Recuento del concierto de Eddie y Charlie Palmieri en el Teatro de la Universidad de Puerto Rico

 

 

 

Pedro Clemente

"Capitol"

 

 

 

 

Por. Israel Sánchez-Coll

Miembro Fundador de Herencia Latina

 

Israel Sánchez-Coll: En un momento cumbre de la música latina, Pedro Clemente, mejor conocido en el ámbito de la música popular como “Capitol”, fue el responsable de presentar a los hermanos Charlie y Eddie Palmieri en aquel histórico  concierto que se llevó a cabo en el Teatro de la Universidad de Puerto Rico.

¿Capitol nos interesaría que nos explicaras cómo fue que usted logró juntar a estos dos monstruos del piano en el principal centro de estudios superiores de Puerto Rico?

 

Pedro Clemente  (“Capitol”): Es importante tener en cuenta que yo vengo de una familia de músicos como Celso Clemente y Papo Clemente, percusionistas, además de Rafael Cortijo, en fin, nuestra familia está relacionada íntimamente con la música. Nosotros siempre hemos sido fanáticos de la música de Eddie Palmieri, y Eddie tenía un conjunto muy rítmico con figuras de la talla de Tommy López, Many Oquendo, Eddy, Ismael Quintana, Cachao, José Rodrígues, entre otros; entonces mantuve la curiosidad de trabajar en cualquier momento con Eddie, no obstante, cuando estoy estudiando en la Universidad de Puerto Rico surge para ese periodo el disco  Vámonos pa’l Monte con Charlie Palmieri en el órgano, me gustó mucho esa fusión de escuchar a Charlie tocar dicho instrumento, la idea resulta ser interesante. Para ese entonces teníamos una organización de estudiantes universitarios de nombre Círculo de Estudiantes Metropolitanos, la organización estaba constituida por estudiantes de diversas universidades del país. Nos reuníamos en el Centro de Estudiantes para promover eventos de tipo cultural y con los fondos obtenidos de estos eventos, los distribuyamos entre los miembros del Círculo para poder pagar nuestros estudios y comprar los libros que exigían nuestras carreras universitarias. Para aquel entonces el Departamento de Actividades Culturales de la Universidad de Puerto Rico programaba eventos donde se destacaban entre otras actividades del teatro, la música clásica, las óperas, las zarzuelas, pero la música popular como la bomba, la plena, la música jíbara, la salsa, estaban excluidas, no eran parte de su actividad cultural.  A mí y los demás muchachos se nos ocurre reunirnos con la decana del Centro de Estudiantes, la Dra. Elsa Castro, fuimos y la visitamos.  Ella muy gentilmente nos recibe en su oficina y allí le planteamos la problemática de que en el programa de actividades culturales muy a pesar de que los estudiantes pagábamos a la universidad una cuota para desarrollar dichas actividades no había una programación donde se incluía nuestra música.  Entonces ella nos indica: «Ustedes van a ayudar a programar la música del Centro de Estudiante y cuenten con mi respaldo». 

 

Empezamos a programar todos los viernes bailes de salsa y la presentación de las bandas más populares de música típica de Puerto Rico. Presentamos a Roberto Roena,  El Gran Combo, Pacheco, Willie Colón, Cortijo y todo lo que estaba pasando en la salsa.  Resulta que un día me reúno con la Dra. Elsa Castro y le digo: «Dra. Castro necesito el Teatro de la Universidad —en el Teatro nunca se había presentado una orquesta de salsa ni tampoco se había programado un espectáculo de música popular».  Ella me responde: «¿Para cuándo lo necesitas?» Entonces yo le planteo: «Doctora yo quiero traer a Eddie Palmieri».  Enseguida me responde: «¿Eddie Palmieri?»  Para sorpresa nuestra, la señora Elsa era una persona que gustaba de la salsa y de la música popular y enseguida nos dio el permiso.

 

Fuimos a Nueva York y allí nos encontramos con Ismael Rivera y unas amistades de nosotros en el Cheetah. Entonces yo le digo a Ismael que estaba buscando a Eddie Palmieri, él me dice: «Pero si él está aquí, vengan y se los presento».  Primero me presenta a la persona que estaba manejando a Palmieri, en aquel entonces era Avelino Pozo un cubano y a Eddie Palmieri.  Hablamos con Avelino y Eddie Palmieri de la necesidad de presentarlo en Puerto Rico en el Teatro de la Universidad. A Palmieri le gustó la idea. Me dijo: «Contra, yo quiero tocar en el Teatro de la Universidad, eso para mí es un honor, es un privilegio». En medio del entusiasmo le soltamos otra propuesta a quemarropa: «Sabes qué, nosotros también queremos a Charlie en el órgano», él sin reponerse, sólo logró responder: «Qué, qué, deja que se lo diga a Charlie».

 

Entonces así fue la negociación.  Nos reunimos después Pozo, Eddie y yo y planificamos una gira de Eddie Palmieri para Puerto Rico.  Organizamos la presentación y da la casualidad que en Teatro de la Universidad había un órgano que había costado para aquel entonces 60,000 dólares —estamos hablando de abril de 1971—, y ese órgano precisamente era para el Coro de la universidad y la Sinfónica de Puerto Rico que tenían un concierto dos semanas después de la presentación de Eddie, era como para mayo.  Los oficiales del teatro no querían prestar el órgano y nosotros recurrimos a la Dra. Castro, que una vez más dijo: «No, no, Charlie Palmieri es quien lo va tocar yo no tengo ninguna objeción en que lo ejecute. Para mí es un honor que Charlie Palmieri lo pruebe para ver si está bueno». [RISAS]

 

Se empieza la venta de boletos y fue un lleno total a capacidad, e incluso había una serie de celebridades: estaba Orlando Cepeda, Roberto Roena, Aníbal Vázquez —quien fungió de maestro de ceremonias. E inclusive fue la primera vez que Aníbal se prueba como maestro de ceremonias—, entre otros y nada, así arrancó la cosa.

 

Israel: Se ha comentado que ese concierto fue grabado de una manera muy limitada, se habla incluso, de que fue grabado con una grabadora muy primaria que había sido traída de la guerra de Vietnam. Nos puedes explicar la veracidad de esta información.

 

Capitol: Históricamente el grupo de estudiantes que conformamos el Círculo de Estudiantes Metropolitanos fuimos jóvenes que habíamos participado en la absurda guerra de Vietnam, en otras palabras, habíamos coincidido en el ejército norteamericano cuando nos reclutaron para esa experiencia —un poco traumática. Una vez finaliza nuestro servicio activo, nos volvimos a encontrar por cosas de la vida en la universidad, entonces el compañero Fernando Benítez y Amaury Hernández —quien actualmente es doctor en medicina del Centro Médico— habían traído de Vietnam una grabadora de dos canales con la cual ellos escuchaban música.  Nuestro grupo iba a la casa del Dr. Hernández a reunirnos y a escuchar música en dicha grabadora —no hay que quitarle los méritos a ese equipo pero tenía bastante fidelidad, además debo de confesar que aún se conserva—, cuando llega el día del concierto Amaury Hernández me comentó: «Pedro este es un acontecimiento histórico que debemos de grabar. ¿Cómo te parece la idea?».  Yo le respondo: «Oyé verdad, es muy buena idea, yo la secundo».

 

Salimos de Río Piedras hacia Bayamón, que era el lugar donde estaba la casa de Amaury a buscar la grabadora. Llegamos a su casa y tomamos la grabadora, regresamos esa mañana bien temprano a la universidad y fuimos directamente al Teatro, ya había llegado Charlie Palmieri, Andy González y otros músicos, pero Eddie no había llegado.   Chalie estaba tocando el órgano y yo le pregunté: «¿Charlie te gusta?»  Y él un poco concentrado me dice: «Uf, esto es una maravilla».  Salimos a preparar el escenario, entonces Amaury, Andy y yo comenzamos a preguntarnos cómo íbamos a grabar el concierto.  Andy me dice: «¿Capitol, cuántos micrófonos tiene la grabadora?».  La grabadora tenía como seis micrófonos pequeños, entonces esos seis micrófonos los distribuimos entre la percusión, voces, los metales, el piano y el órgano, inclusive se nos ocurrió colocar a Charlie en un extremo y a Eddie en el otro, y la banda en el medio, de tal manera que ambos quedaran uno al frente del otro y se miraran frente a frente. Gracias a la acústica del teatro nos permitió recoger de una manera aceptable, buena,  lo que ocurrió allí.

 

 

 

 

 

Diseño artístico del álbum Ely Besalel

Cortesía de David Cantrell

 

 

Israel: ¿Tengo también entendido que usted le comunicó a Eddie Palmieri que había logrado grabar el concierto y todos los pormenores del mismo?

 

Capitol: Al otro día llega Amaury a la universidad y nuestro grupo está sentado en el Centro de Estudiantes, Amaury se acerca a nosotros y me dice: «Pedro, hermano, la grabación quedó espectacular, se recogió muy bien el concierto, está brutal». Fuimos a escucharla pero a la vez buscamos a Andy González y a José Rodrígues, todos nos fuimos a Bayamón a casa de Amaury a escuchar la grabación. Empezamos a escucharla y en la medio de la trayectoria de la grabación, el Sr. José me dice: «Capitol, habla con Eddie porque a mí me parece que eso se puede transferir a un LP, se puede hacer un disco de eso, esta bien bueno, que chévere esa grabadora recogió todo».  Andy y José empiezan hacer comentarios acerca de la grabación, entonces Andy nos dice: «Yo creo que es verdad, vamos a hablar con Eddie, vamos llevarnos todo esto para donde está Eddie para que lo escuche». 

 

Nos llevamos la grabadora y la cinta, a donde se estaba quedando Eddie.  Él estaba en la playa, al llegar le colocamos el concierto para que lo escuchara y para sorpresa de nosotros se emocionó y dijo: «No, no, no puede ser, de verdad. Esto está cabrón, la banda tocó encendida carajo, se botó. . .».  Su emoción fue tal que comenzó a hablar malo,  me abrazó, me dio un beso, saltó y se puso muy contento, y entonces me dijo: «Te lo prometo con esto vamos hacer un disco. Préstamela para seguir escuchándola». Para sorpresa nuestra Eddie estuvo dos días encerrado escuchando la cinta, nosotros íbamos a buscarlo y estaba  encerrado escuchando muy atento todo el concierto, desde afuera se escuchaba la música y él murmurando.  Algunos días después nos llamó y nos dijo que le enviáramos la cinta para hacerle una copia y nos dijo que el disco se iba a grabar con la casa Coco Records de Harvey Averne.

 

El disco salió y recuerdo que me llamaron aquí en Puerto Rico, para avisarme del suceso.  En ese entonces yo estaba dialogando con Cal Tjader, porque teníamos unos eventos programados con él para que tocara en algunas pueblos de Puerto Rico, en efecto, estábamos haciendo anuncios  del evento en un programa radial especializado en música feling que se llamaba: La Hora del Feling y lo dirigía el Sr. Deni Denizar.  Por esas casualidades Denizar ya tenía el disco, se lo habían enviado para que lo programara, entonces él me dice: «Pedro mira lo que tengo aquí, me acabó de llegar es lo último de Palmieri».  Lo que él no se imaginaba era que yo formaba parte de la producción y que fui productor del evento; al parecer no había leído los créditos del álbum, entonces me dice: «Mira esto fue producido en Puerto Rico», cuando empieza a leer los créditos, saltó de la silla sorprendido: «Caramba yo no sabía que tu estabas en los créditos».

 

Cal Tjader toma el disco en sus manos, lo detalla y expresa: «Oye como me gustaría  tocar en el Teatro de la Universidad de Puerto Rico, caramba que privilegio tuvo Eddie».  Pusimos el disco toda la noche.  Llamé al encargado de distribuir los álbumes de Coco Records para que nos enviara copias de promoción.  Con el tiempo el álbum se ha convertido en una pieza de coleccionistas.

 

Israel: Capitol si recuerdas, Eddie Palmieri había tocado para una audiencia de presidiarios como lo fue en la Cárcel de Sing Sing.  Pero aquí estaba tocando para una audiencia más intelectualizada y políticamente más comprometida, recuerda que para los setentas la protesta estaba en ebullición en toda la América Latina.

 

Capitol: Sí, sí. Para ese tiempo Palmieri estaba imbuido en una “nota” de tocarles a los presos, los estudiantes, era la onda después de la guerra de Vietnam, cuando se le cantaba a las cuestiones sociales, a la droga, a la paz y a la libertad.  Es cierto, él tocó en Sing Sing primero antes que para la Universidad, pero lo importante fue que la calidad de nuestra grabación —con toda la limpieza que se le hizo a la cinta— estaba a la par del álbum de Sing Sing, que entiendo se hizo con equipos más sofisticados y consolas mucho más grandes que las nuestras.  Estas son maravillas que pasan en la vida.

 

Israel: Para 1971, que fue el año en que se llevó a cabo el concierto, al interior de la Universidad de Puerto Rico se estaba dando un proceso social típico del momento, estaba en plena efervescencia las ideas de izquierda y el independentismo militante.

 

Capitol: Bueno, fue cuando más emergieron movimientos de  clara formación de izquierda, se formaron muchos “revoluces” (desórdenes) y se llevaron a cabo protestas académicas, de hecho se lograron también muchas reivindicaciones.  Por ejemplo, el caso de nosotros que logramos romper el cerco en que se tenía a la música popular en las actuaciones en el teatro, fue una ganancia para nuestra cultura y un declive para las elites. Había muchos movimientos atractivos, el socialismo, el de la independencia y el de la defensa de Cuba.

 

 

El Presidente de la Asociación de Profesores Universitario Arcadio Díaz Quiñónez se dirige a los profesores y estudiantes de la Universidad de Puerto Rico, frente a Estudios Generales, para el 25 de mayo de 1971.  Fotografía de William Rivero. 

Periódico El Mundo de Puerto Rico. San Juan, Puerto Rico.

 

 

Israel: ¿Cómo podías describir la manera de ser y de tocar de Charlie con respecto a su hermano Eddie en esa presentación?

 

Capitol: Chalie Palmieri fue un señor muy serio, yo en particular nunca lo vi bebiendo, ni metido en cosas nebulosas, ni fumando marihuana, ni nada por el estilo, sobretodo que Nueva York para esos años era un Disney Word del libertinaje.  El que no tomaba el camino de la marihuana, se especializaba en cosas más agresivas para la salud.  Era la época de la sicodélica, de la drogas. Pero hablando de Charlie, fue una persona muy comunicativa, muy jovial, muy alegre,  siempre estaba haciendo chistes. En efecto, para las horas previas a la presentación, nosotros estábamos en el estrado con ambos hermanos y Charlie estaba haciendo chistes de todo el mundo: de Pacheco, de Yomo Toro, del otro, en fin, era una persona muy jocosa, eso si hay que admitirlo, de un conocimiento musical increíble, bien profundo, de una formación bien sólida.

 

Israel: En cuanto a los otros integrantes de la orquesta de Eddie Palmieri, ¿qué puedes destacar?

 

Capitol: Andy González junto con Amaury —nuestro compañero del Círculo—  fueron los encargados de colocar estratégicamente los micrófonos.  Él fue quien pudo percibir como debían colocarse los instrumentos para que recogieran un sonido de calidad, cuando él estaba practicando con su bajo, notó que la acústica del Teatro era de excelente calidad.  

 

Israel: De los temas que se tocaron: Vamos pa’l Monte, Muñeca, Un Cachito pa’ Huele, Libertad Lógica, Bilongo, La Malanga, entre otros,  ¿cuál fue el que más impactó al público?

 

Capitol: Mira, por lo general todos.  Pero Vamos pa’l Monte tuvo mayor receptividad porque fue un tema que se promocionó mucho por la radio cuando lo sacó Palmieri. Además que allí hay varios solos en las teclas, el de Eddie y el de Charlie.  Precisamente como te lo advertí con antelación, nosotros habíamos traído a ambos por ese número, pero ese número fue impactante, e inclusive The Mood Scene causó una sensación brutal porque se desarrolló a manera de improvisación y se dio bajo una dramatización apropiada para el momento ya que se apagaron las luces del teatro, pusimos a Eddie solo en el piano; después que él realizó sus cosas en el piano se unió Charlie, Andy, José, Chocolate, Chucky López. Fue una cosa muy bonita, entonces Ronnie Cuber el sax soprano —un jazzista muy famoso—,  hizo un solo espectacular y yo creo que el comportamiento de la gente fue ejemplar. Si escuchas el disco notarás que la gente aplaude cuando tiene que aplaudir y pasa hacer silencio cuando la pieza se lo exigía.  En todo momento el público permaneció en silencio, máxime en un concierto de música popular como lo es la salsa,   es bien difícil, el público universitario estaba atento de la música.  Charlie en Vámonos pa’l Monte simula como si estuviera ocurriendo un tapón (una obstrucción) en el tránsito, con bocinas y unas sirenas, tu lo sientes si escuchas atento los efectos que realiza Charlie en el órgano, una cosa magistral, en particular para mí Vámonos pa’l Monte fue el tema que me impactó.

 

Israel: ¿El concierto fue filmado por el Departamento de Actividades Culturales de la Universidad de Puerto Rico?

 

Capitol: No fue filmado. Sólo fue grabado.

 

Israel: ¿Usted conoce si alguna otra persona lo grabó?

 

Capitol: Por el lado de la Universidad para aquel tiempo no tenía grandes recursos ni equipos audiovisuales.  No conozco noticia alguna que otra persona o estudiante del Recinto lo haya filmado.  Sí tenemos fotos pero no sé dónde están; he tratado de contactar al Dr. Maury pero al parecer se encuentra de vacaciones fuera de Puerto Rico.

 

Israel: ¿Por cuánto tiempo usted se mantuvo presentando este tipo de espectáculos en la Universidad de Puerto Rico?

 

Capitol: Después de esa experiencia estuvimos por dos años presentando artistas de calidad e importancia. Hay una grabación de la orquesta de Ricardo Ray en vivo cuando él formó el grupo con músicos totalmente puertorriqueños y otra de la orquesta de Tito Puente en vivo con Meñique y Santitos Colón, cuando salió con el tema Para las Niñas y para las Señoras.  Tenemos estas grabaciones pero nunca se han publicado o sacado al mercado.

 

Israel: ¿Qué factores han impedido que se publique?

 

Capitol: Primero que nada con el álbum de Eddie Palmieri se me hizo un poco difícil cobrar lo que nos correspondía a nosotros. Con esa mala experiencia decidimos no entrar en negocio con nadie, ni entrar en el negocio de la discografía.  Nosotros por lo regular nos enterábamos de los percances que sufrían los músicos con las  casas disqueras.  Cuando se lo ofrecimos a la Organización Fania ellos nos querían pagar una cantidad ínfima la cual no aceptamos.

 

Israel: ¿Entonces usted tiene actualmente las cintas originales de esos eventos?

 

Capitol: Sí, yo las tengo.

 

Israel: ¿Y se conserva la buena calidad de las mismas como también el sonido?

 

Capitol: Bien chévere. Si hay una buena propuesta yo las cedo, pero como está ahora el negocio de la música yo no me arriesgo a una mala negociación.

 

Israel: ¿Cuántos son los concierto que usted tiene grabado?

 

Capitol: Son tres.  ¡Ahh!, se me olvidaba, en la grabación que se hizo de la presentación de la orquesta de Tito Puente también esta la orquesta La Flamboyán de Frankie Dante.

 

Israel: ¡Madre mía qué es eso!

 

Capitol: [Risas]

 

Israel: ¿Ustedes trajeron a la orquesta La Flamboyán para acompañar a la orquesta de Tito Puente?

 

Capitol: No, el Sr. Fernando López intervino como especie de empresario ya que por intermedio de él contratamos a Frankie Dante, y Dante fue quien comenzó el concierto de Tito Puente en el Teatro de la Universidad de Puerto Rico. Para ese momento Dante tenía pegado el tema Frankie Dante pa’ Presidente.

 

Israel: Para el mes de septiembre se cumple el vigésimo aniversario de la muerte de Charlie, ¿qué puede usted expresar como amigo y como músico en cuanto a la grandeza de este personaje de raíces puertorriqueñas?

 

Capitol: Como amigo y como músico reconozco que la aportación de Charlie a la música latina, incluyendo al jazz, es inmensa. Siempre escuché de la boca de muchos músicos —cuando él estaba vivo— que siempre que se dirigían a él lo llamaban maestro.  Charlie fue ante todo eso, un maestro de muchos músicos en Nueva York, por otro lado, su aspecto jocoso y bonachón lo hacía asequible a cualquier persona; en efecto, él siempre le respondía cualquier pregunta a quien se la hiciera o requiriera y lo hacia de forma sustanciosa. Lo vi compartir con su padre y la afinidad era estupenda, se reflejaba mucho amor entre ellos. 

 

Charlie estuvo mucho tiempo en Puerto Rico, el se vino a vivir aquí, tocaba en el Hotel la Concha y en el The Cat, que era un negocio de jazz que estaba al frente del hotel en mención.  Yo iba allí con Rafel Cortijo y a veces con Ismael Rivera a verlo; tenía un “trabuquito” bien bueno.  Estaba entre otros el maestro Jesús Caunedo.

 

Aquí pegó mucho su Charanga La Duboney, fue una sensación. Pero las charangas fueron una moda así como el boogaloo, que una vez pasa la ola como que desaparecen, le pasó a Pete Rodríguez y a muchos otros. A mí me parece que su hermano cuando modificó su Charanga y le realizó unos cambios como que la gente le puso más atención a la propuesta de Eddie. Pero siempre fue muy querido en Puerto Rico. Cuando se presentaba aquí, de hecho a todos sus conciertos y presentaciones le asistía mucho público. Eddie Palmieri como que fue más popular. Eddie era más, rebelde, más de la calle, era un “títere intelectual, una especie de soñador o de filósofo”.

 

Israel: Ya que te referiste que en el concierto de Tito Puente también presentaste a la orquesta La Flamboyán, para el de los hermanos Palmieri, ¿presentaste a otra agrupación u orquesta para que los acompañara?

 

Capitol: El espectáculo que se presentó fue con ellos solos, no hubo ninguna orquesta que los acompañara.

 

Israel: ¿En la actualidad qué hace Capitol?

 

Capitol: Después de las grandes y agotadoras actividades que desarrollamos con la música popular, que hoy llaman salsa, en la Universidad y en otros lugares de la isla, además de muchos bailes que organizamos,  comenzamos a plantearnos la necesidad de recuperar el legado de nuestra música folclórica, como lo son la bomba, la plena, la música campesina, entre muchas otras.  Notamos que personas como Rafael Cortijo se habían distanciado de estos ritmos folclóricos para desarrollarse en la música bailable la cual le estaba generando una mayor actividad económica. Fuimos y visitamos a Rafael y le preguntamos: « ¿Rafa, que está pasando con la bomba y la plena?» a lo que él nos contestó: «Nuestros ritmos folclóricos no están recibiendo el apoyo esperado de la radio».  Nuestra respuesta fue: «Bueno hay que ponernos hacer algo».  Rafa sonrío  y nos dijo: «Cuenten conmigo». 

 

Nos fuimos a casa y nos pusimos a planificar. A través de nuestro maestro de historia, el profesor Ricardo Alegría —quien hoy dirige el Instituto Caribeño de Estudios Avanzados y para ese momento era el Presidente del Instituto de Cultura Puertorriqueña—, le planteamos la situación en que se encontraba nuestra música folclórica y él nos comentó de lo os planes que se estaban trazando el Instituto, entre otros generar concursos de bomba y plena por todos los pueblos de la isla, principalmente en Loíza, Ponce y Mayagüez, pueblos que históricamente mantienen las raíces de estos ritmos; no obstante, el maestro se quejaba que la respuesta de la asistencia del público a los eventos era contrario a la que el Instituto había esperado.  Entonces, le planteamos llevar a cabo un trabajo de investigación.  En resumen, desde ese momento llevamos a cabo un Festival de Bomba y Plena en Piñones y por más de treinta y cinco años lo hacemos por toda la isla. Logramos que se conformaran agrupaciones de la talla de: el Quinto Olivo, los Pleneros de la 23, los Hermanos Ayala, entre otros. 

 

Por otro lado, yo organicé con la estación de radio Z-93 el Festival del Veranazo el cual se realizaba para los meses de junio y julio y allí logramos presentar grupos de bomba, plena y salsa.  Todos fueron un éxito.  Luego que venden Z-93, yo me voy con Junior Soto a la emisora Salsoul y organizamos el Verano Salsónico hasta hace tres años que él murió y entonces se necesitó disolver la sociedad con Salsoul.  Tengo un Centro Cultural Ecoturístico en Piñones  y un grupo folclórico que se llama Plenario.

 

Israel: ¿Capitol cuál es su banda favorita de salsa?

 

Capitol: En lo local Roberto Roena y su Apollo Sound, y de Nueva York Eddie Palmieri.

 

Israel: De todos los conciertos que presentó en el Teatro de la Universidad de Puerto Rico, ¿cuál le ha dado más satisfacción?

 

Capitol: El de Eddie y Charlie Palmieri fue un gran concierto.  Luego me llamaron muchas orquestas de salsa para tocar en el Teatro de la Universidad.

 

Israel: Gracias Capitol.

 

 

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