elvin Jones, a la batería. Todo cuanto A love supremeen sus cuatro movimientos -Acknowledgement, Resolution,Pursuance, Psalm- puede ofrecer al oyente, parece concentrarse en el tantas veces reproducido mantra central de 4 notas anunciado por el contrabajo de Garrison, al que se suma el líder de la sesión en su única intervención cantada registrada en disco. Meticuloso y obsesivo, Coltrane avanza la idea de una “intensidad” desconocida en el jazz. Sin embargo, llegado el momento, parece frenarse. La forma -el significado- en A love supreme primasobre la expresión espontanea, de ahí que algunos, como Dave Liebman, se sintieran hasta cierto punto decepcionados: “tuvimos que esperar a Ascensionpara volver a encontrarnos con el verdadero Coltrane”.Irónicamente, la misma música que para unos significó la entrada en un universo desconocido y desconcertante, para otros resultaba convencional por demás; algo que, en última instancia, facilitaría la conversión del disco en un objeto fetiche para todos los públicos.

 

Junto a los correspondientes descartes y tomas falsas, The complete masters incluye los 6 únicos cortes que han sobrevivido de la misteriosa segunda sesión de grabación, sucedida al día siguiente, y que se daba por perdida. Se trata de cuatro interpretaciones a sexteto de un mismo tema –Acknowledgement- procedentes de las bobinas que el ingeniero Rudy Van Gelder proporcionó al saxofonista para su uso particular. En su desconcertante variedad, éste material nos proporciona una pista fiable acerca de lo que A love supremehubiera podido ser y no fue por motivos no del todo claros. Ayudado por un segundo saxofonista –Archie Shepp-, el líder parece liberado de su corsé. El conjunto bordea los límites de la libre improvisación.

 

 

 

 

Diez claves para entender a John Coltrane

IKER SEISDEDOS

 

Arranca el año del 47º aniversario de la muerte de John Coltrane ( 17 de julio de 1967) con el legado de su música intacto donde el saxofonista lo dejó; en lo alto de una de las cumbres creativas de la música de siglo XX y cuya influencia trasciende al jazz.

 

- El origen. Ni la familia de clase media de Carolina del Norte en la que nació en 1926; ni el padre, sastre aficionado al ukelele; ni la juventud en Filadelfia tocando tosco rhythm and blues. Nada presagia en sus comienzos el genio que se fraguaba.

 

 

Miles Davis

 

 

Nueva York, 1955. El ingreso en la banda de Miles Davis lo cambió todo; pasó de ser uno de tantos musculosos tenores de hard bop(mezcla de blues y noche en la ciudad) a la inmortalidad junto al trompetista. De su asociación surgieron joyas como Kind of blue (canon de jazz clásico).

- La 'luz'. Coltrane (Trane para los enterados) descubrió en 1957 su propia espiritualidad, una mezcla de catolicismo, panteísmo oriental y conciencia negra. Ésta (y en plan más pedestre, su mujer de entonces, Naima) le ayudaron a superar la adicción a la heroína. Como tras un pacto con el diablo, su música, que partía del jazz modal, estilo que alguien describió "compuesto por retazos de sonido", tomó insólitos bríos.

- Saxo soprano. Hasta entonces, instrumento inusual y algo chillón, Coltrane lo redimió en My Favorite Things (1960), vals simplón deSonrisas y lágrimas que convirtió en la canción más bella que quepa imaginar. Esta época, definida también por su composición Giant Steps(o la progresión de acordes más endiablada del jazz) ha inspirado a generaciones de músicos y hasta un

memorable chiste de Woody Allen, en su filme Alice.

 

- El cuarteto. Entre las bandas que lideró, brilla la magia del grupo de principios de los sesenta junto a McCoy Tyner (piano), Elvin Jones (batería) y Jimmy Garrison (bajo). Pocos entendieron cuando Trane los cambió por los jóvenes músicos su última formación: Pharoah Sanders, Rashied Ali o Alice Coltrane, pianista, esposa y madre de Ravi, saxofonista como su padre.

 

- 'A Love Supreme'. Su obra cumbre. Concebido como una oración, fue saludado como un clásico del jazz el mismo día de 1964 en que se publicó. De gran valía psicotrópica, los hippies lo abrazaron con fervor.

 

- Ascenso. En los últimos años se contagió de la exploración que fue bandera del free jazz. Su disco Ascension, suite libre improvisada de 40 minutos, es clave en el género.

 

- El adiós. Un cáncer de hígado no diagnosticado fue la causa de su muerte el 17 de julio de 1967. Tenía 40 años. A su funeral acudieron unas mil personas entre músicos, beatnicks iluminados y huérfanosfans.

 

- El culto. En un pequeño local de San Francisco tiene sede la Saint John Coltrane African Orthodox Church, curiosa congregación que se reúne en domingo para rezar al músico como un profeta y oír A love supreme interpretada por un octeto.

- La historia sigue. Su obra, rentable para las compañías, se repone regularmente en las tiendas. Cabe destacar, con todo, tres cajas recién editadas en Universal (The fearless leader, The Miles Davis Quintet Sessions y The house that Trane built). Un buen lugar para empezar a tirar del hilo.

 

 

John Coltrane

 

 

 

 

La vigencia de John Coltrane

 

Hace 47 años murió quien condujo la música a "unos instantes antes de su desintegración"

 

JAVIER DE CAMBRA 

 

El 17 de julio de 1967 moría, en un hospital de Nueva York, John Coltrane. La imprescriptible dedicación a sus instrumentos -el tenor, el soprano, la flauta- y el interés perpetuo por la música universal, la pasión mística de sus últimos años, la dedicación de la causa del amor, el interés por la arquitectura y la pintura no sirvieron para cicatrizar las heridas de un hígado que en años juveniles había recibido drogas y alcohol como casi nadie puede soportar. Según una vieja definición, había conducido la música hasta unos instantes antes de su desintegración. Veinte años después, casi todo Coltrane forma parte del lenguaje básico del músico de jazz de nuestros días.

 

Está entre las virtualidades del jazz el rigor mitológico de sus héroes, los músicos. Prometeos, cuya máxima expresión sería Charlie Parker; olímpicos, a cuya cabeza estaría Coleman Hawkins; apolíneos, liderados por Ellington; dionisos, también todos, encarnados en Armstrong, en Gillespie. John Coltrane sería el héroe de la búsqueda que sólo puede expresarse en la intensidad. Intensidad que, en sus últimos años, avanza en espiral, replegándose sobre sí misma.La búsqueda constante también podría ser la caracterización de otro de los definidores del jazz moderno, Miles Davis, pero allí donde Miles llega cargado de sensata inteligencia, es punto de paso para un Coltrane librado a la energía de la pasión. En su territorio cumplió una vieja consigna del superrealismo embrionario: "Hay pendiente una gran tarea de destrucción". Y la destrucción se hace construcción de nuevos campos expresivos.

John Coltrane empieza en el rhythm and blues su paso por las orquestas de Earl Bostic, Dizzy Gillespie y Jonny Hodges. Miles le llama a su lado, y participa en la fundación del primer gran quinteto.

Capacidades expresivas.

 

Son los años de los elepés Prestige, de Round midnight, de King of blue, obra magna de la improvisación moderna y uno de los momentos más brillantes de la historia discográfica del jazz. Su estancia con Thelonius Monk le lleva a la madurez de la independiencia, y tras algunos éxitos, encuentra el primer afianzamiento con la formación de su cuarteto con McCoy Tyner, Jimmy Garrison y Elvin Jones. Con ellos llega hasta A love supreme, en 1965, y en el mismo año grabaAscension. Hasta el último de sus días prosiguió en la tarea del lanzamiento de las capacidades expresivas. Había cumplido 40 años.Pocos de quienes compartieron la aventura de la atonalidad siguieron en el mismo camino, y hoy ya hemos podido ver bastante héroe del free reentrado en sereno baladista. Pero la música de John Coltrane, el conjunto de su música, está en el centro de la evolución expresiva de los instrumentistas de nuestros días. Es difícil que hoy alguien empuñe un tenor o un soprano sin rendir tributo a John Coltrane.

"Sólo puedo decir que mi vida fue mucho mejor conociéndole", manifestó Coltrane a la muerte de Eric Dolphy. Es algo que, desde luego, también sucede con Coltrane.

 

A quienes no le pudimos ver ni nos aplicamos en las llaves del tenor nos queda su música. Julio Cortázar recomendaba en Noches de vino y de hierbas fumables leer en voz alta los poemas de Pedro Salinas "con The Soft Machine o John Coltrane afelpando el aire de reconcialiación y contacto".

Es el Coltrane de Naima, de In a sentimental mood -con Ellington-, deLush life -con Johnny Hartan-, de Alabama. Tambien está el Coltrane de los solos de Round midnight y Stella by starlight, con Miles, donde se puede encontrar modelo de rigor emotivo. Está Ascension, más para gritar, y está el Coltrane hipnótico del Doctor Jazz, tal como se le llamaba por las capacidades terapéuticas de su música. Y casi en Coltrane se cumple lo que Mariol Brown refirió a Ascension: "Con esta música podrías calentar un apartamento en un día frío de invierno". Así sucede.